Después de mantener la incógnita hasta el último momento, el PP votará en contra del real decreto ley de medidas frente a la guerra en Ucrania. Los votos de los populares se habían convertido en clave por el enfado de los socios habituales del Gobierno a raíz del espionaje a independentistas con el programa Pegasus. ERC llevó el órdago hasta el final y acabó votando en contra, pero el sí de los cinco diputados de Bildu terminó salvando al Gobierno. Y, a partir de ese momento, los votos del PP dejaron de ser relevantes para convalidar el decreto.

Los populares, como publicó este diario, llevaban días debatiéndose entre el no y la abstención. El último intento de presión al Gobierno llegó ayer con una carta del responsable económico, Juan Bravo, a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la que tendía la mano al Gobierno por última vez si aceptaba cuatro puntos de su propuesta económica, incluyendo una rebaja fiscal. El Ejecutivo rechazó con total claridad la oferta y el PP entendió que su apoyo no era lo que buscaba Moncloa. Mientras tanto, los contactos se intensificaban con diputados de Teruel Existe, el BNG y, sobre todo, Bildu.

A primera hora de la mañana el PP seguía sin desvelar su voto. “Veremos el debate y decidiremos”, insistía la portavoz, Cuca Gamarra. Pero el acuerdo con Bildu fue determinante para confirmar su voto en contra. En realidad lo llevaban valorando días y, muy especialmente, desde ayer. Los populares aseguraban en la noche del miércoles que el Ejecutivo “no querían nada ni con PP ni con Ciudadanos” y que “sus huevos estaban puestos en otra cesta”. 

Insistían en que no es casual que este jueves se vaya a votar la puesta en marcha de la comisión de secretos oficiales dando entrada a Bildu, justo después de que la izquierda abertzale vaya a salvar el decreto clave de la legislatura.

En su intervención, el diputado del PP Jaime de Olano aseguró que el decreto era “una enorme decepción” insistiendo en que lo que hoy se vota “no es solo un real decreto” (en referencia al pacto con los independentistas vascos) y reprochando que para salvar una votación el Gobierno esté dispuesto a “desproteger el Estado”. Aún así, los conservadores volvieron a reiterar que hasta el final del pleno, cuando se votará, “hay tiempo” y criticó a Sánchez haber demostrado “que no tiene palabra” por abrirse a una negociación (y comprometerse en la última conferencia de presidentes autonómicos en La Palma a una bajada de impuestos) que finalmente no se produjo.