El Gobierno no se arruga pese a la contundencia del informe negativo del Tribunal Supremo sobre los indultos a los 12 condenados del 'procés'. Mantiene su argumentación. Sus tesis, su convicción de que es necesario "normalizar la vida política en Cataluña", y para ello hay que lanzar gestos, aunque tengan coste electoral. Y recuerda, además, que la prerrogativa de conceder la medida de gracia es enteramente suya.

El ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, fue taxativo durante una entrevista en 'Las cosas claras' (TVE): ahora que se conoce el durísimo dictamen del Supremo, el Ejecutivo lo estudiará "con detenimiento", porque a fin de cuentas se trata de un proceso "abierto, reglado, conforme a derecho", en el que está "todo dentro de la ley".

"Con razón de utilidad pública y de interés general es como se tiene que plantear la medida, si finalmente se adopta, que lo será en función de los informes del Ministerio de Justicia y la decisión que tome el Consejo de Ministros, que lo hará en base a un proceso reglado, conforme a Derecho, no solo en ese contexto meramente legal, sino con la voluntad de convivir pacíficamente", sostuvo el número tres de los socialistas y uno de los ministros de mayor peso del Gabinete de Pedro Sánchez. El secretario de Organización reivindicó, como ayer aseguró el jefe del Ejecutivo, la "inspiración de los valores constitucionales". Esa apelación forma parte del relato que está empezando a desplegar la Moncloa, dentro de su intención de hacer pedagogía con una medida muy delicada y que marcará, sin lugar a dudas, esta mitad de legislatura.

El “enfoque” que le da el Ejecutivo, dijo Ábalos en TVE, es “político”, porque la crisis es "política" y “trasciende la situación jurídica y penal” de los 12 condenados por el Supremo. Lo que el Gabinete progresista persigue, subrayó, es la “normalización de la vida política en Cataluña”.

El secretario de Organización, pues, reproducía los argumentos esgrimidos por el presidente: que el Gobierno se guiará por la "concordia", el "entendimiento" y el "diálogo" a la hora de decidir sobre los indultos, y no por la "venganza" y la "revancha". Hay que "superar fracturas" del pasado, "aprender errores", sentenció este martes desde Bruselas. "Hay un tiempo para el castigo y otro para la concordia", abundó este miércoles frente a Pablo Casado en la sesión de control en el Congreso, en la que agregó que adoptaría la misma decisión incluso aunque tuviera 300 escaños.

"Con claridad"

Es decir, que el Ejecutivo entiende que hay que tender puentes con Catalunya, al margen de que su estabilidad parlamentaria dependa de ERC, que ahora preside la Generalitat. También la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, defendió, poco antes de que trascendiera el informe del Supremo, que la medida de gracia es un derecho que tienen todos los españoles.

Ábalos insistió en televisión en que el Gobierno busca el "encuentro" y distanciarse de "cualquier elemento de venganza". A la pregunta de si era esperable la contundente resolución del Supremo, el ministro apuntó que "cada poder [del Estado] toma sus decisiones con absoluta independencia y con claridad".

"Al final es un órgano el que tiene potestad para resolver finalmente -remachó-. Estamos hablando de informes que tienen que acompañar y contribuir a la deliberación del Consejo de Ministros, pero obviamente es una decisión del Consejo de Ministros". Es decir, que el Gobierno atiende los dictámenes preceptivos, pero reivindica su potestad exclusiva para decidir sobre los indultos. En definitiva, la posición del Ejecutivo no cambia tras conocerse el parecer del Supremo.

Para Casado, los posibles indultos son un pago a los socios independentistas del PSOE. Y eso le costará caro, será el "finiquito" de Sánchez, auguró. Tampoco eso afecta en el ánimo del Gabinete y de los socialistas. Así lo dijo Ábalos: "Nos han finiquitado desde un principio. Nos han tachado de ilegítimos, nos han querido finiquitar de nacimiento".

A Sánchez le pilló la noticia del dictamen del TS en un acto de presentación del plan de internacionalización de la economía española. Pero en su discurso no hizo referencia a esta cuestión. No hacía falta. Él y su Gobierno no cambian por ahora de planes.