Dos años y dos meses después del cierre de las fronteras de Ceuta y Melilla, el próximo martes se reabrirá la conexión terrestre con Marruecos. Tras el giro histórico del Gobierno en su postura sobre el Sáhara Occidental, con el respaldo al plan de autonomía marroquí, Rabat ya no necesitaba mantenerlas clausuradas como medida de presión. Esta decisión en ningún momento se ha visto afectada por el escándalo del espionaje al teléfono de jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y de los ministros de Interior y Defensa, pese a que en España se ha apuntado a que Marruecos podía estar detrás, porque este país dispone del software Pegasus y los ataques se produjeron en el peor momento de la crisis diplomática con el reino alauí.

El Ejecutivo, después de haber logrado enderezar la comunicación con Mohamed VI, se ha cuidado mucho de abonar esta posibilidad. Ni en privado. La consigna ha sido que no se pronuncia sobre "hipótesis" o "conjeturas" para salvaguardar esta nueva etapa de relaciones con Marruecos. La frontera vuelve a abrirse -el 17 para los residentes de la UE y las personas autorizadas a circular en el espacio Schengen y el 31 para los trabajadores transfronterizos o quienes tienen un visado para Ceuta y Melilla- pero lo hace todavía sin aduanas para el control de mercancías. Su implantación es fundamental para el Ejecutivo, que lo considera un elemento clave de reconocimiento de la integridad territorial de España.

A principios de abril, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajó a Rabat para sellar una etapa "sin precedentes" en las relaciones bilaterales, con una hoja de ruta duradera y ambiciosa, cuyo alcance se definirá en la convocatoria de una Reunión de Alto Nivel (RAN) antes de que finalice el año. El texto, entre otras cuestiones, recogía "la plena normalización de la circulación de personas y mercancías", que "se restablecerá de forma ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimas".

Pedro Sánchez y José Manuel Albares, en la audiencia con Mohamed VI, en su reciente viaje a Rabat. EFE

Desde Exteriores y Moncloa se defendió que era la promesa de establecer aduanas de mercancías en las dos ciudades autónomas -en Ceuta no ha existido nunca en la historia y en Melilla hubo hasta 2018, cuando el reino alauí de manera unilateral la eliminó-. Se vivió como un éxito porque, explicaron, significaba que Marruecos "reconoce la soberanía de Ceuta y Melilla al poner los dos pasos aduaneros".

"Grupos de trabajo"

Pero justo la cuestión de las aduanas es la que se ha quedado pendiente y no porque no haya formado parte de la negociación de estos últimos días. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, era partidario de abrir ya a finales de abril y después abordar el debate del control de las mercancías. Pero desde Exteriores se pidió dos semanas más de plazo para profundizar en las conversaciones con Marruecos. Rabat no se siente comprometida con el establecimiento de las aduanas comerciales de manera tan clara como defiende la diplomacia española. No interpreta que la redacción del comunicado conjunto entre el presidente y el rey marroquí sea para ellos una obligación.

Reapertura de la frontera con Marruecos

Reapertura de la frontera con Marruecos. Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: Agencias

En estos 15 días no se han producido grandes avances, salvo que el departamento de José Manuel Albares ha ido poco a poco mostrándose más dispuesto a que se produzca una reapertura ordenada de las fronteras que comienza el día 17, pero con el horizonte temporal de que finalmente haya pasos aduaneros. Esto se ha traducido en el anuncio, en la nota que ayer distribuyó Interior, de que "dentro de este proceso gradual, los grupos de trabajo hispano-marroquíes determinarán las siguientes categorías de personas y mercancías que podrán acceder a Ceuta y Melilla".

Se apunta a un futuro, aunque indeterminado, con una administración aduanera española. Algo que, algunas personas con mucho conocimiento de la idiosincrasia marroquí, aseguran que "no se producirá nunca". "No habrá nada explícito que signifique el reconocimiento de la integridad de España", vaticinan.

Pero, nada más lejano de la opinión del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que precisamente este martes estuvo en Marrakech, donde se reunió con su homólogo marroquí, Naser Burita. En una comparecencia posterior sin preguntas sostuvo que los dos países han "seguido avanzando en la normalización en el paso de mercancías y personas por las aduanas". Un día después, en unas declaraciones a los medios de comunicación, Albares insistió en que la implantación pasos aduaneros "está muy clara en la declaración" y añadió que Bourita ha dicho que "van a cumplir todos los puntos del comunicado conjunto".