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Entrevista

José Antonio Zarzalejos: "Se está intentando una nueva regularización fiscal del rey emérito"

"Juan Carlos I carece de afán de contrición. Cree que es una víctima"

José Antonio Zarzalejos: "Se está intentando una nueva regularización fiscal del rey emérito"

José Antonio Zarzalejos: "Se está intentando una nueva regularización fiscal del rey emérito"

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José Antonio Zarzalejos: "Se está intentando una nueva regularización fiscal del rey emérito" Juan José Fernández / Madrid

El veterano periodista vasco José Antonio Zarzalejos adelantó en su día que Juan Carlos I se iba a expatriar, cuando eso parecía aún impensable. Hoy publica en 'Felipe VI, un rey en la adversidad' (Planeta) una completa investigación sobre las peligrosas circunstancias que rodean al monarca.

En su libro-reportaje están no solo los hechos que investigan los fiscales en España y Suiza, la construcción de un cortafuegos en Zarzuela y el relato pormenorizado de la salida de España del rey emérito, quizá para no volver; también los factores de una posible reforma de la corona, la denuncia de la carencia de tarjetas rojas en las manos del monarca, el abrazo del oso de cierta derecha, el hostigamiento de cierta izquierda y muchos apuntes de las crisis vividas por este país en un lustro vertiginoso, que han llenado de arrugas la frente del jefe del Estado.

- Control de daños: ¿cómo está la monarquía en España a estas alturas de 2021, con la que está cayendo?

- En este momento está a la expectativa del resultado de las tres indagaciones prejudiciales del ministerio fiscal en el Tribunal Supremo, una por las conductas del rey emérito anteriores a 2014, una segunda por cantidades que ha regularizado fiscal y voluntariamente el pasado 10 de diciembre y una tercera sobre un supuesto patrimonio en Jersey que el propio monarca abdicado niega tener. Esto se va a resolver o bien con un archivo de las tres diligencias, o bien con una acción penal. Mi impresión es que va a haber un archivo, pero con un relato del fiscal sobre cuáles han sido sus investigaciones y por qué no puede proceder penalmente, por dos factores: la inviolabilidad y la prescripción. Pero cabe la posibilidad todavía de que se deduzca una acción penal. La monarquía en España está a la expectativa, pero está remontando claramente la figura de Felipe VI. Sería muy deseable que preguntase por ello el CIS.

- ¿Está el Rey como para someterlo a catas demoscópicas?

- Yo creo que sí. Es la mejor forma de saber y, si es necesario, afrontar la realidad. El CIS ha preguntado por el nivel de preocupación que suscita la forma de Estado, y ahí es irrelevante. En el terreno político, para los españoles tiene más envergadura la preocupación por la crisis territorial en Cataluña que por la forma de Estado.

- Sobre el prestigio de la institución planea como amenaza Corinna. ¿Sus revelaciones están movidas solo por el despecho?

- Corinna no solo está movida por un despecho humanamente entendible -porque tenía expectativas en su relación con Juan Carlos I yo creo que exorbitantes-, también porque ella está bajo la lupa de la justicia suiza, que la tiene imputada por un presunto blanqueo de dinero, y trata de defenderse con uñas y dientes. Esa combinación de despecho y de sentirse escrutada judicialmente le provoca una animadversión particular contra la Zarzuela, no solo ya contra el rey emérito. Además, determinadas gestiones que se han hecho cerca de Corinna han sido torpes e inoportunas. Algunos emisarios de Juan Carlos I han tenido un comportamiento inadecuado.

- "Algunos" en plural...

- Sí, en plural. No me estoy refiriendo solo al general Sanz Roldán, sino a alguno más.

- No me imagino al ex director del CNI verbalizando amenazas torpes...

- No se trata de amenazas, sino más bien de encuadrar la situación con algún perfil negativo o adverso hacia ella.

- Hemos visto a Juan Carlos I en una foto acarreado por dos hombres. Este lunes la Casa Real desmentía que esté gravemente enfermo. ¿Qué sabe de su estado de salud?

- El rey emérito no está peor ahora, ni tampoco mucho mejor de lo que estaba hace mes y medio. Está muy atendido desde el punto de vista médico, muy controlado. Tiene varios problemas. Uno de ellos es que la deambulación la tiene muy limitada. Su salud tiene muchas cicatrices. Ha debido ser operado 18 veces en 25 años; la última, tan reciente como agosto de 2019, fue a corazón abierto. Además tiene una pesadumbre psicológica muy importante, por la lejanía, por la situación en la que se encuentra, y porque tiene una cierta confusión en la evaluación que se hace a sí mismo. Él no tiene la sensación de culpa, la sensación de responsabilidad€

- ¿Ni siquiera tras haber regularizado parte de su fortuna?

