“Elektra” posee una fuerte carga emotiva debido a que su “leit motiv” esencial ha perdurado a través de los tiempos: “la venganza”. El objetivo es transmitir al espectador emociones ajenas a las cotidianas; no se trata de provocar en el espectador la catarsis que promueva sensaciones que no puede experimentar en ningún otro lugar o evento de la vida cotidiana. El coro es quien marca, durante la práctica totalidad de la obra, el ritmo y el tono emocional. Los cánticos étnicos y las coreografías adquieren una potencia por encima de los propios personajes.