En ocasiones tiramos a la basura la comida que, tras un pequeño despiste se nos ha pasado, quemado o estropeado por motivos diferentes cuando estamos a los fogones.

Sin embargo, muchas veces, estos pequeños errores que nos complican el día tienen una solución sencilla. Descubre a continuación cómo arreglar un cocido quemado, una pasta pasada, una caldo muy grasiento o un plato con mucha sal:

Cómo arreglar unas lentejas quemadas

En primer lugar, es fundamental que no remuevas las legumbres. Si huele a quemado, dalo por hecho. No es necesario que metas la cuchara para comprobarlo. Así evitas males mayores.

Lo siguiente que debes hacer es vertirlas en otra cazuela. Ponlas de nuevo en el fuego y sigue cocinándolas, añadiéndoles un poco más de agua, así como unas hojas de lechuga (o unas patatas peladas) -que servirán para absorber el sabor a quemado- y dejalas cocinando otros cinco minutos.

Por último, a la hora de servirlas, debes echar un chorrito de aceite en cada plato.

Si has echado demasiado picante

A veces ocurre que no medimos bien la cantidad de un ingrediente. Con el picante es un problema gordo, ya que produce un sabor tan fuerte que puede hacer que se estropee todo el plato y no haya quien lo pruebe. Un truco para rebajar ese sabor a picante es añadir algo de fruta o de lácteo (como utilizan muchas veces en la cocina hindú). También echar un poco de nata líquida o leche de coco puede ayudar a rebajar la intensidad.

Se te ha pasado la pasta y está blanda

Si nos pasamos unos minutos, puede suceder que la pasta cocida nos quede demasiado blanda, pero esto también tiene solución. Lo primero, lógicamente, es retirar la comida del fuego y escurrirla para que no siga poniéndose más blanda.

Si se te ha pasado poco, lávala en el mismo escurridor con agua fría y después saltéala en la sartén con un poco de aceite.

En caso de que se te haya pasado demasiado, reutilízala para una sopa o gratínala en el horno, poniéndola en la fuente añadiéndole acierte de oliva y el resto de ingredientes que tuvieras preparados.

Te has pasado con la sal

Otro de los errores más comunes es pasarnos con la cantidad de sal. Lo más adecuado para solucionar este problema es verter algo de líquido, lo cual hará diluir la potencia del sabor. También puede ser una buena solución añadir al plato alguna verdura pochada que tenga un sabor dulce, como puede ser la patata, la zanahoria o la cebolla y dejarlo cocer todo junto un rato.

El caldo está demasiado grasiento o líquido

En el caso de que un caldo te haya quedado demasiado grasiento, la mejor solución es meter el recipiente en la nevera hasta que el frío haga que la grasa se solidifique en la parte de arriba. Después, retira esa parte y habrás eliminado gran parte del exceso.

En el caso de que el caldo te haya quedado demasiado líquido en unas legumbres, lo que puedes hacer es retirar parte con un cazo y triturarlo con parte de la legumbre. Después, lo vuelves a verter y lo remueves bien, obteniendo así un caldo más consistente.