El acoso sexual es una de las violencias machistas más ocultas e infradenunciadas. Las víctimas temen represalias que pongan en riesgo su sustento económico. Conscientes de ello, los sindicatos se han propuesto sacar a la luz esta violencia y ejercer de cordón sanitario que proteja a las mujeres.

Más de un millón de mujeres ha sufrido acoso sexual en el entorno laboral y el 2,1 % de las mujeres que viven en España han sido amenazadas con consecuencias desagradables en su trabajo, por ejemplo con ser despedidas, si rechazaban propuestas sexuales, según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019. El 17 % de los casos de acoso sexual tienen lugar en el trabajo.

"Es difícil escapar de la violencia machista en todos sitios, pero en el centro de trabajo se juega con el sustento de las mujeres, con el chantaje económico y su independencia y el acoso sexual se vive como algo muy oculto. Sufrir acoso sexual y violencia en el centro de trabajo condiciona tu vida de igual manera que la violencia de género en la pareja porque condiciona tu independencia económica y tu capacidad de sobrevivir por ti misma", explica a 'El Periódico de España' la Secretaria Confederal de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de CCOO, Carolina Vidal.

"El acoso sexual en el trabajo está totalmente invisibilizado, parece que no existe. En 2019 sólo se levantaron 484 actas de inspección. Si es complicado que una mujer denuncie violencia en el ámbito de la pareja, en el centro de trabajo, donde pasas la mayor parte del tiempo, es muchísimo más complicado, sobre todo en España, donde la mayor parte del tejido empresarial son pymes y micropymes", asevera la vicesecretaria general de UGT Cristina Antoñanzas.

El delegado sindical, figura de confianza para las víctimas

Los dos sindicatos mayoritarios están reforzando la formación de sus delegados sindicales para que sean capaces de detectar situaciones de acoso sexual y se erijan como figura de referencia en las empresas a las que las víctimas puedan dirigirse para pedir ayuda.

"Tenemos casi 95.000 delegados y delegadas y un millón de afiliados. Pretendemos que todas estas personas estén formadas, conozcan que el acoso sexual contra las mujeres es de primera magnitud. Queremos que formen un cordón sanitario e higiénico contra el acoso sexual en todas las comunidades autónomas. En CCOO vamos a poner en marcha formación, formación, formación y hacerles partícipes de que no se trata de un problema de las mujeres, sino de vulneración de los derechos humanos", destaca Vidal.

"Lo primero que tenemos que hacer es formar a los compañeros y compañeras porque estamos hablando de un tema complejo que no se puede abordar sin conocimiento y sensibilización. Formación para que se puedan detectar estas situaciones y para que, una vez detectadas, sepan cómo tienen que actuar", coincide Antoñanzas desde UGT.

Se trata de que los delegados sindicales puedan ayudar directamente a las mujeres que lo necesiten -ya sea acercándose a ellas "con mucha prudencia" y sensibilidad si detectan que algo va mal- o bien cuando la víctima se pone en contacto con ellos para solicitar ayuda, pero también de incidir en la necesidad de detectar fallos y hacer mejoras en la empresa o la administración relativas a la igualdad y la lucha contra la violencia machista, matiza la secretaria nacional de Igualdad de CSIF, Eva Fernández.

CSIF ha propuesto crear la figura del delegado sindical especializado en igualdad y contra la violencia de género para acompañar y asistir a las víctimas en los entornos laborales, para que tengan una persona en la que apoyarse en su puesto de trabajo. "Igual que en cada centro de trabajo hay una figura que se dedica a la prevención de riesgos laborales, y a nadie le parece raro, ¿por qué no pedir esa figura especializada en igualdad?", se pregunta Fernández.

Además de combatir el acoso sexual en el ámbito laboral, la central sindical pretende cubrir el "vacío" que existe en la asistencia a las víctimas de la violencia en el seno de la pareja o la expareja: "En el caso de que una compañera nos diga que está sufriendo violencia de género, tenemos que estar formados para ayudarla a conocer todos los derechos laborales que tiene", destaca Fernández. Las sedes de CSIF también serán puntos violeta para ofrecer información y asesoramiento a todas las mujeres que padezcan violencias machistas.

Evitar la revictimización de la mujer

Creerlas desde el primer indicio, participar en comisiones de investigación para esclarecer los hechos, desarrollar protocolos de acoso, aportar asesoramiento legal y crear ambientes saludables y respetuosos de trabajo son algunas de las funciones que aspiran a tener los delegados formados en violencias machistas: "Acompañarlas, escucharlas y pedir medidas cautelares" para protegerlas, sostiene Vidal, quien resalta la relevancia de que las empresas dispongan de protocolos específicos en el marco de sus planes de igualdad y también avancen a la hora de creer a las mujeres.

"Una vez que se ha producido el hecho, una de las prioridades es que la mujer sepa que se la va a proteger. Normalmente se la apartaba de su puesto, se la trasladaba a otro centro de trabajo, incluso se promocionaba al presunto agresor", critica Antoñanzas. Históricamente, cuando se ha denunciado un caso de acoso sexual, ha sido la víctima la que ha sido desplazada de su puesto, una forma de revictimización que debe erradicarse. "La gran mayoría de empresas dice que que eso nunca sucede, que no existe ese problema en sus organizaciones", añade.

