Cuando te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes, la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interior… surgen de más allá de la mente, empiezas a despertar"

Eckhart Tolle

Tomaremos contacto con la práctica de Mindfulness y con la identificación de emociones desde las aportaciones de la psicología positiva para dar herramientas prácticas, con el fin de gestionar mejor nuestras emociones.

Mindfulness nos ayuda a manifestar la inteligencia emocional de tres maneras:

Mejora nuestra capacidad de comprender las propias emociones.

Nos ayuda a aprender a reconocer las emociones de las personas que nos rodean.

Fortalece a capacidad de gobernar y controlar nuestras emociones

Desarrollar la inteligencia emocional con Mindfulness es una gran habilidad para el desarrollo de nuestra vida: contribuye al incremento significativo en varias facetas de la propia inteligencia emocional. Por un lado, nos ayuda a identificar y aceptar las emociones. También nos ayuda a lidiar con el estrés y las emociones negativas, a reducir la ansiedad y aumentar el control sobre nuestras capacidades cognitivas.

Por otro lado, con Mindfulness también aumentamos la tolerancia por nuestra propia realidad y la de los demás, liberando nuestra creatividad y la capacidad de expresarnos libremente. Así, Mindfulness refuerza los cimientos de nuestra Inteligencia Emocional.

¿Qué aprenderemos en las sesiones?

Comenzar a desidentificarnos de nuestra mente y establecer una nueva relación con ella.

Aumentar la capacidad de concentración y creatividad, ya que al rebajar el ruido se abren nuevos espacios internos.

Tomar contacto con esa parte de nosotros donde reside la serenidad, la calma. Aprender a acceder a ella en los momentos difíciles o estresantes. Responder en lugar de reaccionar.

Tomar conciencia de la respiración, la postura, la calidad de los pensamientos y establecer una nueva relación con nuestras emociones, cuerpo y mundo interior.

Desarrollar la compasión, empezando por nosotros mismos y los que nos rodean.

Aprendemos a encauzar la energía mental, que en muchos casos nos conduce a pensamientos negativos y conductas impulsivas.

Facilitar las relaciones y manejar los impulsos emocionales.

Desarrollar altos niveles de resilencia, no convirtiéndonos en víctimas de nuestras emociones. Usar la conciencia emocional para afrontar y superar la adversidad.

Mejorar la capacidad de utilizar eficazmente nuestras emociones, ayudándonos a determinar qué emociones son beneficiosas.

Reconocer que el mundo exterior es una proyección del mundo interno. Establecer la observación y la escucha interna como herramientas para el crecimiento personal.

Disfrutar de las propuestas dinámicas que se hagan en los talleres.

Nutrirnos del calor y espacio grupal compartido.