Elecciones generales del 23 de julio

Sánchez se asoma a una explosiva confección de listas con presión de los barones para incluir a sus fieles

Los socialistas aprobarán sus candidaturas en un comité federal que tendrá lugar, en principio, el 10 de junio

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez. / EUROPA PRESS

Juan Ruiz Sierra

Pedro Sánchez reunió este miércoles en el Congreso a los 120 diputados y 113 senadores socialistas. Es probable que muchos de ellos no repitan tras las elecciones generales del próximo 23 de julio, convocadas por el presidente del Gobierno por sorpresa tras la hecatombe territorial sufrida en las autonómicas y municipales del pasado domingo. El PSOE todavía se encuentra en ‘shock’ por la muy probable pérdida de seis autonomías y 15 capitales de provincia, pero distintos cargos socialistas anticipan que la próxima elaboración de las listas tensará las costuras del partido como no ocurría desde que Sánchez llegó a la Moncloa en 2018. Ahora hay muchos más cargos por incluir que antes, con numerosos presidentes de comunidades e importantes alcaldes que se disponen a despedirse de sus cargos y quieren dar el salto a Madrid. Al mismo tiempo, las expectativas ante las urnas son ahora más bajas que hace cuatro años. Más candidatos, menos sillas. 

“Es una situación potencialmente explosiva”, explica un importante diputado. La dirección del PSOE considera que todavía queda mucho partido por jugar frente al PP. Los conservadores no tienen garantizado sumar mayoría absoluta con Vox, ni mucho menos, y los socialistas creen que si logran reactivar al electorado progresista que se quedó en casa tres días atrás podrán mantenerse en el poder. A ser posible, sin reeditar una coalición con Unidas Podemos. Pero eso no impide, continúa este parlamentario, que tanto los aparatos autonómicos como la cúpula del partido piensen ya en el día después si Alberto Núñez Feijóo logra llegar a la Moncloa. Unos y otros buscarán colocar a sus fieles ante una hipotética sucesión en el liderazgo del PSOE. 

Los socialistas aprobarán sus candidaturas en un comité federal que tendrá lugar, en principio, el 10 de junio. El órgano, que reúne a la ejecutiva del partido, los líderes territoriales y otros 300 dirigentes, deberá dar el visto bueno a las propuestas que lleguen de las federaciones. Los partidarios de Sánchez, aunque en los últimos días empiezan a aflorar los críticos a raíz del mal resultado del domingo, son allí mayoría. En 2019, la dirección del PSOE no tuvo ningún problema en tachar nombres que venían de los territorios y sustituirlos por otros, más cercanos al secretario general. Pero ahora se encuentra en una posición de menos fuerza. 

Pocos se atreven a anticipar qué acabará ocurriendo. Todavía es pronto y la debacle del domingo continúa estando muy reciente. Pero la actitud de Ferraz, la calle madrileña donde se encuentra la sede central del PSOE, es la misma de entonces. “La elaboración de las listas es básicamente nacional”, señalan fuentes de la cúpula socialista. Es decir, intentarán atender las peticiones que les lleguen de los territorios, pero llegado el caso no dudarán en cambiarlas, como ocurrió hace cuatro años. 

“Si hacen eso y no respetan la voluntad de los militantes, habrá follón. Más que follón”, señalan desde una de las federaciones de más peso. “Puede haber choques en territorios donde haya mucha demanda para el Congreso y el Senado de todos aquellos alcaldes que han ganado las elecciones pero no podrán gobernar, porque se enfrentarán con aquellos que ahora tienen escaño y quieren repetir”, explican desde otro importante territorio. 

“Suena a lío -dice un histórico dirigente socialista-. Pedro [Sánchez] querrá colocar a los suyos. Pero esta vez sí tendrá que pactarlo, porque si no, ¿quién va a hacerle la campaña? Los territorios están muy deprimidos, hay mucha gente sin trabajo y son listas a la baja”. 

El debate interno

Sánchez pretende varias cosas al mismo tiempo con el adelanto electoral. Detener la sangría de votosporque el líder socialista está convencido de que al PSOE le irá mucho mejor en julio que en diciembre, cuando estaban previstas las generales. “El mejor resultado lo podemos tener ahora”, argumentó el pasado lunes ante los miembros de la ejecutiva, que se enteraron del anticipo, como el resto de ciudadanos, a través de la comparecencia sin preguntas que el presidente del Gobierno había llevado a cabo desde la Moncloa justo antes de reunir a la dirección de su partido. Coger a Feijóo con el pie cambiado, inmerso en la compleja negociación con Vox, que mejoró sus resultados respecto a hace cuatro años, para hacerse con múltiples comunidades y municipios. Pero también, en el plano interno, evitar que la caja de los truenos vuelva a abrirse en el PSOE. 

La inesperada convocatoria de las generales, un escenario con el que nadie contaba antes de los resultados del domingo, ha logrado frenar las críticas. El partido vuelve a ponerse en modo electoral, sin apenas tiempo para lamerse las heridas. Pero los reproches empiezan a deslizarse en privado. 

Varios barones explican que nunca entendieron la campaña diseñada por la Moncloa, basada en el protagonismo de Sánchez, con anuncios de medidas sociales en mítines que el Consejo de Ministros aprobaba después a la carrera, cuando lo que estaba en juego eran las políticas autonómicas y locales. Algunos así se lo transmitieron al presidente del Gobierno antes de las elecciones. En muchas ocasiones, se quejaron, el titular de Sánchez en los mítines tapaba el de los candidatos a esos comicios, como si se presentara él en lugar de ellos. Pero el líder socialista no se desvió del guion marcado. Ahora, con este bajo estado de ánimo y poquísimo tiempo por delante, el PSOE tiene que confeccionar las listas.  

Suscríbete para seguir leyendo