El giro estratégico del Gobierno sobre el Sáhara ha encendido a Unidas Podemos, ha irritado al PP y al resto de la oposición —incluidos los socios habituales— y ha abierto una crisis inesperada con Argelia. Pero también pilló por sorpresa a un PSOE que vivió con "desconcierto" la noticia en las primeras horas. Las filas del partido están ahora más reagrupadas y a la espera de la comparecencia del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, el miércoles por la tarde en el Congreso, aunque puede que no sea suficiente para calmar a los grupos. El presidente, Pedro Sánchez, no se ha pronunciado aún sobre la apertura de la "nueva etapa" iniciada con Marruecos y el abandono de una neutralidad mantenida durante 47 años, aunque sí ha lanzado ya un primer gesto: visitará el miércoles las ciudades de Ceuta y Melilla, con sus respectivos presidentes, tras haber asegurado con Rabat el respeto a su "integridad territorial" y a la espera de que se abran de manera inminente las fronteras después de estar más de dos años cerradas. Lo hará justo después de que este lunes recibiera un aval explícito de la Comisión Europea: el acercamiento, dijo, es "positivo".

Incluso fuentes de la dirección federal del PSOE admiten en privado que el viernes pasado cundió cierto "revuelo" interno. A media tarde, Marruecos dio a conocer parcialmente la carta que había enviado Sánchez al rey Mohamed VI, en la que definía el plan autonomista defendido por el reino alauí desde 2007 como "la base más seria, realista y creíble" para la resolución del conflicto. Hora y media después, la Moncloa emitió un comunicado en el que celebraba el inicio de la "nueva etapa" y más tarde compareció Albares en rueda de prensa desde Barcelona, y no desde la sede del ministerio, en Madrid.

Pero dejó muchos cabos sueltos, que tampoco resolvió este lunes desde Bruselas: no contó cómo se había gestado la superación de la crisis, ni cuándo se envió la misiva a Rabat, ni cómo y por qué cauce se informó a Argelia. Ni tampoco se detuvo en explicar por qué ahora, más allá de señalar que precisamente la guerra en Ucrania, el "desafío" tan gigantesco que supone la invasión de Vladímir Putin, hace de este un "buen momento" para cerrar una crisis que se llevaba arrastrando desde el 10 de diciembre de 2020, cuando Marruecos suspendió de manera unilateral la Reunión de Alto Nivel (RAN) que iba a mantener con España una semana más tarde.

Distintos dirigentes convienen en que en las horas posteriores al anuncio latía el "desconcierto", la "sorpresa", sobre todo porque faltó una narrativa, un hilo con el que explicar a las bases el porqué de un giro tan repentino. "Creo que en el partido hay quizá incomprensión por el cambio y una sensación por la falta de explicaciones. Y es muy mal momento. Toda la gente está muy sensibilizada ahora con los refugiados", indica una líder regional del PSOE. Otro alto mando territorial coincide en el diagnóstico, y en que "alegría no hay". "No creo que hayan faltado explicaciones. Estamos demasiado acostumbrados a estar muy encima de cada movimiento de cualquier alto cargo o de cualquier iniciativa y hay algunas cuestiones de Estado, como esta, que no deben exponerse públicamente, se deben trabajar con discreción, y hay que confiar en los equipos que nos gobiernan", opone sin embargo otra presidenta autonómica.

La pretensión de Ferraz era desplegar una labor de pedagogía, y "la reacción fue buena", porque la dirección insiste en que no se saldrá de los márgenes de la ONU

"El sentimiento mayoritario es de sorpresa y desconcierto —admite por su parte un cargo de la ejecutiva de Sánchez—. Por eso es tan importante que hable Albares el miércoles". La cúpula ha sido estos días plenamente consciente del pálpito de un partido que siempre se ha declarado muy cercano a las demandas del pueblo saharaui y que ha demandado una solución pactada que pasara por una consulta hasta su programa electoral de abril de 2019. El secretario de Organización, Santos Cerdán, habló durante el fin de semana con todos los territorios "sobre el contexto general, y también de la nueva etapa con Marruecos". Su pretensión era desplegar esa labor de pedagogía, y "la reacción fue buena", porque la dirección insiste en que no se saldrá de los márgenes de la ONU, que llama a una solución aceptada por las dos partes, Rabat y el Frente Polisario. También se empleó en la misma tarea el jefe de Gabinete del presidente, Óscar López.

