La impronta deVenus’ consiste en mezclar a uno de los referentes de la literatura de terror con mucha cultura cañí, heridas muy abiertas, tensión y humor negro. La última de Jaume Balagueró está basada en un relato de H.P. Lovecraft y la mezcla entre el miedo onírico del autor con el chonismo funciona muy bien. El filme consigue darle una vuelta al relato en el que está basado: “Los sueños de la casa de la bruja” (1933) aprovechando uno de los recursos más aterradores del cuento; las pesadillas. El escritor supo antes que James Wan (Insidious) y otros tantos, que indagar en el origen de los sueños puede dar más miedo que las cosas malas que podamos vivir en ellos. A partir de ahí, y con el potente recurso de las brujas de Salem en el que se basa la historia original, se van sucediendo imágenes chocantes durante 100 minutos de metraje.

En mitad de todo este ambiente de brujería y fantasía, Ester Expósito se convierte en una diosa de aros dorados y oficio de discoteca en un ambiente de vudú, cosas explotando al estilo ‘Scanners’, señoras sacadas de un videoclip de Las Bistecs, tentáculos del mismo Cthulhu, puntos y grapas. Pulula también Mari Trini en una banda sonora de musica leggerissima y bakalao. Todo esto, además, sin dejar de lado los tópicos y perversiones del terror clásico: desde la casa encantada o niños angelicales, hasta el inquietante ruido de los electrodomésticos que, en su interior, se limitan a cumplir su función como buenamente pueden.

Jaume Balagueró junto a Ester Expósito durante el rodaje de 'Venus' INFORMACION

La protagonista, envuelta en un contexto de locura sangrienta y mamarracheo, representa el arquetipo de personaje femenino de terror que siempre caía la primera del grupo en la mayoría de películas del género. El espectador lo sabe: cuando los amigos de instituto entraban a la cabaña del bosque era la primera en aparecer muerta y esto es parte de la impronta sexista que el cine ha explotado hasta la extenuación durante décadas, ofreciendo de sus personajes -siempre víctimas- planos y escenas hipersexualizadas. Ese personaje no iba a ser nunca la heroína y tarde o temprano acababa siendo pasto de los zombies o del asesino del slasher de turno. En esto ‘Venus’ nos ofrece un cambio de tornas sin caer en el purplewashing, y, de forma natural y entretenida, pone en el centro del relato a la chica que siempre fue víctima para convertirla en una cosa sobrenatural y fuera de serie.

Quien vea la película podrá decir, después de pasar un muy buen rato, qué tienen en común Lovecraft, cierta canción italiana y aquella mítica que cantaYo no soy esa que tú te creías”.