En mi última visita a la cervecería Mavi, en la sobremesa, charlando con Luis, me comentó que uno de los mejores sitios donde había probado el pulpo a la gallega era en la Pulpería Narcea, en Santa Pola (Doctor Fleming, 4. Teléfono 966 69 08 29) y que de hecho iba de vez en cuando. Pero no es sólo el pulpo lo que «reluce» en este establecimiento que abrió el asturiano Antonio Monteserín en 1992. Un producto de primera y una cocina natural y tradicional que respeta la calidad de la materia prima hacen del Narcea un referente en la zona.

Para Antonio el secreto de su pulpo a la gallega es comprarlo bueno, «si no no se puede hacer nada», explica. Para elaborarlo primero lo descongelan y lo lavan bien. A continuación se mete y se saca en agua hirviendo tres veces, hasta que se hace como una bola. Luego se pone a hervir otra vez sobre una hora en agua con sal, hasta que coge la textura adecuada. Se saca y se coloca sobre un recipiente o jarra para que se enfríe manteniendo la forma y el punto. Luego se corta en rodajas y se coloca sobre una base de patatas «cachelos» hervidas con sal. Antonio le pone luego dos partes de pimentón picante y una de dulce, sal gruesa, aceite de oliva y al microondas.

El resultado es un pulpo a la gallega en su punto, de sabor y textura, jugoso. Ni muy duro ni muy blando. Tenía razón Luis, de los mejores que he probado.

Pulpo a la gallega, un plato delicioso INFORMACIÓN

El marisco fresco es otra de sus especialidades. La gamba roja de la bahía de Santa Pola suele ser siempre una buena elección. Aquí Antonio tampoco tiene secretos. «Comprarla en el puerto recién bajada del barco, ponerla en la plancha a fuego bien fuerte sobre sal gorda y no dejar que se haga demasiado para poder apreciar su sabor y frescura», explica. Hablamos de un producto excelso que no necesita más alharacas.

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Otro plato casi obligado en el Narcea es la fabada asturiana. Antonio utiliza todos los ingredientes traídos desde Asturias, incluso las fabes se las proporciona directamente un primo suyo que las cultiva. Para la elaboración ponen todos los ingredientes a cocer a fuego lento durante unas tres horas y de vez en cuando las «asustan» con un «chorreón» de agua fría para que corte la cocción y conseguir así que las fabes queden más blanditas. El chorizo y la morcilla se añade en la última hora para que no se pasen de cocción. Antonio también explica que para que estén realmente buenas y queden espesitas lo ideal es tomarlas de un día para otro. Las que tomé tenían un aroma intenso de autenticidad. Sabrosas y contundentes, con las fabes enteras pero cremosas por dentro. En eso momento me vino a la cabeza mi amigo Baldo, asturiano de pro, así que le llame y me dijo que conocía de sobra el Narcea y que era un sitio «digno de la mismísima Virgen de Covadonga».

Por último mencionar también que tanto las carnes como los pescados merecen también la pena, con la calidad del producto como denominador común. ¡Buen provecho!