La cárcel Ponent de Lleida ha propuesto clasificar en segundo grado al rapero Pablo Hasél, que el pasado 16 de febrero ingresó en prisión para cumplir condena por enaltecimiento del terrorismo, por lo que de momento permanecerá en régimen ordinario, solo con derecho a permisos puntuales.

Según ha informado el Departamento de Justicia, aunque nada impedía que Hasél accediera directamente a la semilibertad, la junta de tratamiento de Ponent ha optado por clasificarlo inicialmente en régimen ordinario, una propuesta que ahora deberá revisar la Secretaría de Medidas Penales.

El rapero estaba a la espera de su clasificación penitenciaria desde que el pasado 16 de febrero ingresó en prisión para cumplir una condena de nueve meses que le impuso en 2018 la Audiencia Nacional -y que fue ratificada por el Supremo- por enaltecimiento del terrorismo, lo que desató una oleada de protestas y disturbios en Cataluña.

La clasificación inicial de Hasél la proponen los técnicos que integran la juntas de tratamiento de las cárceles, tras analizar las circunstancias del recluso, su actitud ante la reinserción y la pena que cumplir, y la Secretaría de Medidas Penales dispone de un plazo máximo de dos meses para ratificarla.

En segundo grado, Hasél podrá salir de la cárcel solo en virtud de los permisos puntuales previstos en la ley, aunque se podría flexibilizar su régimen hasta prácticamente igualar el de semilibertad mediante supuestos del reglamento que permiten abandonar la prisión durante el día para trabajar o hacer voluntariado, como el 100.2 que se aplicó a los presos del procés.

La legislación permite clasificar de entrada a Hasel en segundo grado, puesto que la ley solo exige cumplir la mitad de la condena para acceder a la semilibertad en caso de delitos especialmente graves como terrorismo, pederastia o crimen organizado.

De hecho, un 40% de los internos sin antecedentes son clasificados inicialmente en tercer grado -que solo obliga a acudir a prisión para dormir, de lunes a jueves-, pero Hasel cuenta con otras condenas, una de las cuales le fue suspendida por la Audiencia Nacional.

El rapero ingresó en febrero en la cárcel de Ponent, en principio para cumplir la pena de nueve meses que le impuso en 2018 la Audiencia Nacional por enaltecimiento del terrorismo, al alabar a ETA y los Grapo en publicaciones de Twitter.

No obstante, posteriormente la Audiencia Nacional le sumó un año y cuatro meses de cárcel a la pena por enaltecimiento del terrorismo, tras declararlo insolvente por no tener medios para pagar la multa de casi 30.000 euros impuesta en sentencia.

El rapero cuenta además con otra condena de dos años y medio por amenazar a un testigo de un juicio contra un guardia urbano, confirmada el pasado mes de febrero por la Audiencia de Lleida.

Y suma más sentencias: la primera, de dos años de cárcel por enaltecer en sus canciones el terrorismo de ETA, los Grapo, Terra Lliure o Al Qaeda, y que es de 2014, quedó en suspenso por orden de la Audiencia Nacional.

Tiene dos condenas más, firmes y dictadas en 2018, por allanamiento de local y resistencia y desobediencia a la autoridad, y otra pendiente de recurso por agredir a un cámara de TV3 que cubría un encierro de estudiantes en la Universidad de Lleida.