En el escándalo de las comisiones millonarias por la compra de mascarillas en Madrid, salen a la luz nuevos detalles, como los mensajes de audio que reflejan la tensión entre el comisionista y su contacto en el Ayuntamiento madrileño por esa polémica y dudosa operación.Alberto Luceño recurrió a un auténtico repertorio para convencer al Ayuntamiento de su supuesta honradez. Les envió fotos del honorable empresario malayo, ahora en paradero desconocido, que les vendía el material sanitario, por cierto de nombre San Chin Choon.También material audiovisual como este. Las empleadas de las fábricas chinas cantaban y mandaban ánimos a los españoles. Aquí, fabricando los guantes que luego resultaron de ínfima calidad. Y cuando la encargada de materializar las compras del ayuntamiento empezó a sospechar que les estaban estafando con los guantes. Tras un tenso cruce de mensajes con Luceño le termina devolviendo 4 millones de euros y hasta se permite el lujo de abroncar a la funcionaria: "Elena, si es que yo creo que no entendéis el sistema. Es que vosotros para tramitar una transferencia tardáis ocho días y pasáis por 25.000 gestiones, necesitan un documento, que no una chapuza, que si yo hago eso estarías otra vez con la estafa de los cojones.