Mayoritario silencio

En todo caso, este lunes imperaba mayoritariamente un significativo silencio entre los líderes regionales y cuadros del partido. Muchos rehusaban contestar. "La gente está ya más tranquila", razonaban desde la dirección, y lo achacaban al envío de un argumentario interno en el que insisten en que "no ha habido un cambio de posición" sobre el Sáhara, porque fue la postura defendida por José Luis Rodríguez Zapatero en su segunda legislatura y mantenida en las RAN de 2008, 2012 y 2015. "Quizá no se ha explicado suficientemente bien la posición. Ahora, lo prudente es esperar a la comparecencia del ministro: los grupos van a preguntarle las cosas de forma muy clara, y será positivo para todos. A partir de sus explicaciones, ya hablamos. Pero sí, hubo revuelo al principio, aunque todos confiamos en la gestión del Gobierno. Sacar conclusiones antes de tiempo no es justo", concluyen en la ejecutiva federal.

"Creo que en el partido hay quizá incomprensión por el cambio y una sensación por la falta de explicaciones. Y es muy mal momento", confiesa una líder regional

Públicamente, no ha habido ruido en las filas socialistas. La única dirigente que sí ha manifestado más claramente su malestar ha sido Francina Armengol, presidenta de Baleares, comunidad muy vinculada a la causa saharaui. "Soy consciente de que vivimos tiempos complicados, pero ahora más que nunca es importante respetar y defender uno de los valores más universales, los derechos humanos. El pueblo saharui se merece vivir en paz y libertad", escribió el sábado en Twitter. A Armengol el conflicto le toca de lleno, porque tiene en acogida dos hijos saharauis. El portavoz de su Gobierno, Iago Negueruela, también se desmarcó este lunes de la línea oficial.

Quien ha alzado la voz es el diputado Odón Elorza, habitual voz crítica en el partido. "Me duele el abandono de una causa justa", señalaba el sábado en redes sociales. "A algunos socialistas nos costará cambiar el paso y aceptar de modo sumiso esta cesión a las pretensiones de Marruecos tras su conocida presión y su juego sucio", abundaba este lunes en un artículo publicado en 'infoLibre' respaldado por el parlamentario balear Pere Joan Pons, muy próximo a Armengol. También Izquierda Socialista, la única corriente reconocida en el partido, manifestaba su "desacuerdo" con la decisión y pedía la convocatoria del máximo órgano de dirección, el comité federal.

Puertas para fuera, en público, el PSOE niega cualquier mínima fricción interna. No ha habido "revuelo", indicaba en rueda de prensa en Ferraz el portavoz de la ejecutiva, Felipe Sicilia. El dirigente ponía voz al argumentario, recalcando una y otra vez que no ha habido giro en la posición, sosteniendo a la vez que "los tiempos cambian". En las RAN de 2008 (con Zapatero en la Moncloa), 2012 y 2015 (con Mariano Rajoy ya en el poder), España se limitaba a saludar los "esfuerzos serios y creíbles" de Rabat para solucionar el contencioso del Sáhara. Y la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, de octubre de 2021 (la 2602), simplemente "toma nota" de la propuesta autonomista del reino alauí, como "toma nota" de la oferta del Polisario y reafirma el apoyo a la "libre determinación" del pueblo saharaui. Alemania, para cerrar su propia crisis con el país magrebí, consideró el pasado mes su propuesta como un "esfuerzo serio y creíble".

Posición más matizada en el 40º Congreso

Es decir, España da claramente un paso más allá, al posicionarse del lado de Rabat al afirmar que es la "base más seria, realista y creíble". En el PSOE recuerdan que, aunque se da un espaldarazo a Marruecos, en el fondo no cambia nada, porque se sigue confiando en una solución aceptable por las dos partes, como mandata la ONU, y el Polisario ha rechazado la autonomía.

