La preocupación dentro del PP y en el entorno del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tras la polémica generada por su vicepresidente cuando se dirigió a una diputada socialista con una discapacidad y le dijo que le respondería “como si fuera una persona como todas las demás” ha ido a más en las últimas horas. Además, calificó las leyes del aborto y la eutanasia como leyes de la “muerte”. La sensación que cunde en el PP es que “si las cosas siguen así, la legislatura se va a hacer muy larga”, mientras reconocen un malestar importante “por la imagen que están proyectando desde la Comunidad y las propias Cortes”.

Al margen del contenido de las declaraciones, que sorprendió a la bancada popular y a dirigentes de todos los territorios (algunos las achacan también a la inexperiencia y juventud del vicepresidente y otros, especialmente en Castilla y León, insisten en que desde Madrid la dirección nacional de Vox presiona para “fomentar el discurso ideológico” y marcar diferencias, en términos de dureza, con el PP) el núcleo duro de Mañueco mira con especial inquietud el arranque de una coalición que debe durar un ciclo completo. “Acabamos de empezar”, se lamentan.

Hace justo un mes, cuando se confirmó la toma de posesión del nuevo gobierno, el presidente autonómico daba por hecho que, al menos, durante un tiempo las cosas estarían tranquilas, sin estridencias ni meteduras de pata excesivas, precisamente porque entendía que Vox también querría evitarlas mirando a Andalucía. Con una campaña electoral a la vuelta de la esquina, en la que los ultra también se juegan mucho, la percepción del PP era que su socio evitaría las polémicas que pudieran perjudicarle.

Pero pasadas cuatro semanas, García-Gallardo ha inaugurado la primera sesión de control al Gobierno levantando ampollas dentro y fuera del Ejecutivo. El mandato en el PP es el de marcar diferencias y dejar claro que no deben responder por las declaraciones de dirigentes de Vox. Pero, al final, el presidente autonómico acabó pidiendo disculpas públicamente —“si alguna persona o entidad del tipo que sea se ha podido sentir molesta o ofendida por cualquier cosa que haya hecho el Gobierno de Castilla y León le pido respetos, disculpas y perdón”—. También Alberto Núñez Feijóo se vio obligado a pronunciarse, aunque despachó el asunto calificando de “sorprendentes” las declaraciones.

“Ellos están convencidos de que hacen lo correcto y de que su papel es diferenciarse del PP. En Madrid les piden que hagan hincapié en los aspectos más ideológicos”, explican fuentes de los populares castellanoleoneses. En este momento la principal preocupación es que la imagen de la Comunidad se vea lastrada por los socios de Gobierno. “Si todo queda en una estridencia de Vox y todo el mundo lo percibe, bueno. Pero, si no, estará fuera de control”, consideran otros dirigentes que ponen el acento en que la coalición apenas tiene un mes de vida.

En el entorno de Mañueco sí señalan algunas similitudes con el arranque del Gobierno de coalición con Ciudadanos la legislatura anterior. Sobre todo, dicen, por el desconocimiento de cómo funcionan las estructuras de la Junta y las dificultades de separar lo que es partido de Gobierno. Dirigentes del PP señalan distintos "lapsus" de García-Gallardo en actos de Vox en los que habla en nombre del Gobierno autonómico y viceversa. Confían en que, poco a poco, algunos de esos errores se vayan subsanando.

Los sectores más pesimistas ven una estrategia de fondo, al menos desde la dirección nacional, que implica emplear tono duro en muchos aspectos en los que chocan con el PP. Y el miedo es que sigan aflorando esas diferencias con salidas de tono como la de esta semana. “Hay cosas que no podemos repetir ni asumir dentro del Gobierno”, reconocen a este diario.

A pesar de que el objetivo del PP es mantener un perfil muy institucional, especialmente en regiones como Castilla y León, conservadoras, donde estas estridencias están mal vistas en general, los populares consideran que de cara a la campaña andaluza no tendrá especial afectación siempre y cuando consigan desvincular las polémicas de Vox de Mañueco.