La explosión de la variante ómicron, mucho más infecciosa pero también de efectos menos graves según los estudios preliminares, está forzando a las autoridades a replantearse sus acciones frente a la pandemia del coronavirus. En casi todos los casos, el nuevo enfoque pasa por más restricciones, como la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores en toda España y la vuelta al toque de queda y a los límites de horarios y aforos en la hostelería en algunas autonomías. Pero el nuevo escenario también puede servir para relajar otras medidas, caso de la cuarentena para los positivos. El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas estudiarán el miércoles, en el marco del Consejo Interterritorial, reducir el aislamiento de los contagiados de los 10 días actuales a 5, una medida que poco a poco se va abriendo paso a ambos lados del Atlántico. 

La Comunidad de Madrid ha sido la primera en defender esta iniciativa. "El panorama de decisiones en la pandemia y las que aporta esta variante es diferente. Llevamos diciendo unos cuantos días que la gestión de la pandemia no puede ser la misma de hace un año ni hace unos meses por dos motivos: uno por la situación vacunal de la población y dos por las características clínicas y epidemiológicas de esta variante", señaló este martes el viceconsejero de Salud, Antonio Zapatero.

El Gobierno evitó posicionarse, remitiéndose al debate que tendrá lugar en el Consejo Interterriorial. "Cualquier decisión que adoptemos en el ámbito de la gestión de la pandemia, lo hacemos con el apoyo y el rigor de los equipos técnicos y en ese ámbito será donde se plantee", dijo tras el Consejo de Ministros la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez.

Pero fuentes de Sanidad subrayan que la medida, para aprobarse, deberá de ser validada primero por la Comisión de Salud Pública, que agrupa a los cargos técnicos del Gobierno y los territorios, un organismo que no está previsto que se reúna hasta la semana que viene.

La franja de los contagios  

De momento, EEUU ya ha dado el paso. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) anunciaron el lunes que el tiempo de aislamiento para los pacientes contagiados pasará a ser de cinco días. Pasado ese tiempo, durante los cinco días siguientes, los afectados deberán utilizar mascarilla siempre que estén cerca de otras personas. La medida, según los organismos de EEUU, se basa en que la mayoría de los contagios se producen entre los dos días anteriores a la aparición de síntomas y los tres siguientes. 

La semana pasada, Reino Unido tomó una decisión similar, pero algo más tímida: las cuarentenas serán de siete días en el caso de que el contagiado dé negativo en dos test de antígenos.  

También Italia y Francia se plantean aprobar una medida de este tipo. En el caso italiano, la relajación de la cuarentena afectaría solo a los vacunados con la dosis de refuerzo, ante el temor que la expansión de la variante ómicron paralice importantes sectores productivos.