CRISIS EN EL GOBIERNO ANDALUZ

Moreno sacrifica a su consejera de Fomento para 'conquistar’ Granada el 28-M

Marifrán Carazo deja su sillón en un Ejecutivo que ya perdió sus puntales políticos y económicos para reforzar Génova

Marifrán Carazo junto a Juanma Moreno.

Marifrán Carazo junto a Juanma Moreno.

Isabel Morillo

El Gobierno andaluz se estrenó en julio y apenas ocho meses después se somete a una remodelación exprés para reforzar al PP ante las próximas municipales. Marifrán Carazo (Valladolid, 1977) deja la Consejería de Fomento para dedicarse al cien por cien a su candidatura a la capital granadina. Moreno prescinde de una de sus consejeras más eficaces para tratar de mejorar el mapa de poder del PP en las alcadías de las capitales andaluzas. Arriesga, pese a su mayoría absoluta, porque el gabinete que estrenó en julio ya tuvo que prescindir de dos pesos pesados que se han ido a Génova, su puntal político, Elías Bendodo, y su puntal económico, Juan Bravo, ambos en el núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo.

Ahora Moreno despide a Carazo, que lo acompaña desde su primer ejecutivo nacido de las elecciones de 2018 y que ha desatascado algunos de los asuntos más engorrosos en la ordenación urbanística y del territorio, sin mucho ruido y con mucha eficacia para los empresarios de la construcción en Andalucía y para muchos ayuntamientos, enredados en planeamientos urbanísticos imposibles tras años de cambios legales e inseguridad jurídica. Moreno le ha brindado una despedida de altura, no solo porque trasladó a Sierra Nevada (Granada) la reunión del Consejo de Gobierno habitual en San Telmo, Sevilla, cada martes, sino porque puso un escaparate a la consejera para que se despidiera a pocos kilómetros de la ciudad de la que aspira a ser alcaldesa con un balance largo y detallado de su gestión en los últimos cinco años. La consejera seguirá siendo diputada en el Parlamento andaluz, donde la ley marca es incompatible si consigue la alcaldía pero no inelegible, puede ir en la lista electoral y seguir en la Cámara autonómica.

El PSOE ha exigido que Carazo no abandone la Consejería de Fomento sin explicar antes supuestas irregularidades en la adjudicación de obras de emergencia en las carreteras andaluzas. La Junta niega ningún tipo de irregularidad. Un asunto agitado por los socialistas al calor de la polémica porque el Gobierno de Moreno haya prorrogado adjudicaciones a dedo desde Salud a la sanidad privada al calor de un norma derogada hace dos años, al decaer el estado de alarma.

Moreno limita la crisis a Fomento y deja así claro su respaldo a la consejera de Salud, Catalina García, a la que ha reclamado un acuerdo urgente con los sindicatos, después de que más de 50.000 personas, hayan salido este fin de semana a la calle en las protestas en defensa de la sanidad pública en todas las capitales andaluzas.

Un partido roto

En Granada, el PP estaba roto en esa provincia tras una políticas de pactos que se hizo desde fuera de la ciudad y que acabó con un partido que pasaba horas delicadas. En 2020 el entonces presidente provincial, Sebastián Pérez, dio un portazo y se marchó del partido. Antes, el último alcalde de Granada del PP, José Torres Hurtado, tuvo que dimitir por una presunta trama de corrupción urbanística de la que hoy está absuelto. Las elecciones de 2019 dieron la victoria al PSOE de Paco Cuenca, que sumando con Adelante Andalucía, la fuerza a su izquierda, se situaba a un edil de la mayoría absoluta. Sin embargo, Cs se hizo con la alcaldía en una especie de ‘operación Borgen’ que acabó muy mal. Un pacto de Cs y PP, sellado en los despachos fuera de la ciudad y con un intercambio de cromos de otras ciudades, hizo alcalde al ‘naranja’ Luis Salvador. En la ecuación fue también imprescindible Vox. Supuestamente el acuerdo decía que sería una alcaldía rotatoria, que a los dos años, el PP tomaría el bastón de mando, pero aquello nunca ocurrió. El PP acabó rompiendo con Cs, el PSOE se hizo con la alcaldía y el que fue candidato de Cs acabó trabajando para el equipo municipal socialista, partido del que provenía antes de fichar por Albert Rivera.

Tras este estropicio político, el PP quería hacer una apuesta fuerte en una ciudad donde las encuestas señalan que puede gobernar y que tradicionalmente es, junto a Almería, de las que se sitúan más a la derecha de toda Andalucía. El último lío, en el Supremo, con la adjudicación de la Agencia de Inteligencia Artificial a A Coruña en detrimento de Granada complica además la situación para los socialistas, que desde la ciudad han emprendido una cruzada para aclarar los motivos de la victoria de la ciudad gallega, sembrando dudas sobre la objetividad del proceso.

Pelear por el poder municipal

La candidatura de la consejera de Fomento para Granada ha sido durante meses un secreto a voces y Moreno desde que hizo pública su apuesta se ha desvivido en loas a su aspirante. La última referencia fue este lunes en la inauguración del metro de Málaga, donde alabó su “precisión suiza” a la hora de ejecutar cualquier cometido. El poder municipal andaluz se reparte ahora mismo en un 59% para el PSOE y un 27% para el PP, tras las locales de 2019. Moreno aspira ahora a ganar terreno y trasladar a los ayuntamientos su mayoría absoluta de junio.

Carazo se marcha tras haber aprobado una nueva ley de urbanismo en Andalucía, la LISTA, y su reglamento. Una norma que ha venido a poner orden en una maraña legal que asfixiaba el desarrollo de muchos municipios, que indulta muchas viviendas en una situación de ilegalidad que afectaba a más de 300.000 familias en Andalucía y que abre la mano a la explotación del suelo agrario para actividades como las energías renovables. Inversiones en carreteras (900 millones), la recuperación de los tranvías de Cádiz, Alcalá de Guadaíra (Sevilla) o Jaén o una inversión clave en los metros de Sevilla, Málaga y Granada, de la mano del Gobierno de la nación, fueron puestos en valor en su despedida este martes.