España va un paso más allá de las resoluciones de la ONU y de Alemania y se acerca a la posición francesa. El apoyo a la autodeterminación la sostuvo en el programa de abril de 2019

El penúltimo programa electoral de generales del PSOE, el de abril de 2019, sí apostaba por una "solución del conflicto que sea justa, definitiva, mutuamente aceptable y respetuosa con el principio de autodeterminación del pueblo saharaui". Sicilia se aferraba, en cambio, a la posición ya más matizada que salió del 40º Congreso Federal, el pasado octubre, cuando ya estaba abierta la crisis con Rabat: el partido defenderá "los esfuerzos para encontrar una solución entre las partes en el marco de las negociaciones dirigidas por la ONU, las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y los principios de la Carta de las Naciones Unidas". "En el PSOE estamos comprometidos con una solución política que respete la legalidad internacional", remachaba el texto.

Los escritos del Gobierno y del PSOE dejan en evidencia el giro histórico de Sánchez. Un viraje muy censurado por los socios de coalición. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que sí respaldó el envío bilateral de armas a Ucrania frente a Podemos, no ha ahorrado críticas contra los socialistas en esta ocasión. Albares la llamó después de que trascendiera el comunicado del Gabinete real marroquí, no antes. "Quien está incumpliendo el mandato de país es el presidente del Gobierno. Somos un Gobierno de coalición y los asuntos de fondo se dialogan entre las partes", se quejó este lunes.

Y aunque admite que la política exterior es competencia del presidente y del ministro, reclama que las cuestiones de fondo sean "compartidas". El Ejecutivo, no obstante, no se romperá porque el país no se merece "tamaña irresponsabilidad", añadió, informa Miguel Ángel Rodríguez. Sicilia respondió a Díaz subrayando que es el presidente el que "tiene la capacidad de decidir de política exterior" y esta no es "improvisada" ni nada que tenga que "consensuar" con el resto del Consejo de Ministros.

Respeto a la ONU

El cambio histórico de posición del Gobierno, la definición del plan autonomista de Marruecos para el Sáhara como "la base más seria, realista y creíble" para la resolución del conflicto, ha recibido un fuerte chaparrón interno, en España, pero el jefe del Ejecutivo sí ha logrado el espaldarazo de la Comisión Europea. "La UE da la bienvenida a todo desarrollo positivo entre sus Estados miembros y Marruecos en su relación bilateral, que no puede ser sino beneficiosa para la implementación del acuerdo de asociación euro-marroquí en su conjunto", explicó este lunes en rueda de prensa desde Bruselas la portavoz comunitaria de Exteriores, Nabila Massrali.

Borrell refuerza al Ejecutivo al señalar que su giro "no contradice" la posición fijada por la UE, de "pleno respeto y apoyo a las resoluciones de la ONU

La Comisión, no obstante, recuerda que "toda solución debe reposar sobre compromisos en conformidad con la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas" y "reafirma" su apoyo al secretario general de la ONU para continuar con el diálogo con Rabat y el Frente Polisario y llegar "a una solución política justa, realista, pragmática, duradera y mutuamente aceptable a la cuestión del Sáhara occidental". Horas más tarde, el alto representante de la UE, el socialista español Josep Borrell, reforzó al Ejecutivo al señalar que su giro "no contradice" la posición fijada por la UE, de "pleno respeto y apoyo a las resoluciones de la ONU".

El presidente se desplazó este lunes a Bruselas, para entrevistarse con el primer ministro belga, el liberal Alexander de Croo, y los presidentes del Consejo y de la Comisión, Charles Michel y Ursula von der Leyen, tras pasar por París para despachar con el presidente francés, Emmanuel Macron, pero el objeto de las cuatro conversaciones se enmarca en su gira por varias capitales para ganar apoyos a una reforma urgente del mercado energético europeo. No contestó preguntas en ninguna de las dos paradas.

Con el aluvión de críticas internas y el empujón de la UE en la mochila, Sánchez viaja este miércoles a Ceuta y Melilla, diez meses después de que se recrudeciera la tensión con Marruecos. Entonces, mayo de 2021, unas 10.000 personas llegaron principalmente a la primera ciudad autónoma. Una situación excepcional que obligó al presidente a volar hasta ambos enclaves para asegurar que la "integridad territorial" de España estaba garantizada. Los presidentes de Ceuta, Juan Vivas (PP), y Melilla, Eduardo de Castro (ex de Cs), han aplaudido la distensión con Rabat, al igual que el jefe del Ejecutivo canario, el socialista Ángel Víctor Torres.