Cambio en el liderazgo

Arrimadas se despide reivindicando su portavocía del Congreso y con recados a Bal

Menos de tres años después, pronuncia su último discurso como presidenta: "Lo dejo voluntariamente porque creo de verdad que Ciudadanos tiene más opciones así"

Inés Arrimadas pronuncia su discurso como presidenta saliente.

Inés Arrimadas pronuncia su discurso como presidenta saliente. / EFE

Paloma Esteban

El ambiente no era precisamente el de celebración. La asamblea general de Ciudadanos que despide a Inés Arrimadas como presidenta, transcurre desde este sábado con sensaciones encontradas para todos los presentes, desde la tristeza a la nostalgia. Y quizá para algunos, cierto alivio. Sin duda, la incertidumbre sigue reinando en un partido que estrena nueva dirección y que tiene muchos frentes por resolver, incluida la convivencia interna. La líder saliente tomó la palabra pasado el mediodía con palabras de agradecimiento.

A Albert Rivera (en una brevísima mención), a los nuevos líderes (la balear Patricia Guasp y el eurodiputado Adrián Vázquez) y a algunos de los dirigentes que la han acompañado en la cúpula casi durante tres años como Marina Bravo (secretaria general) o Daniel Pérez (vicesecretario general). Lo cierto es que las menciones estaban calculadas y pensadas. Las que no hizo, también. No nombró en ningún momento a Edmundo Bal,, su gran rival en estos momentos y que lideró la lista crítica en las primarias. Hasta no hace tanto era su principal apoyo.

Pero sí hubo recados. De hecho, valoró de dirigentes como Bravo y Pérez su “humildad” a pesar de tener dos de los cargos más importantes dentro de la formación, frente a aquellos que “se creen los más importantes y suelen ser los más prescindibles”. El mensaje lo entendió todo el mundo en la sala. Hubo otro, quizá más relevante, para el futuro inmediato del partido. Arrimadas no dudó en zanjar cualquier duda sobre su portavocía al frente del grupo parlamentario del Congreso, justo la condición que tanto han discutido desde la candidatura crítica.

“Hoy me hacéis otro encargo que es el de seguir como portavoz en el Congreso. Lo haré dando lo mejor posible porque no hay honor más grande para alguien que ama su país como yo, que representarlo desde el Congreso de los Diputados”. La frase fue contundente y no dejó lugar a dudas. Precisamente Bal, que recabó casi el 40% de los apoyos en las primarias, pretende seguir dando la batalla ideológica desde su posición. Y hay que tener en cuenta que el abogado del Estado controla la mayoría del grupo parlamentario porque con la excepción del malagueño Guillermo Díaz, los otros diputados le apoyaron activamente o dieron su visto bueno a plantar cara a Arrimadas.

“Me voy porque hay más opciones”

En la segunda parte de su discurso, Arrimadas pidió “perdón” por los errores que haya podido cometer, “todos en primera persona”, dijo, sin entrar al fondo de la autocrítica. Lo que sí reconoció es que su equipo y ella misma no han conseguido enderezar la crisis tan compleja en la que quedó el partido tras la debacle de 2019 que terminó con la presidencia de Rivera: "No hemos sido capaces de corregir la situación del partido. Mi equipo no ha sido capaz. Yo no he sido capaz".

También aseguró que abandona la presidencia porque sin ella al frente ve más futuro para el partido. “Doy voluntariamente este paso porque creo de verdad que este partido va a tener más opciones con una dirección nueva”.

La que encabezan Vázquez, “ese hombre tranquilo para momentos de incertidumbre”; y Guasp, la nueva líder política, que cuenta con el respaldo total de Arrimadas para el cargo.

En un ambiente de dudas generalizadas, la dirigente jerezana insistió en que es posible “sacar adelante este proyecto”, recordando que “España siempre va a ser mejor con un partido como el nuestro. “Nos equivocaríamos si simplemente cerrásemos los ojos”, zanjó.

“Dependemos de nosotros mismos. Lo que no vamos es a remontar peleándonos, atacándonos en medios de comunicación, fustigándonos y echando la culpa siempre a los otros”, lanzó, pidiendo sellar la paz, pero dejando claro tambien lo dolida que se ha sentido en esta campaña de primarias. De nuevo, un mensaje para Bal y los suyos. Pidió “mirar hacia el futuro, pero también al pasado” para sacar pecho de los logros políticos conseguidos por su partido en los últimos años.

Fue quizá el momento de más amor propio en las filas naranjas en un momento de mucha debilidad: “Hemos conseguido cosas tan simbólicas como que se hablara castellano en el Parlament de Cataluña hasta lo que supuso ganar al nacionalismo”. “Antes parecían normales los pactos con el nacionalismo y ahora se discuten. Ahora todo el mundo da por hecho que los partidos no se deben repartir los jueces y la televisión pública. Por eso os pido seguir defendiendo con valentía nuestras propuestas”, insistió la ya expresidenta.

"PP y PSOE no quieren dar la solución"

Aunque situó la salida de Pedro Sánchez como una de las prioridades del momento, quiso dejar claro que la función de Ciudadanos no debe ser solo esa. “No nos engañemos. Tendremos más problemas sin Sánchez, los seguiremos teniendo. No permitamos el cortoplacismo”, sugirió, para reivindicar el partido reformista que siempre quiso ser Ciudadanos. 

“No es solo sacar a Sánchez de Moncloa a finales de año. Para transformar España hace falta mucho más. Las soluciones no van a venir de los partidos de siempre. En mi opinión, no van a llegar mirando a izquierda y derecha. Que no os engañen. No os dejéis llevar por cantos de sirena. No quieren dar la solución. Están más cómodos con una España resignada. No permitamos que se salgan con la suya. Llevamos décadas de otros partidos. Trajeron avances, pero no queda ya de esa España ni de ese mundo”, remató.