El presidente del Parlament, Roger Torrent, ha considerado que la decisión del Tribunal Supremo de revocar el tercer grado a los nueve condenados por el 'procés' es "pura venganza" por parte de la "cruzada de los enemigos del diálogo", y ha instado al Gobierno a impulsar una amnistía.

El Supremo ha revocado, por considerarlo prematuro, el tercer grado concedido por la Generalitat a los nueve condenados a prisión por el 'procés', quienes tampoco podrán gozar del régimen flexible que les permitía el artículo 100.2 del reglamento penitenciario por no estar conectado con la reinserción.

Los magistrados que juzgaron a los líderes independentistas han dictado nueve autos de contenido similar -uno por preso-, en los que estiman los recursos de la Fiscalía contra el tercer grado y contra la aplicación del artículo 100.2 que se concedió a los presos antes de otorgarles el régimen de semilibertad.

En una declaración ante los medios en el Parlament, Torrent ha respondido con contundencia: "La decisión del TS es venganza. Pura y simple venganza. Una decisión que va en contra de todos los principios del derecho penitenciario solo para mantenerles en prisión, que se carga el criterio de las juntas de tratamiento y los tribunales de vigilancia penitenciaria".

El dirigente republicano ha enmarcado esta decisión en la "cruzada de los enemigos del diálogo contra la política y la resolución democrática del conflicto", y para "reventar e impedir cualquier vía de negociación". Pero también ha calificado de "vergonzoso" que el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos "no se atreva a parar los pies a los enemigos del diálogo, que quieren hacer descarrilar cualquier vía de negociación dialogada".

"Tienen la capacidad para generar condiciones necesarias para acabar con esta injusta represión. Que lo hagan en la línea de lo que reclama la mayoría de la ciudadanía de Cataluña: amnistía y referéndum. Tienen instrumentos y herramientas para hacerlo. Que se dejen de retórica y lo hagan", ha señalado. Y ha querido enviar un "fraternal e inmenso abrazo" a los presos, pero en especial a Carme Forcadell y Dolors Bassa, que gozaban ahora de ese tercer grado y que "deberán entrar de nuevo a la cárcel, arrancándoles de nuevo de sus familias".