- Ni siquiera. Él traslada en sus conversaciones que ha actuado conforme a la legalidad, que lo que se está haciendo con él es por completo injusto. No tiene afán de contrición. Y eso remite a que tiene 83 años y a que puede haber un leve deterioro cognitivo.

- ¿€ que le impediría declarar con lucidez delante de un fiscal?

- Es la gran pregunta. No lo creo. Para eso haría falta una prueba médica forense que sería extraordinariamente exigente. Lo cierto es que cuando se cumplen los 80 años la responsabilidad penal se indaga teniendo en cuenta la fragilidad de la salud de la persona investigada.

- Puede que no tenga ya dinero suficiente el rey Juan Carlos para hacer frente a sus responsabilidades fiscales y multas. ¿Hasta qué punto es impagable su deuda con Hacienda?

- No es impagable. Se está intentando una nueva regularización, una total. Pero es difícil, porque eso implica una veracidad absoluta en el descubrimiento al fisco de todos sus bienes. Pero se está intentando, porque la sociedad española quizá no reclama más castigos, pero sí una reparación en momentos en los que pasa una situación económica, social y laboral muy difícil.

- Dice "se está intentando", en impersonal. ¿Esa regularización se hace sin participación del protagonista?

- Yo creo que con su participación, pero también con la de más gente. Me consta que esta es una opción que al Gobierno también le gustaría; y, por supuesto, al rey Felipe más.

- ¿Esa inclinación del emérito por las monarquías del golfo no pone en manos de regímenes nada recomendables cuestiones de nuestra seguridad nacional?

- No lo sé. Su relación con las monarquías del Golfo tiene mucho más de personal que de político, más de cercanía, afecto y amistad que de intereses conjuntos. Ir a los Emiratos es una elección estricta del rey emérito, porque está seguro de que, primero, allí le van a acoger bien; segundo, le van a garantizar intimidad, particularmente mediática; tercero, va a tener asistencia médica y una seguridad a prueba de bombas. Además le une con la familia real emiratí una amistad.

- Carlos IV no volvió. Isabel II murió en París...

- Creo que don Juan Carlos volverá a España temporalmente, pero no fijará su residencia definitiva aquí. Ni tampoco en Abu Dabi. No puedo decir más.

- ¿Lo sucedido con Juan Carlos I ha convertido a Felipe VI en un rey cocoon, un monarca refugiado en su familia más cercana?

- En su madre, su esposa, sus hijas y en un entorno que, encabezado por Jaime Alfonsín, le ha amparado y le ha ayudado. Efectivamente, hay un efecto de retracción del rey.

- ¿Es un rey solitario?

- No. Ha habido borbones más solitarios. Felipe VI se identifica mucho con Carlos III, hasta el punto de quitar el retrato de Felipe V que su padre tenía en el despacho y colocar uno de Carlos III, un hombre muy implicado en la gestión de las cosas públicas y que se convirtió en un rey viudo que guardaba una gran fidelidad a su esposa. No creo que Felipe VI sea un rey solitario; sí es muy prudente con quién se relaciona en el ámbito privado. Y en las relaciones públicas es enormemente amplio, transversal, recibe a personas de ámbitos, criterios y procedencias ideológicas muy distintas.

- Alfonso XII tuvo una corte digamos variopinta; Alfonso XIII, una con elementos tóxicos; Juan Carlos, una en la que se distinguen amigos y amigotes. ¿Felipe VI es un rey sin cortesanos?

- Es un rey sin agradadores. Juan Carlos tuvo alguno, pero Felipe no, porque ha aprendido de esos antecedentes. Pero cuando hablamos de Alfonso XII y Alfonso XIII hablamos de la monarquía alfonsina, constitucional pero no parlamentaria. Ambos protagonizaron el régimen de la Restauración y tenían poderes ejecutivos. Nuestra constitución establece un carácter representativo y simbólico, sin poderes ejecutivos. Felipe VI tiene el poder blando que da la auctoritas moral. Y precisamente cuando pierde la auctoritas moral un rey, pierde su capacidad de influencia.

- En su libro habla de la carencia de tarjetas rojas en manos de Felipe VI, de que es el rey con menos potestas de Europa.

- Sí. Aquí no se han decantado usos constitucionales que establezcan una relación previsible entre la monarquía y la presidencia del Gobierno. Eso está mucho más elaborado en monarquías como la noruega, la danesa o la británica.

- ¿Y políticamente Felipe VI tiene algún amigo?

- No tiene ninguno. Es un hombre amplio, le gusta hablar con mucha gente, pero creo que es un rey con muchas lecciones aprendidas.

- Si Felipe mira al panorama político de este momento ¿encuentra un desierto conversacional?

- No. Hay mucha gente que quiere hablar con él. Creo que los ciudadanos anónimos tienen una consideración del rey muy positiva porque la tienen muy negativa de la clase política. Él emerge con connotaciones que no se le atribuyen a otras autoridades del Estado.

