Por si había alguna duda de la dinámica hilarante en la que ha entrado la legislatura, a falta de un año y medio para que se acabe, bastaría con repasar esta secuencia de dos escenas para disiparla.

Jueves 26 de mayo. 9.00 horas. Congreso de los Diputados

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece ante el pleno para dar explicaciones por el uso del sistema Pegasus en los presuntos espionajes a decenas de personalidades del independentismo catalán, desde políticos a representantes civiles. En vez de abordar el asunto nada más comenzar, despliega una serie de argumentos sobre las heridas que la corrupción inflige a la democracia, y en concreto, sobre el vínculo directo que el PP tiene con ello.

En este contexto, Sánchez afirma: "Y mientras se recortaban las políticas sociales y se imponían contrarreformas que menoscababan los derechos laborales y devaluaban los salarios y las pensiones de nuestros mayores, la opinión pública española asistía, entre atónita e indignada, a una cascada, yo diría que interminable, de escándalos de corrupción de sus gobernantes, que con una mano recortaban y con la otra cobraban sueldos en B".

La bancada socialista aplaude con entusiasmo, mientras en la del PP sus señorías intercambian gestos de perplejidad y exabruptos sobre las inapropiados reproches de Sánchez.

El presidente añade: "A la corrupción financiera, señorías, que representa el caso Gürtel, y a la corrupción política, que simboliza la instrumentalización de instituciones públicas, como, por ejemplo, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, representada en el caso Kitchen, la derecha española junta otra corrupción, la corrupción democrática, que es no aceptar los resultados electorales".

Es un inicio inesperado. Aunque el diario El País avanzó que el mandatario socialista haría referencias a la corrupción del PP y a los audios de José Manuel Villarejo, en los que charla con la exsecretaria general de los populares María Dolores de Cospedal, pocos en la Cámara esperaban que la diatriba saliera a colación tan pronto. Sánchez lo hace, sin embargo, en un intento nítido de contrastar su acción de gobierno, caracterizada por la transparencia, con la acción de gobierno anterior, caracterizada por la opacidad y por tejemanejes ocultos, según su visión.

Llegados a este punto, resulta lógica, natural incluso, pensar que después de una invectiva como ésa, el presidente solemnizaría su apuesta por la mayoría progresista que hay en la Cámara, y en consecuencia, por la exclusión del PP de su radio de acuerdos. Pero no. Sánchez sigue con la crítica y subraya que a pesar del esfuerzo de su gabinete por la regeneración y la ejemplaridad, y a pesar de que no figura actualmente entre las principales preocupaciones de la ciudadanía, según los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la corrupción puede regresar en cualquier momento porque "el partido que fue condenado -el PP- sigue mirando hacia otro lado o continúa tapando los comportamientos corruptos de ayer y de hoy".

Jueves 26 de mayo. 20.00 horas. Congreso de los Diputados

El pleno del Congreso vota el dictamen que ha elaborado la Comisión de Asuntos Económicos para aprobar la nueva ley audiovisual. La presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, canta los resultados: 130 votos a favor, 83 en contra y 131 abstenciones.

Es inusual que una norma depare más abstenciones que votos a favor. No fue rechazada porque lo que se mide son los síes y los noes. Sin embargo, es cuestionada la ley nada más terminar el recuento, en términos políticos. El PSOE únicamente retiene los apoyos del PNV, Teruel Existe, PRC, Coalición Canaria y Nueva Canarias. La izquierda le ha abandonado, incluso Unidas Podemos, que en diciembre, en el Consejo de Ministros, había respaldado el proyecto.

Si no fuera por el PP, que decide pasar del "no" a la abstención, el Gobierno de coalición habría entrado en una crisis de consecuencias impredecibles. Los populares son, por tanto, los responsables de que la crisis en el Gobierno no sea tan aguda y, en una línea más pragmática, de que el potente sector audiovisual española tenga una regulación reformada.

