Detención ilegal (cinco años y medio de prisión), agresión sexual continuada (doce años), lesiones contra la mujer (diez meses), maltrato habitual (dos años y medio) y revelación de secretos (cuatro años y nueve meses de cárcel). Esta es la larga lista de delitos a la que ha sido condenado un vecino de Vigo de 45 años de edad, R. F. C., que, después de una década de convivencia entre humillaciones y menosprecios, acabó encerrando, atando, agrediendo y violando a su mujer y madre de su hija.

En total, la Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra –la sala especializada en violencia de género de la provincia– le impone una condena de 25 años y siete meses de cárcel por todos estos hechos. Además, se le prohíbe comunicarse y aproximarse a la víctima durante similar período. Los magistrados le imponen también cinco años de libertad vigilada.

Novios desde el año 1992, el acusado y la víctima se fueron a vivir juntos a la casa de él en Vigo en 2009. Tuvieron una hija en común y la sentencia señala que, durante esta convivencia, pero especialmente a partir del nacimiento de la niña, el hombre sometió a su mujer a "continuas humillaciones y vejaciones". Entre otros insultos malsonantes, le decía que "tras haber dado a luz se había quedado muy gorda" o que "no servía como madre", llegando a empujarla.

Control de sus actividades

Según la sentencia, que todavía es recurrible ante el TSXG, el acusado "ejercía un control sobre su pareja" dificultando sus relaciones sociales y familiares, de tal forma que ella tenía que comunicarse con su familia a escondidas. "Fiscalizaba todas sus actividades", añaden los magistrados, hasta el punto de que el hombre controlaba “con quien se relacionaba, que ropa vestía o incluso cuando podía mirar la televisión”. Un día llegó a cortar los cables para que no pudiera ver la televisión. En febrero de 2018, cuando la mujer celebró su cumpleaños contra la voluntad de él, le cerró la puerta de casa para que no pudiera entrar –nunca le entregó la llave del domicilio familiar–.

Los hechos más graves, no obstante, se produjeron en octubre de 2019. Un día que la mujer llegó a casa de trabajar a las 22.30 horas el acusado la engañó para que la acompañase a un taller anexo a la vivienda y allí comenzó a golpearla y a preguntarle por un conocido suyo. La golpeó con sus manos y con una cuerda, le tiró del pelo y la forzó a mantener relaciones sexuales, llegando a tomar imágenes de contenido sexual de ella, unas fotografías que luego envió a través de WhatsApp al hombre por quien le había preguntado y que ella decía que era solo un amigo.

La dejó atada diciéndole que esa noche "iba a dormir como un perro" y regresó más tarde para seguir golpeándola. Todo ello, en un clima de "humillación y terror" para la víctima, según el fallo judicial.

Al hombre que había recibido los mensajes alertó a la Policía Nacional y los agentes acudieron al lugar y consiguieron localizar al acusado y a su mujer y liberarla.

Declaración contundente

El tribunal indica en la sentencia que el testimonio de la víctima, que está corroborado por las declaraciones de los agentes que acudieron a la vivienda, así como de los forenses, fue "sincero, contundente y convincente, sin que se apreciara motivo alguno en la manera en que fue expuesto para dudar de su veracidad".

"Nos encontramos ante una declaración clara, persistente, coherente y de peso en los aspectos sustanciales, carente de incredulidad subjetiva o ánimo espurio y corroborada objetivamente", indican los magistrados, quienes subrayan que no se observan "contradicciones" en el testimonio de la afectada.

"Salvo ciertas distorsiones en los tiempos o en la forma de producirse", agrega la sala, "comprensibles por el impacto que los hechos provocaron en la víctima, pero no en elementos esenciales que puedan afectar a su credibilidad". Además, el tribunal resalta que son "muy significativas, convincentes y corroboradoras" las manifestaciones testificales de los policías nacionales que acudieron al lugar de los hechos, quienes comprobaron "la situación y el estado que presentaba la víctima, revelador de la situación que acababa de sufrir".