Varios agentes de la Policía Nacional que intervinieron en Angrois tras el accidente del tren Alvia el pasado 24 de julio de 2013 fueron de las primeras personas que hablaron con Francisco José Garzón Amo, el maquinista, tras el fatal siniestro que se cobró la vida de 80 personas y que dejó más de 140 heridos. Hoy declararon en el macrojuicio que se celebra en la Cidade da Cultura de Santiago.

Según el relato de los agentes que estuvieron con Garzón minutos después del accidente y que declararon hoy, tanto a pie de vía como en el posterior traslado al hospital, el maquinista les llegó a manifestar de forma espontánea que había tenido un despiste: "La he jodido", les dijo. Pero también les remarcó en varias ocasiones que en ese tramo de la vía había problemas de seguridad: "Estaba en shock, triste, preocupado... Hablaba sin que nadie le preguntara. Hablaba de la seguridad de la vía. Dijo que se sentía culpable. Que la culpa había sido suya, pero que la seguridad dela vía no era la adecuada. Que estaba todo en manos del maquinista", rememoró hoy uno de los agentes que lo custodió ese día.

Uno de los agentes que acompañó a Garzón: "Hablaba de la seguridad de la vía. Que la culpa había sido suya, pero que la seguridad de la vía no era la adecuada"

¿Qué ocurrió?

Durante su declaración como testigo ante la jueza Elena Fernández Currás, el comisario de la Policía Judicial de A Coruña —que estaba encargado de la seguridad de las Fiestas del 25 de julio y del día previo— ha contado que estuvo con el conductor los primeros instantes después de que lo retirasen de la locomotora. Según su versión, Garzón, tras preguntarle qué había ocurrido, le contestó: "La he jodido. Es que venía a 190 kilómetros por hora".

El interventor negó la llamada

A mayores, el agente de la Policía Nacional que se encargó de la instrucción del accidente del Alvia y que también testificó hoy, aseguró que en las primeras declaraciones tomadas tras el siniestro, el interventor de Renfe negó hasta "dos veces" la llamada con el maquinista, Francisco Garzón, instantes antes del descarrilamiento y que, según apuntó el maquinista, fue la que le desubicó.

Según ha contestado a preguntas del Ministerio Fiscal y varios de los abogados de las acusaciones, el agente encargado de la instrucción ha comentado que "no le constó" por ninguna de las declaraciones practicadas dicha llamada, sino que tuvo conocimiento de la misma el día 31 de julio, una semana después de los hechos, a través del registro telefónico.

El instructor ha explicado también cómo solicitó información técnica a Renfe y a Adif sobre las condiciones de seguridad del tramo. A ello, tal y como ha relatado ante la jueza Elena Fernández Currás, las empresas públicas contestaron que era el maquinista el que "tenía que saber el cuadro de velocidades" y que existía el conocido como 'pedal del hombre muerto', que el conductor tiene que pulsar de forma continua y, si no lo hace, el tren se detiene.

Agentes que acompañaron al maquinista

También declararon hoy los dos agentes que fueron los encargados de custodiar y llevar ese día al maquinista al hospital. Los abogados centraron sus preguntas en aclarar todo aquello que Garzón les manifestó en este trayecto.

"Se lamentaba de lo que había ocurrido" con frases como: "Madre mía lo que he hecho". Pero también —según el relato de los agentes— decía "que se había despistado, que había perdido las referencias y que pensaba que estaba dos túneles antes". Al mismo tiempo, insistía también —a veces solo y otras a preguntas de los agentes— de la "falta de seguridad de la vía" y que incluso que "era algo rudimentario basarlo todo en él".

Garzón aseguró criticó también la seguridad de la vía en las primeras horas tras el accidente: "Es rudimentario basarla toda en mí"

Uno de los agentes añadió también que Garzón le reconoció que se había "despistado" a pesar de que hacía ese trayecto "tres veces por semana". Aunque el maquinista "asumía su responsabilidad" y no apuntaba a más responsables, según ha declarado este segundo agente, también asevero que "algún día iba a pasar", porque "no había señalización" .

Conversaciones por teléfono

Uno de los dos agentes que escoltaron a Garzón hasta el coche, para trasladarlo al centro sanitario, relató también ante la jueza que lo vio "en shock", "triste" y "preocupado", y que "hablaba sin que nadie le preguntara".

"Nos decía que se sentía culpable, que la culpa había sido suya, que la seguridad de la vía no era adecuada para la velocidad que podía llevar el tren, que estaba todo en manos del maquinista", ha insistido el tercer policía, a preguntas del fiscal Mario Piñeiro.

El maquinista, según la declaración, afirmó que "en la curva, en teoría, podía ir hasta a 200 kilómetros por hora" y que estaba "todo a expensas de maquinista". Además, culpaba "también a alguien de seguridad de Renfe", por esa llamada con el interventor minutos antes del descarrilamiento.

Tanto antes de llegar al coche como durante el trayecto, Garzón hacía uso de su teléfono móvil y habló con varias personas a las que, según la declaración del agente que le escuchó, les respondía: "He sido yo". Sin embargo, en otra de esas llamadas, se había quejado de la seguridad de la vía.

Quejas del maquinista

También han salido durante el interrogatorio las quejas manifestadas por el propio maquinista durante su declaración durante el juicio como acusado, el pasado 6 de octubre. Según criticó Francisco Garzón, cuando lo llevaron del Hospital de Santiago a calabozo como detenido todavía tenía "tres costillas rotas" y no se podía tumbar durante la noche, por lo que solicitó una silla que —según su versión-—se le negó.

Con todo, a preguntas del abogado defensor del maquinista, el policía secretario de la instrucción ha rechazado que se forzase su salida del centro sanitario —"Únicamente lo trasladamos cuando tiene el alta hospitalaria", ha alegado— y que aquella noche Garzón manifestase alguna queja, porque "así hubiese constado" en el expediente.

Asimismo, se activó "un protocolo para evitar que se autolesionara", porque el detenido "obviamente no estaba en sus mejores circunstancias". La jueza intervino para cortar el rumbo del interrogatorio, porque el trato del conductor del tren en su paso por calabozo "no es el objeto" del juicio.