- Paralelo al abrazo del oso de la derecha, ¿hay un fenómeno de desconexión de la izquierda española con la monarquía de Felipe?

- Hay un fenómeno apropiatorio por parte de determinada derecha, no solo política, también social, y eso no es bueno para la monarquía, porque la institución se caracteriza por su carácter transversal e integral. Hay un sector de la izquierda, pero no de toda la izquierda, que efectivamente hostiga al rey, pero no confundamos la izquierda con el independentismo catalán. Yo creo que el independentismo, en el que incluyo una Esquerra Republicana que en sus orígenes tiene rasgos fascistoides, se autotitula de izquierdas y republicano. Pero también era republicano y se levantó contra la República en 1934. El independentismo catalán se ha comportado lo mismo en el año 34 del siglo pasado y en el año 17 de este siglo. Por lo tanto distingamos entre la aversión a la monarquía de una parte que yo creo que es mínima de la izquierda española y el independentismo, donde sí hay focos de rechazo evidentes. Y no es extraño en un país tan plural como España.

- En Cataluña, ¿ha conseguido Felipe VI reedificar una red de apoyos desde 2017 para acá?

- Una de las grandes decepciones que se pueden observar más allá de lo que pueda pensar el rey ha sido cómo la alta burguesía catalana, que no fue nacionalista, que fue heredera de Cambó y de la Lliga, que tiene incrustada una aristocracia antañona con algunas bolsas de carlismo integrista en zonas rurales, ha estado muy por debajo de sus lealtades naturales. No sé si por miedo o por debilidad o por falta de capacidad teórica. Lo cierto es que el procés se ha llevado por delante a toda esa burguesía catalana, particularmente barcelonesa, y a toda su aristocracia. Y de eso a lo mejor resulta que determinada plutocracia monárquica, lejos de ser un activo, es un pasivo para la monarquía. Es mejor que no haya bolsas plutocráticas o aristocráticas de la alta burguesía que formulen adhesiones extraordinarias al Rey. Es mejor que el ciudadano normal, que trabaja y tiene sus fracasos y éxitos, entienda que el Rey, el más alto magistrado del Estado, es una referencia de valores ciudadanos, que se puede fiar de él y que en momentos de gravedad está ahí para ser un hombre pontifical. Pontífice viene de ponte, puente, recuerde.

- ¿Supone que Felipe VI en Cataluña tiene más lealtades en las naves industriales del área metropolitana de Barcelona que en los chalés de Sarriá?

- No, pero quizá en Sarriá no harían nada por el Rey, y en los polígonos sí consideren que es un hombre que merece la pena, aunque solo sea por contraste.

- Durante la crisis de 2017, Felipe VI tuvo mejor información de Cataluña que Mariano Rajoy o Soraya Sáez de Santamaría?

- La tuvo mejor, y desde el año 2014. Él se preocupó de escuchar y hablar, sobre todo desde su larga conversación con Artur Mas en julio de 2014, y hasta agosto de 2017, cuando viaja dos veces en ocho días a Barcelona tras los atentados yihadistas. Tiene un diagnóstico fundamentado en un amplio espectro de conversaciones. El rey tiene una relación sentimental con Cataluña muy acendrada, porque allí le ocurren en su vida dos circunstancias que le marcan: su discurso ante el Parlament en 1990, muy jovencito, cuando dice aquello de "som i serem", y en 1992, cuando Barcelona personifica el éxito de la Transición y él abandera al equipo olímpico español. El habla catalán desde joven, y lo ha perfeccionado con una inmersión en la historia y la literatura catalanas. Cataluña es la comunidad a la que más ha viajado: 38 veces, dos después del veto del Gobierno prohibiéndole asistir a la entrega de despachos en la Escuela Judicial de Barcelona. Su relación emocional es intensa; Rajoy no ha tenido relación emocional, ni política, ni Soraya. Creo que el rey no va a desistir de pelear por el afecto de los catalanes, incluso por el respeto de los independentistas.

- ¿Cómo cree que vio Felipe VI los tristes acontecimientos del 1 de octubre de 2017?

- No creo que el Rey tenga una visión de los hechos particularmente distinta de la que tenemos la inmensa mayoría de los ciudadanos de este país: que el Estado el 1 de octubre fracasó. Se nos aseguró que no habría papeletas, que no habría urnas, que estarían cerrados los colegios, y hubo papeletas, hubo urnas, hubo colegios electorales, se celebró el referéndum ilegal, fallaron los servicios de información de la Policía, la Guardia Civil y el CNI. En definitiva falló la gestión del Estado, que corresponde al Gobierno. Y yo creo que ese fracaso está en la base teórica y argumental de la intervención de Felipe VI dos días después, el 3 de octubre.

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