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Cataluña

Las 4 estaciones del vía crucis de la investidura de Aragonès

Después de 69 días del 14-F, el horizonte de un nuevo Govern aún no aparece despejado | Las diferencias conceptuales y el propio mecanismo de negociación ralentizan la salida pactada

Pere Aragonès

Transcurrida ya el 69º jornada tras las elecciones del 14-F, las negociaciones para la investidura de Pere Aragonès avanzan lenta y trabajosamente. Los deseos del republicano de contar con una pronta investidura han topado con la dura realidad. Un vía crucis de hasta 101 días que, de momento, cuenta con cuatro estaciones y que Aragonès trata de acortar. Este domingo, en una entrevista al 'Ara', dio como plazo a los convergentes hasta el próximo sábado, 1 de mayo, para cerrar un acuerdo. De lo contrario, explorará un Govern en solitario.

Primera estación: Puigdemont y el Consell per la República

Es la gran piedra en el camino. Hasta el momento. Y es que para Junts, Puigdemont es algo más que el líder, es el emblema y el símbolo de una estrategia: la de ir hasta el final contra el Estado.

ERC considera obvio que la entidad que el ‘expresident’ impulsó, el Consell per la República, no puede convertirse en la dirección estratégica del independentismo, sino que es, ni más, ni menos, uno más de los actores del procés. Como los tres partidos (ERC, JxCat y CUP) y las dos otras entidades (ANC y Òmnium).

Algunas fuentes republicanas consideran que en JxCat comparten esa obviedad y que la fortificación de los posconvergentes obedece, tan solo, a una voluntad dilatoria. ¿Para qué? Aquí hay división de opiniones. “Si fuera la Convergència de siempre pensaríamos que se demoran para llegar a los últimos días con la estructura del Govern por hacer y, así, sacar mayor tajada (‘conselleries de mayor peso y, sobre todo, mayor presupuesto) de la negociación ‘in extremis’

Para los posconvergentes, la defensa del CxR no obedece tanto por el organismo en si como por defender la confrontación con el Estado. Aseguran que ERC no entendió que reformular el CxR, como se planteó hace unas semanas, no eliminaba el problema de fondo entre Junts y los republicanos: ir o no de nuevo a la vía unilateral.

Con todo, Junts no es monolítica y el peso de las tesis de Jordi Sànchez, más prudente en su discurso soberanista, es creciente.

En este apartado surge, asimismo, una de las líneas rojas de ERC. No hay personalidad, por relevante que sea, ni organismo u entidad que se pueda situar por encima del ‘president’ y que le dé órdenes. “Es un elemental precepto democrático y de respeto a nuestras instituciones”, señalan.

Laura Borràs llega al Parlament EP

Segunda estación: La división interna en JxCat

Junts es un partido nacido hace 10 meses al abrigo de un nombre: Puigdemont. Alberga en su seno a personas que defienden posiciones a la izquierda de ERC, junto a otras de talante liberal admiradoras de Isabel Díaz Ayuso. Sus debates sobre la hoja de ruta soberanista, liderazgos futuros, el papel de la posconvergencia y la dirección del grupo parlamentario, conviven junto a la negociación con ERC. Junts tiene un cónclave interno el 7 y 8 de mayo.

Los republicanos dicen advertir, asimismo, una clara división en el seno de la fuerza puigdemontista entre los que quieren pactar ya con ellos y los que prefieren mantener la negociación en ‘stand by’ e, incluso, los que preferirían quedarse en la oposición. La sensación entre los republicanos es, frecuentemente, de total estupefacción. La versión oficial de Junts sigue siendo, con todo, que se requiere tiempo para un acuerdo detallado en cuanto a las acciones del nuevo Govern para evitar los errores del anterior.

Jordi Sànchez, secretario general de Junts per Catalunya, en el Parlament Mònica Tudela

Tercera estación: la incomunicación entre líderes

Los mensajes entre los máximos representantes de ambos partidos se producen en cuentagotas y son elementos noticiables. Como la llamada que Pere Aragonès dijo haber hecho a Carles Puigdemont. Es algo ya intrínseco a las relaciones entre ERC y Junts. Pero es que en el C.P. Lledoners, Jordi Sánchez y Oriol Junqueras no mantienen contacto alguno. Las relaciones entre bloques se realizan a través del propio Junqueras, y Raül Romeva, con Jordi Turull y Josep Rull.

Según ERC, el dominio del partido de Sànchez es cada vez mayor y más monolítico: “En la mesa de negociación solo habla él, por parte de JxCat”. Los republicanos dicen también que Puigdemont no se recata en mostrar su hartazgo, y cierta desconexión, de lo que sucede en la mesa de negociación, herido por las chanzas y poco respeto que se muestra al CxR.

El auditorio del Parlament durante el pleno de constitución de la XIII legislatura ACN

Cuarta estación: la negociación epistolar

ERC y JxCat hacen orbitar su agenda a la indispensable presencia de Sànchez a las reuniones, gracias a las videoconferencias. Una disponibilidad que no es obviamente completa, pero que, hasta el momento, no ha impedido que el secretario general de JxCat haya estado en todas. 

El uso de la tecnología, sin embargo, casi se abandona en cuanto se entra en la fase del trasiego de documentos, propuestas y contrapropuestas, que ha contribuido también a las dilaciones. La propuesta global de ERC fue respondida, parcialmente, a los 10 días. Eso sí, ha dado algún fruto: la creación de tres grupos de trabajo, para cuestiones programáticas y el encarrilar las comisiones de seguimiento y ‘antiincendio’ del próximo Govern. Apenas un vaso de agua tras 69 días de Via Crucis. 

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