El papel del exlíder socialista

Zapatero omnipresente: también se implica en la relación entre el PSOE y ERC

Fuentes del Govern aseguran que el expresidente "ayuda" en el deshielo, mientras que desde su entorno destacan los "buenos" vínculos "personales" con los republicanos, aunque apuntan que "él opina y escucha, pero no media"

Zapatero omnipresente: también se implica en la relación entre el PSOE y ERC.

Zapatero omnipresente: también se implica en la relación entre el PSOE y ERC.

Juan Ruiz Sierra

José Luis Rodríguez Zapatero está en todas partes. En actos públicos y discretas gestiones privadas, parece ser ubicuo. El expresidente del Gobierno ejerció de mediador entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en las negociaciones para conformar el primer Gobierno de coalición de la historia de la democracia española. En los últimos meses ha jugado un papel similar con Iglesias y Yolanda Díaz, enfrentados por la candidatura de Unidas Podemos en las próximas elecciones generales, a finales de 2023. Ha apoyado a Irene Montero en una convocatoria del partido morado, después de que la ministra de Igualdad fuese blanco de los insultos machistas de Vox. No es ajeno a la campaña del aspirante socialista a la Comunidad de Madrid, Juan Lobato. Ha transmitido, frente a las dudas en el PSOE, que la ‘ley trans’ se debía aprobar sin retoques. A punto estuvo a comienzos del mes pasado de volar hasta Buenos Aires con la ministra de Trabajo, para respaldar a Cristina Fernández, la vicepresidenta argentina, condenada a seis años de cárcel por corrupción, y si al final no lo hizo no fue por falta de ganas, sino porque el covid de la dirigente latinoamericana obligó a suspender aquel acto. 

Todo esto es más o menos conocido. Lo que no se sabía hasta ahora, pero tampoco resulta extraño dada su trayectoria en los últimos tiempos, es que el exjefe del Ejecutivo también se ha implicado en las relaciones entre el PSOE y ERC. Durante estos meses de complejos pactos entre socialistas y republicanos, que han desembocado en la aprobación de los Presupuestos del año que viene, así como en la derogación de la sedición y la rebaja de la malversación, reformas de las que se beneficiarán los procesados por el referéndum del 1-O, Zapatero ha estado hablando con una parte y con la otra. 

El entorno del exlíder socialista confirma este papel. Al mismo tiempo, rebaja su entidad. "La tarea [de Zapatero] con ERC y con el territorio de Podemos no es de nexo o mediación. Él mantiene buenas relaciones personales con sus líderes. Como es conocido, respalda con plena convicción tanto al Gobierno de coalición como la llamada vía pacificadora para Catalunya. Opina y escucha, pero no media", explican fuentes cercanas al expresidente.

En la dirección del PSOE y en la Moncloa, mientras tanto, admiten que Zapatero “no para”, pero dejan claro que no ha recibido “ningún encargo” por parte de Pedro Sánchez, sino que él “va por libre”. No hay ninguna crítica a los esfuerzos del exjefe del Ejecutivo. Aun así, continúan los mismos dirigentes, la relación entre socialistas y republicanos, como prueban los acuerdos de finales del año pasado, está “bien engrasada”, a través del ministro Félix Bolaños y la ‘consellera’ Laura Vilagrà, por un lado, y de Sánchez y Pere Aragonès, en el nivel más alto. 

La comparación con González

La actitud de Zapatero es radicalmente distinta a la del otro expresidente socialista, Felipe González. Ambos apoyaron a Susana Díaz frente a Sánchez en las fratricidas primarias socialistas de 2017, pero mientras el primero se distingue por su apoyo al actual Gobierno, el segundo lo hace más bien por lo contrario. 

A principios de diciembre, González acudió a Antena 3 y se despachó a gusto, dejando claro que no comparte gran parte de los mensajes del actual inquilino de la Moncloa. Sobre la derogación de la sedición y su sustitución por un delito de desórdenes públicos: "Si han pretendido tipificar lo que ocurrió en Catalunya, la tipificación ni se ajusta a la realidad ni tiene comparación con ninguna normativa europea". Sobre la ley del ‘solo sí es sí’, que ha provocado rebajas de penas de agresores sexuales: “Está mal hecha; se debe rectificar inmediatamente”. Sobre el nombramiento de Juan Carlos Campo, ministro de Justifica hasta hace año y medio, para el Tribunal Constitucional: “No me gusta”. Y sobre la exhumación de Franco, después de que Sánchez, en unas palabras muy poco elegantes, pronunciadas durante el homenaje a la escritora fallecida Almudena Grandes, dijese que iba a “pasar a la historia” por esa decisión: “¿Tiene trascendencia sacar a Franco de la tumba? Puede que alguien lo valore así”. 

Zapatero nunca hace este tipo de declaraciones. Si acaso, defiende el trabajo del Gobierno de coalición más que el propio Gobierno de coalición. La ‘ley trans’ es un ejemplo muy claro. Frente a las dudas del PSOE, que dio su visto bueno al texto a su paso por el Consejo de Ministros y luego intentó sin éxito cambiar en el Congreso disposiciones que afectaban a los menores, el expresidente siempre ha defendido la norma en todos sus aspectos. 

De hecho, ya creía en un Ejecutivo formado por socialistas y morados antes de que lo asumiera Sánchez. En el verano de 2019, cuando Sánchez e Iglesias intentaban llegar a un acuerdo para gobernar juntos, algo que no consiguieron, el exsecretario general de Podemos, que considera a Zapatero “el mejor presidente de la democracia”, dijo desde el hemiciclo: “He recibido el mensaje de alguien muy relevante de su partido. Me ha dicho que pida las competencias políticas de empleo, y eso es lo que pido a cambio del ministerio de Trabajo”. Iglesias no citó por su nombre al autor del mensaje, pero en la bancada socialista no hubo ninguna duda: se trataba de Zapatero. “¿Quién si no?”, se preguntaron justo después varios diputados.

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