Víctor Hugo tuvo buenos discípulos. Uno de ellos, Teófilo Gautier, alabó el Fondillón en su visita a Alicante de 1850. Otros como Adolphe d’Ennery (París 1811-1899) y Philippe Dumanoir (Guadalupe 1806-Pau-Cerdeña 1865) no dudaron en introducir las excelencias de nuestro vino en una obra de teatro titulada «Don César de Bazán». Esta comedia tuvo bastante éxito entre el público galo cuando fue convertida en libreto por el propio d’Ennery. El folletín fue elevado a categoría de ópera cómica y musicado en 1872 por el gran compositor Jules Massenet (1842-1912). Su protagonista, Don César Bazán, estuvo inspirado en el personaje de Ruy Blas, creado por Víctor Hugo en 1838 La trama sucede en España y es un enredo entre el Rey Carlos II, que está enamorado de una joven y guapa cantante callejera llamada Maritana con la que no se puede casar por ser gitana. Don José de Santarém, ministro y valido del Rey, le promete que intrigará para ganarse el amor de la muchacha. Al mismo tiempo, el noble pero pobre y algo infeliz conde Don César de Bazán, se encuentra preso y condenando a muerte por batirse en duelo durante la Semana Santa al intentar proteger a un huérfano. Don José se presenta en la cárcel y convence al infortunado Don César para que se case con Maritana y así, tras su muerte, sería condesa de Bazán, favorita del rey y protectora del lazarillo. En la prisión Don José le pregunta a Don César dónde quiere ir para ser feliz y éste le responde : «A todas partes donde peleas, donde bebes, donde amas... pero las dos ciudades donde yo he pasado más tiempo han sido Alicante y Jerez. ¡Yo no sé por qué será!» Más tarde, todos reunidos dicen: «Queridos amigos os espero a cenar mañana y probar mi viejo vino de Alicante». Al final se resuelve todo el embrollo y Don César y Maritana, después de beber buen vino de Alicante, son recompensados por el Rey y se van a gobernar Granada felices y contentos.