Cataluña

Ni Laura Borràs ni Jaume Giró: crece la tercera vía en el partido de Carles Puigdemont

Dirigentes de peso quieren acabar con el radicalismo de su presidenta y eluden también el regreso de Convergència

Ni Laura Borràs ni Jaume Giró: crece la tercera vía en el partido de Carles Puigdemont.

Ni Laura Borràs ni Jaume Giró: crece la tercera vía en el partido de Carles Puigdemont. / Ferran Nadeu

Fidel Masreal

En las clásicas revisiones y terapias por las que pasa la izquierda y la socialdemocracia internacional, hace unos años se alumbró la llamada tercera vía, que protagonizaron figuras como el británico Tony Blair para tratar de arrebatar el poder a la derecha con un discurso progresista y liberal al mismo tiempo. Esta terminología sirve para explicar un movimiento de fondo discreto pero creciente en Junts per Catalunya: el de quienes reniegan de las formas y de la práctica política de la presidenta de su partido, pero tampoco quieren virar el péndulo hacia la tradicional mirada convergente de la política. Ni Laura Borràs ni Jaume Giró, podría ser su lema. Y su ideología: mantener la estrategia independentista del 'expresident' Carles Puigdemont, pero siendo capaces de ocupar la centralidad ideológica y pactar antes con el PSC que con ERC.

La tercera vía en Junts propone que el partido no sea un simple movimiento de agitación contra el 'establishment', como reivindica a menudo Borràs y su entorno. Creen firmemente en la necesidad de que tenga una estructura seria y ordenada, capaz de gobernar y de llegar a acuerdos, por ejemplo, con el PSC. Sostienen que se pueden entender perfectamente con Salvador Illa, líder de los socialistas catalanes, en cuestiones de peso como la ampliación del Aeropuerto de Barcelona, el cuarto cinturón viario en el Vallès o la necesidad de abrir los casinos del Hard Rock en el Camp de Tarragona. De hecho, todo eso ya ha ocurrido en el Parlament e incluso en el Govern, cuando el entonces vicepresidente Jordi Puigneró pactó la ampliación aeroportuaria con la ministra de transportes, Raquel Sánchez.

Esta tercera vía defiende, aun con matices internos, la salida del Govern con ERC, de la que se desmarcan no sólo por la estrategia independentista, sino por la gestión y la tendencia ideológica. La tercera vía es una apuesta netamente de centro. En una comparación simple, se trataría de construir algo así como un PNV independentista. Es decir, capaz de negociar en el Congreso con el Gobierno de turno, pero no al estilo convergente, sino "cobrando por anticipado", como la fuerza nacionalista vasca mayoritaria.

Confrontación, sí, gestión también

Estos dirigentes, entre los que se puede citar tanto al portavoz Josep Rius como al líder parlamentario Albert Batet, el diputado Joan Canadell, o la 'exconsellera' Gemma Geis y el propio Puigneró, han dado muestras evidentes de no querer compartir ni las tesis de Borràs ni las de Giró. En cuanto a Borràs, rechazan construir el independentismo en base a fogonazos personalistas o a promesas inmediatas. Reivindican la estrategia de la llamada confrontación inteligente de Puigdemont, pero asumen que entre tanto llega ese momento de conflicto para acceder a la soberanía plena, el partido ha de actuar en la agenda socio-económica, algo que afean a la presidenta, de quien dicen que carece de este tipo de agenda.

Se desmarcan también de Giró y de sus aspiraciones a ser el candidato electoral de Junts. Y si se desmarcan de Borràs y su estilo, lo hacen también y con vehemencia de "la vieja Convergencia" pese a que muchos de ellos proceden de ella. Creen que no tiene sentido que Giró sea el candidato, con el discurso de recuperar el "peix al cove" y defienden una apuesta actualizada del centrismo convergente sin mirar atrás.

Entre las apuesta de futuro para poner cara a esta corriente interna se cita al propio secretario general, un Jordi Turull que en función de como culmine la revisión de su sentencia podría dejar de estar inhabilitado y por tanto tendría la posibilidad de presentarse como candidato. En Turull ven a una persona muy firme en el terreno soberanista frente a ERC -el objetivo es situarse como oposición clara de ERC en el centro y centro derecha- porque de él surgió la idea de retarlo a someterse a una cuestión de confianza, que desembocó en la crisis interna del Govern y la salida de Junts del mismo.

Turull está en una posición muy coincidente con la tercera vía, reivindican sus integrantes: no es el Turull convergente, porque tras el paso por la cárcel ha endurecido mucho su discurso independentista y se ha desmarcado de ERC claramente, por lo que difícilmente se puede asimilar su visión a la de Giró. Pero tampoco avala ni mucho menos la manera de hacer política de Borràs, pese a que actúa con guante de seda en su relación con la presidenta de la formación.

La solución, a medio plazo

El futuro de esta tercera vía dependerá de la evolución de figuras como Borràs, que está a las puertas de un juicio que la puede inhabilitar, y de Giró, que mide sus fuerzas. Y también de qué sucede en las elecciones municipales y con la figura de Puigdemont. Mientras, de forma discreta pero decidida, se perfila un espacio interno que trata de alejarse de los dos polos opuestos y se muestra convencido de representar a la mayoría

Una de las figuras de este espacio es el exvicepresidente Jordi Puigneró. Desde que fue destituido por Aragonès ha adoptado un rol pretendidamente discreto. Dispone de dos años sabáticos a nivel profesional, se dedica a cultivar su vida personal y a reflexionar tras diez años en primera línea -desde antes del 1-O- y un paso por la vicepresidencia que le valió críticas de todos: de Aragonès por falta de lealtad y de Junts por falta de reproches a Aragonès con los que marcar perfil. Ahora, según su entorno, ha aprendido la lección pero se muestra decidido a seguir en política sin descartar ninguna opción, no en vano antes que Borràs saltara a la primera fila, Puigneró era el preferido de figuras como el propio Puigdemont.

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