Se ha comprobado como la música es capaz de afectar notablemente a la actividad cerebral y por tanto afectar a los patrones cognitivos, y a las funciones vegetativas (frecuencia cardiaca, ritmo respiratorio, etc.).

La música tiene la capacidad de mover al ser humano tanto en el ámbito físico como en el psíquico.

El uso de la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) en un proceso creado para facilitar, promover la, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.