El debate del Congreso con el presidente del Gobierno ha sido un debate sobre la valentía y sobre la cobardía.

Vayamos a la valentía: el líder del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, ha pedido valentía a Pedro Sánchez para aplicar la agenda legislativa, limpiar las "cloacas" y profundizar en la mesa catalana de diálogo. La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, también le ha reclamado valentía para enfrentar los problemas de las clases trabajadoras. El jefe del Ejecutivo ha destacado, casi al final de la sesión, que entre sus defectos no está el de "mirar para otro lado". Él es valiente. "Me han pedido coraje", ha dicho antes de mandar este mensaje: habrá coraje.

Es su forma de ser, su esencia; lo dice él mismo en un libro titulado 'Manual de resistencia'. La gente que le conoce, en política y en lo personal, saben que cuanto más alto sea el obstáculo, más se empeña en saltarlo. "No se acobarda nunca, sobre todo si el panorama pinta mal", dijo hace poco a este periodista un cargo de la formación.

Jaume Asens, encargado de la negociación por parte de Unidas Podemos con el PSOE sobre los abusos en la Iglesia, en el Congreso EFE

Vayamos ahora a la cobardía y lo que se ha comentado al respecto en el hemiciclo del Congreso, durante un debate que ha durado cinco horas. Cuca Gamarra (PP) e Inés Arrimadas (Cs) han reprobado al presidente que haya entregado la gestión a formaciones independentistas que quieren destruir el Estado. "No encontrarán un presidente tan débil", ha proclamado la portavoz de los populares. Para ambas, lógicamente, Sánchez es un mandatario cobarde que cede con demasiada facilidad ante ERC y EH Bildu. La diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, por su parte, ha acusado al líder socialista de haber cometido un acto de "pura cobardía" con la destitución de la ya exdirectora del CNI, Paz Esteban, sólo con tal de mantenerse en el poder.

"Cuide el bloque de izquierdas"

Mantenerse en el poder. Es algo que la oposición suele atribuir al presidente: una ambición voraz que le permite sacrificar lo que haga falta con tal de... Mantenerse en el poder. Sea cierto o no el retrato, algo no está yendo bien en la acción del Gobierno. El caso Pegasus lo ha puesto de manifiesto con contundencia.

Porque no ha habido un solo grupo, salvo el PSOE, claro, que haya salido satisfecho de las explicaciones del presidente. Ni siquiera el PNV, que ha visto este jueves cómo dos de sus proposiciones legislativas más relevantes, la reforma de la ley de secretos oficiales y la del Centro Nacional de Inteligencia, han sido poco menos que plagiadas. Lo que debatan los grupos del Congreso no serán los textos nacionalistas, sin embargo, sino sendos proyectos del Ejecutivo, pero sobre los enunciados que la formación de Andoni Ortúzar ha registrado ya en la Cámara.

El "sanchismo" está en crisis porque la acción de gobierno, al menos la relación con la oposición, se encuentra tocada. La crisis es de confianza; no es poca cosa. El pleno del Congreso ha sido una enumeración incesante de críticas tanto desde la izquierda como de la derecha. Incluso Asens, aunque más tímido, ha deslizado reproches.

"Para qué ha venido", ha inquirido al presidente el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien no se ha creído casi nada de lo que argumentado Sánchez. Igual que el representante del PDeCAT, Ferrán Bel, o la de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, para la que el jefe del Ejecutivo ha ido al Congreso a "pedir un acto de fe". "Trabajamos para mantener la mayoría de la investidura; cuide el bloque plurinacional y de izquierdas", ha exigido. Aitor Esteban, por su parte, ha recriminado la "condescendencia" con la que a su juicio actúa el PSOE cuando encima de la mesa figuran reformas de calado y profundizaciones en derechos.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, en la tribuna del Congreso. EP

La relación del Partido Socialista con Unidas Podemos, ERC, PNV y EH Bildu no está en su mejor momento. Los coqueteos que la dirección de Sánchez ha hecho con el PP y con Cs en algunas materias lo prueban. La ley audiovisual, que hace dos semanas estaba afianzada, pende de un hilo por culpa de una enmienda transaccional registrada en el último momento por el grupo de Héctor Gómez. La futura regulación de los planes públicos de pensiones se está desviando hacia la derecha para enfado de las formaciones soberanistas de izquierdas, lo que envuelve de intriga el proceso.

'Sanchismo' cansado; Sánchez envalentonado

Tiempos complejos en el Congreso, consecuencia de una inestabilidad que irá avanzando a lo largo del año y medio de legislatura que queda. El PP, Vox y Cs creen que esto no durará mucho. Gamarra ha augurado el cambio de poder "más pronto que tarde" y Arrimadas ha reseñado que "el día más feliz" de este mandato de Sánchez será cuando convoque los comicios. Claramente la derecha huele esa "debilidad" del presidente porque las intervenciones de sus portavoces han subido los decibelios.

Pero mientras no lo crea Sánchez, no vendrá ese cambio. A tenor de expresiones que ha proferido este jueves, el presidente está confiado y seguro de su gestión, y consecuentemente, de sus opciones electorales, cuando tenga que ponerlas en liza. "Cuando lleguen las elecciones, los ciudadanos les pondrán en su debido sitio, en la oposición", ha dicho al PP y a Vox. "Continuaremos aprobando leyes hasta el final de la legislatura", ha sentenciado mientras cerraba el cuaderno y abandonaba la tribuna de oradores, momento en que acababa el punto más largo del orden del día.

Los recelos expresados por la mayoría de la oposición han descubierto señales de agotamiento en un proyecto que Sánchez ha concebido para, al menos, dos legislaturas. Esto no significa que las leyes empiecen a caer. Es muy probable que, como el propio presidente ha dicho, se sigan aprobando. Cómo salgan adelante es otro cantar. Si la norma del "sólo sí es sí" cuaja por la izquierda, vale; si la audiovisual la salva la derecha, vale también.

Significa este contraste que Sánchez sigue creyendo en sí mismo. La sesión de este jueves, dedicada a Pegasus, probablemente le lleve a una reinvención, a una más. En parte, ya la está ensayando. Cuando ha dedicado los primeros 20 minutos del debate a la corrupción del PP y a los audios de José Manuel Villarejo, estaba marcando un rumbo. Cuando ha contrastado "la crispación" de la derecha con su apuesta por la concordia, estaba marcando un rumbo. Tal y como ha recordado, la moción de censura sirvió para instaurar la regeneración. La misión no ha acabado. El SMI, el IMV, la reforma laboral, la actualización de las pensiones, la ley FP son sólo el comienzo, según su relato.

Ana Oramas ha recordado un pasaje de "Pedro Navajas", canción de Rubén Blades, este jueves: "Con el tumbao de los guapos al caminar", ha entonado para risas de la bancada derecha del hemiciclo.

Pero miren este comienzo de este tema de la banda León Benavente. Se llama "Ánimo, valiente", y empieza así: "Tú, que sabes escalar las montañas/Que recorres los caminos con paciencia/Que conoces toda España/Y vives bajo la influencia/Tú, que sabes lo que fueron los ochenta/Te mereces todo lo que te pase/Eres de la resistencia/El cuchillo entre los dientes/Ánimo/Ánimo, valiente".

Queda legislatura, parece. Que le salga bien a Sánchez ya se verá,