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Agitación en el partido conservador

El choque con Ayuso y los recelos por García Egea dividen al PP

Casado atraviesa una etapa delicada por las crisis internas y por el cuestionamiento que barones y diputados hacen de su número dos

El presidente del PP, Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

"No, por favor, más preguntas de ese tema, no. No hay novedades". La frase la han pronunciado en voz baja en numerosas ocasiones estas semanas los asesores de Pablo Casado. Con un tono más de lamento que de reproche a los periodistas, los colaboradores del líder del PP ven cómo la prensa da prioridad al enfrentamiento que mantiene con la presidenta antes que a las iniciativas o denuncias que el principal partido de la oposición presenta a diario cumpliendo su papel de fiscalizador del Gobierno. Las palabras frustración y desilusión se empiezan a escuchar en boca de diputados y dirigentes populares por toda España.

La guerra abierta por el poder del PP de Madrid (Casado se resiste a que Ayuso lo asuma) ha compartido portadas estos días con el libro de Cayetana Álvarez de Toledo, que ha hecho un retrato crudo de las interioridades del partido. Además de tildar a Casado de "veleta", carga contra el secretario general, Teodoro García Egea, por considerarle un déspota y un controlador. La inclemencia de algunos de los párrafos que le dedica es inusitada por hacerse negro sobre blanco, pero el fondo no es nuevo. García Egea ha sido cuestionado en anteriores ocasiones dentro de la formación por su estilo mucho antes de que lo haya hecho la diputada. Ya en julio de 2020, algunas crónicas pulsaron el malestar por la presión que García Egea ejercía sobre los diputados bajo la amenaza de saltar de las listas electorales. También el 10 de marzo, cuando el PSOE y Cs ejecutaron su estrategia y presentaron mociones de censura al PP en Murcia, Madrid y Castilla y León, algunos se revolvieron en su asiento: altos cargos y barones (que no quisieron aparecer con el nombre) denunciaron a este diario que había sido un "error terrorífico" de García Egea, al que veían más entretenido en "meter el dedo en el ojo" a Juanma Moreno y Alberto Núñez Feijóo que en el día a día del partido.

Aquellas críticas, sin embargo, bajaron de volumen 72 horas después, cuando el secretario general logró frenar la moción de Murcia con tránsfugas, unas artes que avergonzaron a no pocos en el partido, aunque ninguno se atrevió a decirlo en público. El político murciano había desactivado la operación en su tierra y la rápida reacción de Ayuso de Madrid, al convocar elecciones anticipadas, hizo el resto.

El libro de Álvarez de Toledo y el pulso con la presidenta de Madrid han vuelto a animar a los descontentos a denunciar su malestar, por ahora también en privado. "¿Cómo pueden estar dilapidando el capital que ellos mismos habían construido con Ayuso?", se pregunta un dirigente andaluz, autonomía que irá a elecciones el año que viene. A este alto cargo le preocupa la "frustración" que detecta en su militancia. "Ayuso es un ciclón y le quieren bajar la fuerza. Es un suicidio", lanza. Otro dirigente del equipo de Marga Prohens coincide en el diagnóstico desde Baleares: "No entendemos esta exposición pública de los problemas. No podemos llegar así hasta mayo. Tienen que arreglarlo antes", suspira.

Según ha podido saber este diario, Casado ha sido advertido en privado por altos cargos y barones en varios momentos de la necesidad de cambiar a García Egea y renovar su equipo, pero su relación con él, que fue el que le animó a presentarse a las primarias, pesa y no se le ha escuchado ni una frase que ponga en duda la confianza en su secretario general. Hasta Rajoy jugaba a desmarcarse de María Dolores de Cospedal cuando le convenía, fuese por la dureza contra Luis Bárcenas o por los toques de atención a Jaime Mayor Oreja por ETA.

La estructura de Aznar

"Cada día que pasa con la crisis madrileña abierta, se debilita más como líder", se quejaba el miércoles en el Casino de Madrid un 'sorayista' que fue a la presentación del libro de Rajoy. En ese acto había también exaltos cargos de José María Aznar. Varios con los que habló este diario creen que es un error de Casado que haya entregado un poder "omnímodo" a García Egea. Según varios diputados, el 'jefe del partido' sigue con un control férreo del grupo parlamentario, donde ahora la portavoz es Cuca Gamarra. "No es porque sea García Egea. Una persona no puede dedicarse a todo. Y menos teles y más trabajar", señala un exministro de principio de siglo.

La dirección de Génova recuerda que Casado llegó con la derecha dividida en tres y pide tiempo

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Si se analiza la estructura que marcó Aznar en 1989, se ve ese reparto. Colocó de portavoz parlamentario a Rodrigo Rato (1989-1996) y a Francisco Álvarez-Cascos de secretario general (1989-1999). Ambos tenían experiencia. Rato llevaba siete años de diputado. Cascos, tres de diputado y, antes, cuatro de senador. La estructura la fue calcando los años siguientes y la mantuvo Rajoy, con Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso (2008-2011) y Cospedal en Génova (2008-2018).

Además, un asesor de entonces señala la "especialización" de los portavoces: "Uno o dos diputados marcaban a cada ministro. Ahora los ciudadanos no identifican a nadie salvo a García Egea, Montesinos y poco más. Casado está solo", protesta.

En Génova, el análisis es muy diferente. "Cada presidente tuvo su dificultad y la nuestra es encontrarnos la derecha dividida en tres", responden fuentes de la dirección. "Los portavoces se hacen con los años. El propio Rajoy aguanta de 2004 a 2008 con Eduardo Zaplana en el Congreso y a Ángel Acebes en el partido, y no se hace el PP a su medida hasta 2008, con Soraya y Cospedal", continúan. Y respecto a la "dureza" de García Egea, recuerdan que en Cantabria, Baleares y La Rioja la "división" era tal en esos territorios que hubo "dos listas" y se perdieron esos gobiernos.

Todo es según con el cristal con que se mira, sí, y también del reloj de los tiempos: la velocidad que ha adquirido la política hace dudar si Casado dispondrá de esos "siete años en la oposición" que él siempre recuerda que disfrutaron Rajoy como Aznar.

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