El Club Náutico de Altea fue unos de los primeros clubes de la comunidad valenciana en reiniciar su actividad después del estado de alarma, y lo hizo tras una rigurosa implementación de protocolos para permitir cumplir las medidas de seguridad y prevención entres los usuarios y los propios trabajadores.

A pesar del tiempo dedicado a preparar los protocolos para poder reabrir con seguridad, el club no se olvidó de su objetivo principal de cada verano - acercar a los más jóvenes al mar y a la navegación mediante el conocimiento práctico y la diversión. Es por esto por lo que, desde la oficina deportiva del CN Altea, se decidió empezar las escuelas de verano tres semanas antes respecto a años anteriores con motivo de ofrecer un espacio seguro y divertido al aire libre para los niños y niñas. Un espacio que se consideró más que necesario tras pasar casi tres meses confinados en nuestras casas.

Los valores de las Escuelas de Verano del Club Náutico de Altea siempre se han basado en el compañerismo, las buenas prácticas marineras y el respeto por el medioambiente; aspectos que se han mantenido a pesar de todo lo que ha cambiado de nuestro día a día debido a las medidas de prevención ante la Covid-19.

Cada verano, las escuelas del CN Altea cuentan con técnicos deportivos cualificados y con experiencia en navegación, vela, pedagogía y educación medioambiental. Además, este año dos de sus técnicos son estudiantes de Ciencias del mar y biología marina en la Universidades de Valencia y Alicante, Vicente Seco y Samuel Martínez, quienes han aportado su conocimiento y sensibilidad por el mar a los niños y niñas de la Escuela de Timoneles mediante talleres de concienciación y salidas de snorkel para observar y entender el entorno marino. Que los alumnos sepan reconocer la riqueza de nuestras aguas es importante para concienciar y despertar interés en los más pequeños, una apuesta para que cuiden y a su vez difundan la importancia del respeto por el medioambiente.

En distintas inmersiones con snorkel han podido reconocer una planta como la posidonia, que es un auténtico tesoro bajo nuestras aguas. También han podido observar estrellas de mar, distintas especies de peces de roca, holoturias, cangrejos, erizos de mar, entre otros.

En los tiempos que nos está tocando vivir es fácil olvidar que tenemos un problema medioambiental, por suerte, una vez que se cambia la mascarilla por las gafas de bucear se conecta de nuevo con el fondo del mar.