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'Scream': lo que cabe en el ombligo

Una película incapaz de ofrecer nada que no sea oportunismo y nostalgia trillada. Y, por supuesto, reírse de sí misma de ningún modo la exime de culpa.

Fotograma de ’Scream’, de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett (2022).

'Scream'

Dirección: Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett

Intérpretes: Melissa Barrera, Jenna Ortega, Neve Campbell, Courteney Cox

Estreno: 14 de enero de 2022

Hace 26 años, ‘Scream’ (1996) revitalizó el género ‘slasher’ riéndose de sus cliches mientras, al mismo tiempo, les insuflaba nueva vida para proporcionar sustos genuinos. Después de tres continuaciones durante las que la saga se centró en mirarse el ombligo, ahora su quinta entrega lleva la metatextualidad al extremo, reexplicando las reglas del cine de terror pero también criticando la cultura de los fans, la fiebre por las secuelas y el sello ‘Scream’ mismo. 

La estrategia que sigue para hacer todo eso y a la vez justificarse a sí misma no es nueva; lo que se conoce ‘recuelas’ -mitad ‘reboots’, mitad secuelas- son ya una mala costumbre de Hollywood. En todo caos, eso no supondría necesariamente un problema si, al centrarse tanto en explorar lo ‘meta’, la película no desatendiera todo lo demás. Los personajes que debutan en la saga son todos insípidos, y los que ya participaron en entregas previas no aportan motivos para aparecer en esta, sobre todo porque no participan en el nuevo misterio -un misterio que cualquier espectador atento podrá resolver en los primeros 20 minutos de metraje-; el humor autorreferencial es obvio, las referencias a la cultura cinematográfica resultan rutinarias y las escenas de violencia están coreografiadas sin estilo o inventiva. Se trata de una película incapaz de ofrecer nada que no sea oportunismo y nostalgia trillada y, por supuesto, reírse de sí misma por ello de ningún modo la exime de culpa.

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