Susana Díaz se sube al carro de primarias ya. Ella misma, y su ejecutiva regional, reclama la apertura inmediata del proceso, para que los más de 44.000 militantes de la federación más poderosa del PSOE voten "con libertad, y con autonomía" a quien será el nuevo candidato a la Junta de Andalucía. La líder regional se presentará, "por supuesto", como ya era conocido, y tendrá enfrente, con toda probabilidad, al alcalde de Sevilla, Juan Espadas, ungido por Ferraz.

Díaz responde así a la presión ejercida, de manera coordinada, por la cúpula de Pedro Sánchez y los críticos y varias direcciones provinciales. Los pronunciamientos a favor de una pronta convocatoria de las primarias para elegir al cabeza de cartel a las próximas autonómicas, antes de que se celebre el congreso regional -previsto para finales de año-, se habían sucedido en las últimas semanas. El mismo Espadas también lo había hecho. El regidor de la capital andaluza aún no ha anunciado su postulación, aunque se da por segura una vez que Ferraz abra el proceso.

Porque es la dirección federal la que tiene la potestad de hacerlo de manera formal, y lo hará en la reunión de la ejecutiva de esta tarde. Es más, Ferraz ya contaba con activar el proceso en la convocatoria de este jueves, lo hubiera reclamado la cúpula andaluza o no. Díaz, por tanto, evita la imposición de las elecciones internas desde Madrid. Eso no quita para que la batalla vuelva a ser dura y reproduzca el esquema de la contienda fratricida de 2017. Entonces, ella se enfrentó directamente a Sánchez y fue arrollada por él. Ahora, debilitada tras haber perdido la Junta y con un PSOE-A mucho más agrietado, tendrá como rival al aspirante promocionado por el equipo del presidente, Espadas.

Díaz defendió primero su labor de oposición al jefe de la Junta, el popular Juanma Moreno -"hemos presentado 25.000 iniciativas en dos años, el doble de lo que hizo el PP"-, la "escucha activa" con los ciudadanos, la "empatía con el sufrimiento de miles de andaluces". Pero el "ruido incesante" en el PSOE-A ha "impedido" que esos mensajes lleguen a los andaluces, dijo, culpando así a los críticos por opacar la actividad del partido, obligado a 'reinventarse' tras 37 años en el poder. Insistió en que el calendario de congresos no lo eligió ella -fue Ferraz-, en que no le interesa "el poder por el poder", sino su "compromiso con Andalucía", y en que ha "respetado los tiempos orgánicos", buscando no interferir en las "complicadas" elecciones autonómicas en Madrid, que se saldaron el 4-M con un enorme batacazo.

"Pero no ha podido ser", lamentó. "Mientras algunos compañeros hemos mantenido una posición de respeto, otros compañeros que también respeto han pedido adelantar las primarias cuando aún no había convocadas unas elecciones", criticó, en otro mensaje a Ferraz, al que indirectamente responsabilizó de haber azuzado a la dirigencia andaluza.

El debate de primarias ya -la mayoría de las direcciones provinciales se ha pronunciado, a favor o en contra- estaba "consiguiendo erosionar la imagen del PSOE-A". Esa es la razón, siguió, por la que iba a demandar a su ejecutiva regional pedir a Ferraz que active de manera inmediata el proceso. La cúpula autonómica, que se reunió justo después de la comparecencia de su líder en la sede andaluza del PSOE, en Sevilla, avaló esa petición "por unanimidad". De este modo, Ferraz dará el paso a requerimiento del PSOE-A, y no de oficio. El equipo de Sánchez argumentaba que había que elegir ya al aspirante a la Junta ante el temor de que Moreno convoque elecciones anticipadas. Es decir, para que no ocurra lo mismo que en Madrid, donde el anticipo decidido por la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, cogió sin los deberes hechos a los socialistas madrileños y sin margen para elegir a otro cabeza de lista que no fuera Ángel Gabilondo.

"Hubiera preferido hacer primero un debate de ideas, sereno, reflexivo, y después sobre las personas, pero no ha sido posible", esgrimió, en otra línea de crítica. Ahí Díaz estaba asumiendo su giro: ella quería primero congreso regional, a finales de año, y luego primarias para elegir al candidato, un calendario que le habría permitido ganar tiempo. Pero la presión de Ferraz y de sus dirigentes le obliga a recular. "No hay más salida que la unión, recuperar al PSOE-A sin empujones. La única palabra la tienen los más de 44.000 militantes en Andalucía", proclamó.