Sánchez empezó el jueves con una diatriba al PP y lo acabó con el PP salvándole una de las leyes sectoriales más importantes de la legislatura. No es la primera vez en estos últimos tres meses, sin embargo, muestra de que en el plano económico el partido de Alberto Núñez Feijóo puede convertirse en un aliado. En el Congreso ya es costumbre que convivan dos universos: uno es el de las leyes, que se transaccionan y se pactan; otro es el de las declaraciones, que chocan unas contra otras en una ceremonia de ruido y animadversión.

Las leyes económicas y el PP

Desde febrero se han ido configurando dos áreas legislativas. El PSOE y Unidas Podemos avanzan por ellas de manera desigual. La social la impulsa la mayoría progresista y la económica, una mezcolanza en la que pueden irrumpir formaciones tan dispares como el PP y Más País.

Un repaso por las normas de índole económica aprobadas o admitidas a trámite durante los meses de marzo, abril y mayo muestra al Partido Popular más como un colaborador que como un adversario. Entretanto, desde el Gobierno y el Partido Socialista no han cesado las reprobaciones, las quejas y los ataques. Tanto el presidente como los ministros/as y los dirigentes de la formación repiten una y otra vez que el PP carece de visión de Estado porque ni escucha los llamamientos al pacto de Moncloa ni formula propuestas. Es el partido del "no a todo", han dicho en varias ocasiones.

Efectivamente, la ley audiovisual no tiene por ahora los votos a favor del PP (queda el trámite del Senado), pero si no se hubiera abstenido, la suerte de la norma habría sido muy distinta. A Unidas Podemos le vino bien, reconocen fuentes del grupo parlamentario, conocer a media tarde la posición de los populares. Ello les permitió barajar incluso el rechazo. Finalmente, optaron también por la abstención.

Otra ley sumamente destacada fue la de telecomunicaciones, ahora en el Senado. Concitó 266 síes en el pleno, entre ellos los del PSOE, Unidas Podemos y el PP. No fueron los únicos, ya que se sumaron al bloque desde Compromís a Ciudadanos, otro partido que en el universo económico, más allá de las declaraciones y las reticencias, reina la transversalidad.

Aunque el decreto del Plan Nacional de Respuesta a la guerra de Ucrania enfrentó a los dos principales partidos españoles, su votación aparece como una excepción en el listado de los últimos tres meses. Los populares se decantaron entonces, 28 de abril, por el voto en contra, pero tras saber que EH Bildu iba a apoyar. Esto les abrió la puerta del rechazo, y entraron por ahí para alejarse de una horquilla de partidos con los que no quiere saber nada, especialmente el de la izquierda abertzale.

Pero PSOE y PP han votado juntos, es decir, sí, en el proyecto de ley de rehabilitación edificatoria (12 de mayo), en el decreto de medidas hipotecarias y de gestión de pagos en el exterior con motivo de la guerra de Ucrania (12 de mayo) o del decreto de medidas para paliar en el sector agrario los efectos de la sequía (7 de abril).

Otro decreto que enseña coincidencia de socialistas y populares es el de sostenibilidad del transporte por carretera (17 de marzo), así como el del Estatuto del Artista o el "mix" en el que entraron propuestas en apoyo de los autónomos, de sectores afectados en la isla de La Palma y otras que buscan atajar situaciones de vulnerabilidad (10 de marzo).

Socialistas y populares permiten la toma en consideración de una iniciativa legislativa de los segundos para regular permisos de maternidad y paternidad superiores a 26 semanas (24 de marzo). Ambos, además, son decisivos en el rechazo a la enmienda a la totalidad y para devolución de la norma sobre los planes públicos de pensiones (también del 24 de marzo).

Precisamente esta última se vislumbra como la siguiente votación frenética del periodo de sesiones. El Ministerio de Inclusión y Seguridad Social no ha podido tramitarla aún porque ni mucho menos tiene garantizada la aprobación. Por la izquierda está calando el rechazo; por la derecha vienen ecos de entendimientos. Cs ya se ha posicionado y el PP todavía no. Con todo, tal y como están los ánimos, es más que probable que dentro de unas semanas el Congreso analice otra ley que, como la audiovisual, puede distanciar al PSOE y a su socio de Gobierno y revelar una extraña sintonía con los populares.