El exjefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) Enrique García Castaño ha asegurado este jueves ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga Tándem que el comisario José Manuel Villarejo es "un monstruo que han creado los políticos" porque tenía autorización para construir una estructura empresarial, CENYT, y usarla como "tapadera" de sus servicios para la Policía y el CNI.

"Sinceramente, el señor Villarejo es un monstruo que han creado los políticos, tenía perfectamente autorización para actuar", ha declarado el también comisario García Castaño en respuesta a las preguntas realizadas por el fiscal anticorrupción Miguel Serrano.

El uniformado ha aseverado que desde que Villarejo ingresó en el cuerpo de seguridad, en los años 90, "toda la corporación sabía perfectamente qué hacía", esto es, que "era un policía en activo al que se le permitía usar una estructura empresarial para el beneficio de la Policía y también el CNI".

De hecho, García Castaño ha defendido que "es la forma de trabajar" en Inteligencia. "He tenido cuatro Villarejos en mi vida", ha dicho para detallar que eran "cuatro policías que estaban en activo y tenían su empresa y sus negocios y facturaban con ellos porque eran su tapadera y estaba perfectamente autorizado".

En consecuencia, ha justificado no solo que Villarejo tuviera un grupo empresarial sino que efectivamente prestara los servicios que se esperaban de CENYT --investigación y análisis-- y cobrara por ellos el precio de mercado a fin de hacer creíble el artificio.

En este punto ha querido ilustrar a la Sala con un ejemplo: "Si tú tienes que hacer negocios en Marruecos" y operas con una falsa empresa de "venta de ajos", "tienes que hacer algo en ese campo porque, si no, te descubren, se dan cuenta de que es un tocomocho".

Se desmarca de Iron y Land

De esos operativos en los que Villarejo habría participado, ha resaltado Malaya, a la que dice que puso nombre; la investigación de los atentados del 11-M; sobre las supuestas armas nucleares de Irak -"consiguió a acceder a la documentación clandestina que tenía Sadam Husein"-; o que abrió canales con la Inteligencia saudí o siria.

En este contexto, ha reconocido que proporcionó a Villarejo datos para las operaciones que este último tenía encomendadas, aunque con salvaguardas. Según ha descrito, "le pedía una explicación" y, si no le terminaba de convencer, lo consultaba directamente con el entonces Director Adjunto Operativo (DAO), Eugenio Pino. "Yo no me fío de nadie", ha recalcado.

No obstante, se ha desentendido de cualquier búsqueda de información vinculada a Balder, el despacho de abogados al que CENYT investigó por orden de Herrero&Asociados, otro bufete que contrató a Villarejo en 2013 para averiguar si la competencia le estaba espiando.

"Me enteré de que existía Balder cuando se abrió este sumario", ha aseverado, para puntualizar al hilo de las cuestiones de Serrano que no buscó datos ni de este bufete ni de sus empleados.

A la lista de supuestas falsedades de Riaño ha sumado que no solo conocía a Bonilla, sino que semanalmente se tomaban "un vino", comían y jugaban al mus en un bar cercano a comisaría y que sabía que trabajaba con Villarejo porque hasta le envió 'emails' en los que le adjuntaba informes expresamente dirigidos a él.

Asimismo, ha negado que el ordenador donde registraban las peticiones de información fuera accesible hasta para "la señora de la limpieza". García Castaño ha subrayado que estaba bajo "estrictas medidas de seguridad". "¿Se piensa que esto es una casa de buen vivir que te metes por la puerta del garaje?", ha increpado.

Los ataques de Riaño, ha planteado, se deberían a que el inspector "se enfadó" con su jefe porque le amenazó con echarle de la Policía, precisamente, porque solía suministrar información a ex policías "amigos" suyos. "Tenía un concepto amplio de compañerismo que yo no compartía", ha rematado.

Los fondos reservados

Buena parte del interrogatorio ha girado en torno a los ingresos recibidos por García Castaño para dilucidar si cobró dinero de Villarejo por los presuntos favores privados que les han llevado al banquillo de los acusados.

García Castaño ha señalado que Villarejo nunca le pagó. Solo ha admitido que usó CENYT para ahorrarse el IVA en la compra de dos coches y ha revelado que en una ocasión Villarejo dio dinero a la UCAO (5.000 euros) para pagar a "colaboradores" porque los fondos reservados se habían retrasado.

Sobre su remuneración, El Gordo ha explicado que recibía su nómina y, "desde el 23-F", fondos reservados. Éstos se dividían en dos, los que usaba para gastos de la UCAO y los que empleaba en "operaciones especiales", que podían servir para agasajar a una delegación extranjera o misiones fuera de España

"Por ejemplo, cuando iba a Francia y tenía que pagar a una autoridad francesa, porque colaboraba con nosotros, le daba dinero en efectivo. Y yo podía utilizar ese dinero para comer, beber, comprarme un traje, unos zapatos o lo que quisiera", ha señalado.

García Castaño ha justificado que pudiera quedarse con ese sobrante, que ha denominado "otros ingresos de compensación", porque en todos esos operativos especiales se estaba "jugando la vida".

Condecorado por "todo Cristo"

García Castaño ha lamentado que "el buen hacer de Villarejo se ha ido por el cubo de la basura" por la "parafernalia" que ha montado con sus grabaciones de las conversaciones telefónicas que mantenía, de las que le ha reprochado que las "dirigía" en función de sus intereses, y sus agendas personales, pura "fantasía".

También ha reivindicado su labor. "Mi trabajo ha sido fundamentalmente durante 40 años con la Audiencia Nacional y nunca jamás me han llamado la atención". Al contrario, ha destacado, indicando que ha recibido condecoraciones de "todo Cristo", incluidas del antiguo KGB.

Ya en la recta final ha querido dejar patente que no solo está "cansado", sino "cabreado", por las acusaciones en su contra y ha implorado al tribunal que le deje defenderse con todas las armas.