Crisis por la reforma de la malversación

Patxi López sofoca el malestar del PSOE en una tensa reunión del grupo parlamentario

El movimiento de rechazo por la rebaja de penas de la malversación pedida por ERC se extiende por todo el PSOE y alcanza al Congreso, con críticas en público y en privado | Page va al choque con el Gobierno y pone voz al cuestionamiento interno de la decisión y al miedo a que se autorice un referéndum

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa en el hemiciclo, con el portavoz del grupo socialista, Patxi López.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa en el hemiciclo, con el portavoz del grupo socialista, Patxi López. / DAVID CASTRO

Marisol Hernández - Ana Cabanillas

El malestar por la reforma de la malversación se extiende por el PSOE como un fuego sin control. Empezó con una brizna ante los primeros temores de que el Gobierno, como se ha confirmado, fuera a aceptar las exigencias de ERC de rebajar este delito junto a la sedición y ahora es una fuente estable de calor. Un sonrojo político que tiene a una gran parte del partido contrariado y cabizbajo. Sin dirigentes de peso defendiendo esta modificación -sólo unos pocos ministros se están arremangando- y con mucho cabreo en los territorios.

El grupo parlamentario no ha sido inmune a esta situación. Los diputados son conscientes de las dudas que la rebaja de penas, un traje a medida del independentismo, genera en sus agrupaciones. Ha sido el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el que de manera más contundente se ha expresado. Pero la preocupación está por todas partes. El portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, trató este martes de neutralizarla en la reunión semanal del grupo, de apaciguar los temores que en privado expresan sus parlamentarios. Su intervención fue la prueba evidente del agujero de inquietud que se ha generado en el partido. Unos nervios que fueron palpables en el encuentro, donde el diputado vasco Odón Elorza puso voz a lo que otros compañeros expresan en privado.

Patxi abrió la reunión, convocada a primera hora de la tarde de este martes, con un discurso de reconocimiento de las dificultades que atraviesa el PSOE debido a este asunto. Nadie había aún levantado la mano y él se adelantó para reconocer sin tapujos que entendía las reticencias, pero que el momento político lo requería. "Es lo que nos toca", aseguró, según fuentes socialistas, en un tiempo en el que son necesarios muchos equilibrios.

El portavoz socialista defendió ante los diputados que la enmienda pactada con ERC a la ley de sedición para reformar también el delito de malversación era una forma de "hacer política", justificando la decisión en un intento de mejorar la convivencia en Cataluña, que es también el argumento que esgrime el Gobierno. El dirigente trató de aplacar los ánimos y empatizó con los asistentes. Según fuentes presentes, admitió el portavoz que era "un momento duro" para los cargos del partido, pero que se trataba de un episodio temporal y pasajero: "Hay que aguantar, que pasará", vino a decir. 

La discrepancia de Elorza

Pero su intento de curar al PSOE se topó con la palabra del diputado, también vasco, Odón Elorza, un político cultivado en la disidencia, que transmite siempre su criterio cuando no está de acuerdo, pero que nunca ha penalizado, al contrario que Page, el entendimiento con ERC y con EH Bildu. Sin embargo, ayer se mostró contrario a modificar el delito de malversación con distintos argumentos.

Discrepó con la "estrategia seguida". El Gobierno en ningún momento ha hecho partícipe a nadie de sus pretensiones e incluso hasta hace unos días la mayoría de los ministros negaban que el delito de malversación se fuera a reformar. Con el "procedimiento legislativo" empleado, ya que se está modificando el Código Penal con una proposición de ley del PSOE y Unidas Podemos, que hurta los informes preceptivos necesarios en el caso de que la impulsara el Ejecutivo, y que se tramita, además, por la vía de urgencia y colgando de ella otros cambios que nada tienen que ver. Y advirtió, además, de los "efectos electorales" de estas reformas, en línea con muchos otros que alertan de coste en las urnas.

Un desgaste que la Moncloa niega. Al contrario. Cataluña, explican, la malversación o la sedición no figura en las preocupaciones de los ciudadanos, por lo que entienden que no debe repercutir negativamente. Además, consideran que los españoles ven bien la política de desinflamación del conflicto catalán. Sí asumen que es "arriesgado" pero arguyen que está dando resultados para desactivar el intento de independentismo de abandonar España.

