Según la leyenda, en 1643, un pesquero con destino otro puerto se vio obligado a recalar en Santa pola por causa de un fuerte temporal; en el barco viajaba como pasajera una imagen de la Virgen de Loreto. Cuando amainó el temporal, el barco se hizo a la mar y tuvo que regresar a puerto dos veces más antes de poder partir, por lo que los tripulantes y autoridades entendieron que la Virgen de Loreto deseaba quedarse en Santa Pola.