Virginia Woolf hace un recorrido de 24 horas en la vida de Clarissa Dalloway, desde que se levanta por la mañana y comienza a preparar una fiesta para su marido, hasta el momento de esa fiesta, por la noche. Un recorrido marcado por las horas que toca la campana del reloj del Big Ben, por el tiempo que va pasando y que lleva a Clarissa a ir atrás y adelante en el tiempo de su vida. Todo ocurre en un solo día, dando la sensación de estar viviendo la trama en tiempo real. Diversos personajes que formaron parte de su vida acudirán hoy a su memoria y, después, a su casa. Clarissa es una mujer superficial en apariencia y dependiente, inmersa en una vida insustancial que ha sobrevivido a base de no mirar hacia atrás. Una mujer, como tantas otras, dedicada a hacer felices a los demás, que ha tomado decisiones en su vida sin tener en cuenta lo que de verdad deseaba.

Woolf habla de feminismo, de mercantilismo, de bisexualidad, de medicina… Y del vacío existencial que es, probablemente, lo que más conecta esta novela a nuestra actualidad.