Todo empieza con un hombre que intenta conseguir que una sucursal bancaria le conceda un pequeño crédito. No tiene avales ni propiedades, tan solo cuenta con su “palabra de honor”. La negativa del director de la sucursal les coloca a los dos en una situación muy delicada e hilarante. Como es habitual en este autor, cada giro de este texto de rabiosa actualidad va a atraparnos y a sorprendernos hasta el final.