Si algo nos ha enseñado el cine es que hay que estar preparados para todo, sobre todo el cine de terror y de ciencia ficción: grandes apagones, zombies, invasiones extraterrestres o búnkers antinucleares (también denominados ‘preppers’) son muy habituales en las historias y el cine de miedo. A lo largo de la historia se han rodado múltiples películas que retratan posibles catástrofes donde los protagonistas deben aislarse del mundo que los rodea bajo tierra o en estancias completamente aisladas. Debido a la influencia del cine en la cultura (o quizá, de la cultura americana en el cine) muchas personas han sacado ideas para hacer sus propios refugios en casa, sobre todo en Estados Unidos, donde es “costumbre” (para quien tenga posibilidades) construirlos ya sea por las amenazas de ataques nucleares, o por el miedo a catástrofes como el accidente de Chernobyl.

Como diría Shirkey Jackson, "aprender sobre lo que nos da miedo es conocer quién somos", y son este tipo de historias las que nos dan pistas sobre las tendencias y preocupaciones sociales.

Una de las películas que mejor ilustra el cómo preparar un buen búnker para que nada entre ni salga es ‘Calle Cloverfield 10’ (‘10 Cloverfield Lane’, en inglés) del año 2016. La cinta narra la historia de Michelle (Mary Elisabeth Winstead) una chica que sufre un accidente de coche a altas horas de la madrugada y despierta en un búnker tras ser rescatada por el señor que vive en el él.

Esta película pertenece a una serie cinematográfica producida por JJ.Abrams que tuvo su inicio en 2088 con ‘Cloverfield’ y finalizó con ‘The Cloverfield Paradox’ el pasado 2018.

Si bien este tipo de producciones no dejan de ser una fantasía, su éxito radica en que están basadas en preocupaciones y acontecimientos reales o cercanos a la realidad. En este caso la película alude a la cultura ‘prepper’ estadounidense, la forma de forma de vida de personas preparadas para literalmente “cualquier cosa”, que construyen búnkeres o preparan sus casas (incluso se entrenan) para afrontar las situaciones de supervivencia más difíciles.

Calle Cloverfield 10

Calle Cloverfield 10

Las enseñanzas de 'Cloverfield'

Un buen sistema de aislamiento

Si algo queda claro en ‘Cloverfield’ es que es bastante difícil saber qué ocurre fuera en realidad: no tener una explicación racional a lo que pasa es uno de los pilares fundamentales para convertir cualquier historia cotidiana en una pesadilla y esta película usa muy bien este recurso. Ante esta preocupación el sistema de aislamiento y una salida en forma de escotilla es esencial para que sea tan imposible entrar en el búnker como salir.

Para la construcción del búnker se suelen usar láminas de metal, hormigón y ladrillos. Las primeras son resistentes al agua, aunque el hormigón es el más usado ya que puede tener una vida útil de hasta 200 años (sin tener en cuenta la resistencia del material y el factor económico).

Una buena despensa

Uno de los grandes dilemas a la hora de decidir quién entra o sale del búnker en ‘10 Cloverfield Lane’ es, precisamente, la comida: a cuantas más personas, mayor consumo de latas de raviolis. Tanta es la importancia de la despensa que se puede observar en la película un sentido muy práctico de los espacios de almacenaje donde igual puedes guardar los espárragos o un arma.

No invites a cualquiera

Parte de la angustia que sentimos en ‘10 Cloverfield Lane’ es que compartir búnker con personas con las que no sientes plena confianza no siempre es buena idea. El factor psicológico (y la reserva de comida) son esenciales para una estancia en el búnker lo menos “Festival de Sitges” posible.

Asegúrate de que compartes búnker con un ‘prepper’

Como bien nos enseña esta película, es necesario saber distinguir que estamos compartiendo espacio con un ‘prepper’, es decir: un “preparacionista” de acontecimientos catastróficos, apocalípticos o desconocidos. La tendencia ‘prepper’ empezó a estar en boga a partir de la Guerra Fría y, tras ella, también empezó a surgir toda una cultura del “survival horror”.