A las 17:00 horas de la tarde y con puntualidad británica, el ferry de Balearia con 118 estudiantes que se encontraban aislados en Mallorca por el macrobrote sufrido hace unos días ha arribado a aguas del puerto. València se ha convertido en una breve escala para los estudiantes que se habían embarcado siete horas antes en Palma, donde las autoridades baleares fletaron el barco ayer ante la decisión judicial que impedía el aislamiento de los jóvenes en un hotel.

En tierra, un amplio dispositivo de seguridad, sanitarios y logística esperaba a pie de barco para garantizar su aislamiento y posterior traslado a sus lugares de origen para impedir que se produjeran más contactos.

Los estudiantes de diferentes puntos del país que se encontraban aislados han ocupado una parte del barco, concretamente un salón privado reconvertido en "burbuja" que ha habilitado para ellos la compañía con el objetivo de evitar el contacto con el resto de los pasajeros.

Decenas de policías controlaban la llegada del ferry. GERMÁN CABALLERO

Los estudiantes que llegaban a Valencia eran madrileños, gallegos y, en su mayoría, andaluces. De hecho, Galicia y Madrid habían dispuesto un autocar para recoger a los jóvenes de sus autonomías mientras que la Junta de Andalucía ha contratado un total de siete autobuses para poder poner punto y final a un viaje de fin de curso pandémico que empezó con alcohol y un concierto de reguetón y ya suma más de 1.800 contagiados y otros miles aislados.

Los 181 estudiantes han sido trasladados hasta una carpa dispuesta por la Conselleria de Sanitat para realizar test de antígenos a los jóvenes. No obstante, el resultado de sus pruebas será indiferente pues todos regresarán en los autocares a sus respectivas localidades de origen.

Así está siendo el regreso de los estudiantes de fin de curso en Mallorca

Así está siendo el regreso de los estudiantes de fin de curso en Mallorca Agencia ATLAS / EFE

Después de un crecimiento constante de casos vinculados al macrobrote de Mallorca, cuatro días de aislamiento en un hotel, una sentencia judicial, un viaje de siete horas en barco, mucha expectación de la prensa y el testeo generalizado de antígenos, los 118 estudiantes ya ruedan camino de sus casas. Lo hacen en autobuses fletados por las autonomías de origen que han acudido hasta las tripas del barco para no romper la 'burbuja' de los jóvenes que han decidido regresar a sus domicilios rompiendo la cuarentena recomendada para reencontrarse con sus familias tras el visto bueno de la justicia balear.

A la salida del ferry, los saludos desde las ventanillas ahumadas de los, en algunos casos adolescentes, en otros, adultos de reciente estreno a pie de rampa del ferri Sicilia son quizás la imagen icónica del fin de un viaje que comenzó como colofón a un curso atípico y terminó con una sucesión de hechos que podrían servir de homenaje a cualquier película de Berlanga.