Hay una parte del PSOE que coincide con esta lectura, que considera que esta polémica medida no pasará factura y quedará "encapsulada". Equiparan este movimiento con los indultos del procés, que también generaron en la opinión pública una inquietud inicial que después, argumentan, no se ha visto traducida en una caída de apoyos en las encuestas. A este control de daños, admiten algunas voces socialistas, también ayuda la celeridad de los tiempos de tramitación, con la presentación de enmiendas el viernes y su aprobación en el Congreso mañana jueves. Opinan que, pese al momento de "estrés" interno, el episodio se "cerrará rápido" y sin repercusión

Acusan a Moncloa de ser "egoísta"

Sin embargo, en otros ámbitos el partido rebajan notablemente este optimismo y se muestran tajantes a la hora de asegurar que "esto no es como los indultos", puesto que esa decisión discrecional del Consejo de Ministros se llevó a cabo para unos "casos aislados" y se "cerró", pero que en esta ocasión "se reforma el Código Penal y tendrá consecuencias". Advierten de la amenaza con que vuelvan a producirse rebajas de penas en los delincuentes ya condenados, tal como ocurrió después de la reforma penal que incluía la ley del sólo sí es sí de Irene Montero. Estas voces creen que esto impedirá que "se olvide", y se convertirá en un arma arrojadiza durante el ciclo electoral que se abre en mayo, con municipales y autonómicas, y culmina a final de 2023 con las generales. 

La expresión de la crítica interna en las filas socialistas es cada vez más débil, ante la falta de cauces internos para hacer llegar las protestas y el diseño vertical del partido tras la llegada de Sánchez. Pero hay cargos que apuntan que este malestar va desde los alcaldes y barones del PSOE hasta a algunos ministros. En los territorios no faltan quienes acusan a Moncloa de ser "egoísta", al tomar estas decisiones para lograr sus objetivos en el ámbito nacional, pero dando la espalda a sus dirigentes territoriales, que son los primeros susceptibles de recibir un rechazo en las urnas.

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Page se enfrenta con Sánchez

Ese temor, combinado con su habitual censura a los tratos con ERC, es lo que llevó este martes al presidente de Castilla-La Mancha a lanzar una de sus críticas más furibundas contra el Gobierno, que abre una crisis entre él y la dirección del partido. A pesar de los intentos de la vicesecretaria del PSOE y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de aplacar los ánimos de los barones y los secretarios generales en los últimos días, con Page no ha sido posible.

Este lunes intercambiaron whatsapp y hace unos días quince días estuvieron hablando por días. Nada evitó una andanada del dirigente manchego épica, en la que aseguró tras la modificación de la sedición y la malversación que "no es tolerable pactar con delincuentes su propia condena" y defendió que "es un momento grave para la política española".

El presidente ni siquiera se cree la promesa del Gobierno de que el referéndum que exige ahora ERC "no se celebrará" y anuncia que acudirá al Tribunal Constitucional si lo hace. Sus declaraciones han provocado un profundo enfado en Moncloa que ha preferido ignorarle para que la brecha interna no se agrande.

La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, evitó responder a todas las preguntas que se le hizo sobre este asunto. A diferencia de Page, el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, se mostró mucho más comprensivo con el Gobierno. Recordó que con el Código Penal actual ha habido dos referéndums ilegales, una declaración unilateral de independencia, sus dirigentes se fugaron y no han sido devueltos a España. "Igual con tipos penales homologables a Europa, Carles Puigdemont estaba ya juzgado aunque fuera con una pena inferior", sostuvo.

"Contemplo todo con matices", dijo, pero en un escenario de tanta complejidad, hay que conformar mayorías, y aunque "no me apasiona" que sea "con los que no comparten un proyecto de país, que yo quiero y defiendo, no veo alternativa". "No se trata de romper España, sino de romper el independentismo", concluyó. A falta de opiniones de peso como la de Javier Lambán, así está en estos momentos el PSOE. Lamentando los golpes, dividido entre quienes se muestran comprensivos o críticos con el Gobierno. Pero, en definitiva, todos doloridos.