Diez veces ha utilizado el ministro del Interior el adjetivo "violento" cuando este miércoles ha explicado en el Congreso el trágico asalto a la valla fronteriza de Melilla que el pasado 24 de junio se saldó con al menos 23 migrantes muertos en el territorio marroquí, 37 según fuentes de organizaciones no gubernamentales... y hasta 72 según la cifra que cita el PP. Fernando Grande-Marlaska ha desgranado los acontecimientos de aquel intento de entrada "violento, repito: violento", ha dicho. Y ha hecho esas diez repeticiones solo en el relato cronológico; en el resto de su primera intervención ha aludido a la violencia otras siete veces, y otras muchas más cuando le ha tocado responder.

La palabra más repetida de su intervención en la Cámara Baja -comparecencia por petición de Podemos, ERC y EH Bildu- le ha servido al titular de Interior de cimiento para edificar una defensa de la intervención de las Fuerzas de Seguridad del Estado a este lado de la valla. La respuesta del Estado es "firme, serena y proporcionada", en su opinión.

Marlaska ha considerado que guardias y policías españoles recurrieron al "empleo oportuno y proporcionado del material a su disposición, incluido material antidisturbios", y ha subrayado que 55 agentes de la Guardia Civil fueron heridos aquella mañana.

Sin alusión a Marruecos

El ministro del Interior ha eludido escrupulosamente cualquier calificativo a la actuación de la gendarmería y los mehanis marroquís en el lado de Nador, sin alusión alguna al retraso ante el letal amontonamiento de personas, ni a otros posibles errores que coadyuvaron a un suceso -ahí sí que ha tirado de un adjetivo- "trágico". "Marruecos es un socio leal", ha sentenciado en otro momento de su comparecencia.

Interior tuvo el primer conocimiento de lo que se le venía encima a la valla de Melilla a las cinco de la madrugada de aquel viernes, cuando las fuerzas marroquíes de seguridad avisaron a la Guardia Civil de que se aproximaba una multitud. Dos horas después, ha relatado, "el sistema de alerta temprana de la Guardia Civil confirmaba un amplio despliegue de vehículos policiales", confirmaba un gran despliegue de vehículos policiales", y ya eran visibles miles de personas "portando palos" en la frontera.

En su relato, Marlaska ha recordado que la multitud de "personas organizadas" se dividió en dos grupos, uno de ellos dedicado a "rechazar la acción policial" y el otro forzando puertas de la caseta fronteriza del Barrio Chino de Nador "con mazas, hachas y demás objetos contundentes", también "una sierra radial manual".

A las 8:20 horas había en el recinto fronterizo 1.700 personas divididas en los dos grupos, ha confirmado el ministro, cerrando así una cifra de los migrantes que participaron en el asalto. Los asaltantes lograron forzar los obstáculos "generando un embotellamiento que puso en riesgo la integridad de cientos de personas", ha dicho en escueta descripción de la peor parte de unos hechos "de una gravedad extrema".

Grande-Marlaska ha defendido la actitud de España ante la presión migratoria. Ha asegurado que este país es "acogedor y solidario" con quienes quieren entrar de forma pacífica, pero "somos un país democrático que en modo alguno puede aceptar que su frontera y los empleados públicos que la guardan se vean agredidos de forma violenta e intolerable -ha aseverado-. La respuesta del Estado es firme, serena y proporcionada: se identifica a los responsables, se protege a los vulnerables y se garantiza el ejercicio de los derechos de todos".

"Como ratas"

Han tenido dos orígenes las críticas más duras que ha recibido el ministro: no tanto por aquellos acontecimientos como por la política de inmigración del Gobierno las de los escaños de la derecha, y más ceñidas a aquel asalto mortal las del grupo republicano catalán.

La diputada de ERC María Carvalho Dantas ha descrito con los términos más duros lo sucedido el 24 de junio, arrojándoselos a Marlaska: fue "una masacre", ha dicho, remachando el calificativo con un letrero en su camiseta, y las personas "fueron asesinadas", "tratadas como ratas, atrapadas en una ratonera", ha relatado con voz emocionada antes de acusar al titular de Interior: "Hace usted un discurso de extrema derecha cuando criminaliza a las personas migrantes".

Carvalho le ha preguntado por qué no se abrieron las puertas para aliviar el letal cuello de botella del paso fronterizo, y "por qué no se llamó a ninguna ambulancia". Consultadas por este diario, fuentes de Interior recuerdan que "la Guardia Civil tuvo conocimiento de que podría haber heridos o muertos del lado marroquí dos horas después de los hechos".

En turno de respuesta, el ministro ha pedido que "se deje de hacer demagogia""No hubo una masacre, ni hubo un grupo de personas que intentó acceder pacíficamente a territorio nacional", ha respondido. "Ninguno de ustedes siente más que nosotros la pérdida de vidas humanas", ha dicho, en clara alusión a las críticas de ERC y Bildu.

Para Marlaska, subrayar aquella violencia de los migrantes, como ha hecho, "no me impide empatizar con esas personas", ha dicho. Pero no ha dejado de calificar de "falsedad" las versiones que presentan a los asaltantes como "personas que no tenían otra".

"No nos van a dar lecciones de derechos humanos, somos el único estado que tiene un servicio de salvamento marítimo y todos los días salvamos vidas, ¡salvamos vidas!", ha clamado para responder a Esquerra.

A derecha e izquierda

Ha habido en el debate un baile de cifras: desde los 23 muertos según el recuento oficial marroquí, hasta 37 e incluso 72, la versión más cuantiosa de algunas oenegés, que es la que ha usado la diputada y portavoz para asuntos de Interior del Grupo Popular Ana Vázquez. Antes de que hablara ERC, la parlamentaria gallega ha espetado al ministro: "La comparecencia de usted está pactada con Bildu y Esquerra. Un poco de teatro para que no se sepa la verdad".

Vázquez ha tildado a Marlaska de "campeón de Europa de mala gestión de la inmigración", y ha compartido con Vox las críticas a una insuficiente dotación de los guardias y policías en las fronteras africanas.

En su turno, Teresa López, de Voxha acusado al Ejecutivo de connivencia con "oenegés que se lucran", y que estarían en el origen de "un efecto llamada impulsado por el propio Gobierno" por vaciar días antes el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla trasladándolos a la península, detalle que "fue anunciado a las mafias por esas oenegés". Marlaska le ha recordado que los CETI no son organismos de Interior, sino de Inclusión.

Los socios de coalición no han apretado. Por el grupo de Unidas-Podemos, el dirigente del PCE y exsecretario de Estado Enrique Santiago ha lamentado que, mientras este debate se desarrollaba en el Congreso, los tribunales marroquís retomaban en Nador el procesamiento de 75 emigrantes, la mayoría sudaneses, de los cuales 60 "ya tienen multas y condenas de cuatro meses y dos años".