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Cataluña

Junts enfría el ultimátum y se da más tiempo para negociar con ERC

Republicanos y posconvergentes celebran un nuevo cónclave discreto en el que JxCat ya no vincula el cumplimiento de sus exigencias al debate de política general en el Parlament

Laura Borràs y Jordi Turull. EFE

Junts enfría el ultimátum para evitar quedar maniatado por él. No lo ha explicado públicamente, pero la idea es la siguiente: si en los próximos días hay buena voluntad por parte de ERC para cumplir los tres compromisos que JxCat le reclama -unidad en Madrid, que la mesa de diálogo se centre en la amnistía y la autodeterminación y una coordinación estratégica del 'procés'-, la decisión sobre salir o no del Govern quedará aplazada durante un tiempo aunque las exigencias a Esquerra no se hayan cumplido todavía.

La posconvergencia ve o quiere ver en ERC buena voluntad y con ello entiende que se puede posponer la consulta interna a las bases del partido sobre si abandonar el Ejecutivo. Una salida que Junts mayoritariamente no desea, pero quiere que, a cambio, el 'president' Pere Aragonès se comprometa a trabajar por el cumplimiento de lo acordado en el pacto de legislatura.

Los republicanos, por su parte, se mantienen firmes en negar la raíz misma del ultimátum, todavía más después de una nueva cumbre celebrada este lunes de forma discreta, según ha podido saber EL PERIÓDICO, diario integrante del grupo Prensa Ibérica al igual que este medio. Es decir, que sea cuáles sean las quejas de Junts estas no pueden salpicar la estabilidad del Consell Executiu: "No hay crisis de Govern, sino una crisis en Junts que afecta al gabinete que lidera Aragonès", aseveró la portavoz republicana, Marta Vilalta. Y, quizá, en el peor de los momentos.

Un gesto de Aragonès

La presión en el partido de Jordi Turull Laura Borràs es la siguiente: arrancar un gesto a Aragonès. Pese a que existen diferencias entre quienes ya ni habrían entrado en el Govern y los que no querrían salir del mismo bajo ninguna circunstancia, la dirección está compactada bajo una idea: no se llegará esta vez al abismo de la ruptura, no es conveniente en el actual contexto socioeconómico, no es una opción razonable, pero ERC ha de poner una pista de aterrizaje. Por ejemplo, respecto a la constitución de una dirección estratégica. También a la hora de superar recelos, como determinadas acciones del Govern en la mesa de diálogo con el Gobierno, no consultadas a Junts. O la aversión de los republicanos a cualquier atisbo de coordinación en Madrid.

Una coordinación, la de las Cortes, que se ceñiría a los asuntos que afecten al Govern, no al resto de la agenda de temas. Y que no requeriría que ambos líderes en Madrid, Gabriel Rufián (ERC) y Míriam Nogueras (Junts) se tuvieran que poner de acuerdo, sino que los números dos o tres de cada grupo fueran los encargados de ello.

Sobre la dirección estratégica, tampoco Junts pone condiciones cerradas, sino que pretende abordar en este foro las cuestiones clave del 'procés'. Y, en relación a la mesa de diálogo, el malestar en Junts consiste en ver cómo se abordan cuestiones sectoriales que deberían negociarse en la comisión bilateral y que se debaten sin comunicación previa entre los socios del Govern.

Dos reuniones clave

La dirección ejecutiva de Junts se reunirá el próximo martes a media tarde para evaluar el discurso con el que Aragonès abrirá, ese mismo día, el debate de política general en el Parlament. La posconvergencia actuará en función de si el 'president' tiende la mano a la reconciliación. En cualquier caso, la cúpula se volverá a citar el jueves, antes de las votaciones de las resoluciones, que tendrán lugar el viernes. Aquí es donde el partido decidirá el sentido del voto, es decir, si vota junto a ERC. Junts presionará con resoluciones para que se cumplan los tres puntos del plan soberanista pactado con los republicanos, además de planes socioeconómicos.

La dirección de Junts se reunirá tras el discurso de Aragonès y analizará si hay gestos del 'president'

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Precisamente, dado el momento económico que se vive y, sobre todo, el que se avecina, tomando en cuenta "las medidas que hay que aplicar" para hacer más llevadera la crisis que acecha, la portavoz de Esquerra exigió a sus socios "que definan su papel", en un sentido u otro, dentro del gabinete de Aragonès.

Con todo, Vilalta se ocupó de trazar una pista de aterrizaje a Junts si estos, como se vio en la comida posterior -entre los máximos dirigentes de ambas formaciones, sin Aragonès, de viaje a Nueva York-, diluían el papel del debate de política general de la semana que viene como espada de Damocles temporal. Así, la republicana mostró la disposición de su partido para discutir y retocar cuánto sea necesario -"está muy bien hablar de la metodología y de la comunicación entre ambos partidos", dijo-, pero esto no debería impactar en el trabajo del Govern. Es decir, primero "lealtad" y a partir de ahí, con calma, hallar una solución para las demandas posconvergentes, singularmente la que tiene más visos de solucionarse, como es la refundación del ‘estado mayor’.

El debate de política general, planean en el Palau de la Generalitat, debe mostrar, señalan, la cara más empática del Executiu ante la crisis que se avecina. "La prioridad del debate es trabajar para ser útiles a la ciudadanía. La gente no puede esperar a que Junts se decida si sigue o no en el Executiu", entonó Vilalta.

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