"Es un ámbito donde las cosas permanecen en clave interna, pedimos a las patronales que se comprometan con la lucha contra el acoso sexual", añade la dirigente de CCOO, que demanda que se elaboren estadísticas específicas para conocer la prevalencia de esta violencia.

Cualquier mujer puede ser víctima del acoso sexual en el entorno laboral, pero hay factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrirlas: la juventud, no tener pareja estable, ser migrante, trabajar en entornos muy masculinizados o en los que predomina una cultura de grupo sexista así como tener unas condiciones laborales precarias, informales e inestables.

Una de las formas más comunes de violencia contra la mujer

La Ley para la Igualdad Efectiva entre Hombres y Mujeres obliga a todas las empresas, con independencia de su tamaño, a implantar un procedimiento para prevenir y actuar contra el acoso sexual y por razón de sexo, definiendo como tal "cualquier comportamiento de naturaleza sexual, verbal, no verbal o físico, que tenga el propósito de atentar contra la dignidad de la persona, creando un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo". 

El chantaje sexual (ejercido por un superior jerárquico o personas cuyas decisiones pueden tener efectos sobre las condiciones de trabajo y el empleo de la persona acosada) y el acoso sexual (toda conducta que crea un entorno laboral discriminatorio, hostil o humillante para la persona que es objeto de la misma) formarían parte de estas violencia.

La Delegación del Gobierno contra la Violencia de género ha publicado este año el estudio “El acoso sexual y el acoso por razón de sexo en el ámbito laboral en España”, en el que se destaca que estos acosos "suponen una de las formas más comunes de violencia contra la mujer en nuestra sociedad" y son una manifestación de la desigualdad en las relaciones de poder entre mujeres y hombres.

Tras entrevistar a 1.119 mujeres víctimas de estos acosos, descubrió que el 72,4 % no lo puso en conocimiento de la empresa, una gran mayoría por temor a represalias: "A pesar de la gravedad que tienen de este tipo de comportamientos su denuncia continúa siendo baja. El motivo de que las denuncias escaseen va ligado, esencialmente, a la falta de confianza de las trabajadoras en que ésta prospere y en que además no se convierta en algo que las perjudique todavía más", se lee en el informe.

Las empresas deben dar un paso al frente

Los chistes de carácter sexista, los comentarios sexuales, gestos o miradas insinuantes y obscenas, contacto físico y peticiones e invitaciones de naturaleza sexual son los acosos sexuales más frecuentes en el entorno laboral. Hay un amplio espectro de conductas pueden ir desde bromas sobre la apariencia física hasta delitos como forzar a alguien a tener relaciones sexuales. En cuanto a la discriminación por razón de sexo, dirigirse a la mujer de forma ofensiva, asignarle tareas por debajo de su categoría profesional y relegarla en la promoción profesional son las conductas discriminatorias más numerosas.

"A menudo las empresas no reconocen que existan casos ni que puedan producirse. A veces miran para otro lado", denuncia el estudio.

Sin embargo, corresponde a las empresas garantizar la salud y la seguridad de las personas trabajadoras, así como la ausencia de discriminación y violencia. Para ello, deben activar un protocolo de actuación que proteja a la víctima en tanto se investiga el caso. Dada la obligación de las empresas y la situación de infradenuncia del acoso sexual, el Instituto de las Mujeres ha elaborado este otoño un protocolo estándar contra el acoso sexual con el objetivo de sensibilizar, informar, prevenir y atajar estas violencias y promover así una cultura preventiva y de tolerancia cero en toda la plantilla.

Incluye medidas contra el ciberacoso, para la de la identificación de conductas acosadoras y para evitar la revictimización de las mujeres afectadas. Se trata de guiar sobre cómo actuar ante cualquier caso que se presente: respetando la confidencialidad y la presunción de inocencia, estableciendo una investigación exhaustiva y la adopción de las medidas necesarias, incluidas las de carácter disciplinario y de protección de la persona acosada. En el proceso, es vital implantar un procedimiento sencillo para trasladar quejas o formular denuncias.

Hay mucho por hacer del lado de las empresas, coinciden las líderes sindicales. A pesar del papel proactivo que los sindicatos quieren tener, UGT recuerda que gran parte de la solución está en el tejado de las empresas y la administración: "No puede ser que porque suceda en el ámbito laboral los sindicatos tengamos que resolverlo todo. Nos sentamos a negociar con alguien enfrente", incide Antoñanzas, quien exige que se endurezcan sanciones cuando se incumpla la ley, pues son "irrisorias".

La dirigente sindical alerta de un retroceso en la actitud de las empresas frente a las violencias machistas: "Parecía que había una mayor sensibilización, pero las compañeras que están negociando nos dicen que se está yendo hacia atrás, tanto a la hora de proteger a las empleadas que sufren violencia de género fuera del ámbito laboral como para proteger a las mujeres del acoso laboral y por razón de sexo", concluye.

Pide ayuda

El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010.