La gastronomía española, influenciada por el Mediterráneo, es muy variada, pero hay una serie de platos que nos unen a todos bajo la idea de días de verano. Un simple bocado nos transporta a la playa, a largas tardes al sol o a las vacaciones en el pueblo.

Nuestra gastronomía es tan rica como variada, pero hay ciertos alimentos que todos, seamos del norte o del sur, asociamos con el verano y con alguno de los recuerdos ligados a nuestras vacacioens. Para unos es la sandía, para otros, las patatas bravas, o el pescadito frito, o la sangría, o los melocotones, o el gazpacho (su olor, su sabor o su simple recuerdo nos trasladan a la época estival estemos donde estemos).

Esa es la gran magia de la comida, te hace viajar en el tiempo y en el espacio sin moverte de la silla. Y es que el sentido del gusto, junto al del olfato, es un percutor automático de vivencias. Los sabores nos recuerdan a personas y eventos, aluden tiempos o situaciones que vuelven a nosotros con un solo bocado (o sorbo). Se llama memoria gustativa, y todos los seres humanos nacemos con esa capacidad, aunque está en nuestra mano (y en nuestra boca) desarrollarla.

Por eso, de la mano de Carmen Gutiérrez, propietaria del restaurante Grop, os descubrimos siete alimentos sin los que el verano parecería menos verano, y a los que podrás dar tu toque personal para viajar a ese momento tan único y especial que se ha quedado anclado en tu memoria por muchos años que hayan pasado.

1. Horchata. Todo el que haya pasado un verano en Levante relaciona el sabor de esta refrescante bebida con las tardes al sol. Ya sea líquida o en granizado, la horchata de chufa es un must del verano español. ¿La base? Chufas, agua y algo de azúcar. ¿El secreto? Puedes personalizarla como quieras. "Al igual que la horchata de almendras, o la de arroz, la horchata tradicional de chufas puede ver su sabor realzado con una cucharadita de canela o de cacao en polvo. Eso sí, bien disuelta" explica Carmen.

2. Paella. Un clásico nacional, especialmente aclamado si se disfruta con amigos y familiares. Lo que incluye o no una paella, y si es auténtica paella valenciana o una imitación, puede dar para muchos debates, pero ahí reside parte de su encanto. "Es un plato muy versátil, perfecto para compartir y que acoge con gusto la esencia de cada lugar donde se prepara, por lo que acepta: carne, pescado, pollo, marisco, verduras, crustáceos, legumbres...", y por ello es el plato perfecto para transportar a cualquiera a esas comidas en las que se juntaban todos los seres queridos y siempre había comida para un plato más.

3. Ensalada. Con el calor, los alimentos que ayudan a bajar la temperatura corporal y nos mantienen hidratados son esenciales. Las ensaladas, un básico de nuestra gastronomía, son la opción perfecta para todos los gustos. Desde la pipirrana hasta la ensaladilla rusa, hay miles de variaciones. Si te gustan los clásicos, Carmen tiene una propuesta interesante, "si te decantas por un mezclum de hojas verdes, tomate y algún otro vegetal más, prueba a añadir pipas de calabaza, de girasol o taquitos de queso fresco, aportará textura y nutrientes a tu plato sin renunciar a ese sabor tan familiar".

4. Sangría. Junto con el tinto de verano lo encontramos en todos los bares y terrazas en cuanto empieza el buen tiempo. Chispeante y fácil de beber, hay muchas marcas para elegir. Pero para disfrutar de una buena sangría, nada como prepararla uno mismo. Además, es muy sencillo. "Por cada litro y medio de vino tinto, utiliza medio litro de refresco de limón y medio litro de refresco de naranja. Añade dos cucharadas de azúcar, dos naranjas y un limón cortado en trozos. Remueve bien y enfría con mucho hielo. Esa es la base" nos cuenta el barman de Grop.

5. Pescadito frito. El verano mediterráneo, y en especial el andaluz, no se entiende sin estas delicias. Tiene la versatilidad de poder hacerse con chanquetes, sonsos, boquerones e incluso salmonetes troceados. "Pero no hay porqué limitarse a ello, mezclar estas especies con calamares, chopitos, gambas o chipirones, también fritos, da un resultado maravilloso y mantiene la esencia del plato" asegura la experta.

6. Patatas bravas. Junto con una cerveza o un vermut, son el aperitivo perfecto en los largos días estivales. Las patatas no tienen misterio: cortar en trozos grandes, cocer y freír. El toque maestro está en la salsa. "Debe picar un poco, pero sin eclipsar el sabor del tomate. Tienes que encontrar el punto justo entre la cebolla, el ajo y el pimentón picante que se adapte a tu gusto" asegura el equipo de Grop.

7. Frutas. El verano es época de sandía, melón, melocotones, albaricoques, cerezas, ciruelas, nectarinas, frambuesas (muchas frutas jugosas que abren un sinfín de posibilidades).

"Los helados de chocolate o los de vainilla están riquísimos y no hay niño que no les haga aprecio. Pero las frutas, dulces de forma natural, son una alternativa interesante y más saludable para hacer helados caseros", cuenta Carmen. Y no sólo helados, las macedonias, con un suave almíbar, los granizados y los batidos son ideales en estas fechas. "Busca especias que encajen bien con las frutas que vas a utilizar para darles una chispa de sabor. ¿Has probado alguna vez el plátano con un toque de vainilla? ¿O los frutos rojos con unas hojas de menta? Encajan de maravilla", asegura.

Ya sólo queda reunirnos alrededor de la mesa con nuestros seres queridos y disfrutar de los cálidos días de verano con este festín de sabores tradicionales que, reinventados, harán vibrar nuestras papilas gustativas.