Que la pandemia ha cambiado nuestra forma de vivir y viajar no es ninguna novedad. Las restricciones de movilidad y el miedo a los contagios ha reactivado el turismo de autocaravana. El caravaning te proporciona libertad de viajar sin ataduras, se puede planificar el viaje sobre la marcha y cambiar de rumbo en el momento que apetezca con tu furgoneta camperizada o camper. Esta forma de hacer turismo es la opción ideal para viajar si no se tiene prisa y también si se hace con familia o mascotas, tanto en verano como en otoño o invierno. Permite elegir el orden en el que visitar los destinos elegidos, así como los días que pasas en cada uno de ellos. Además, las autocaravanas te permiten viajar con seguridad al poder cumplir los protocolos sanitarios, guardar las distancias de seguridad y sentir que estás en casa para mantener todas las medidas de seguridad e higiene a las que estáis habituado tu familia y tú.

El recorrido del bolígrafo sobre las rutas más bonitas para hacer en autocaravana ruge con la misma intensidad que el sonido de sus motores. Las camper son tendencia, no siempre son tan eficientes como las autocaravanas de marcas más lujosas pero se diferencian en la comodidad y en la calidad de la experiencia, más acogedora. Las casas rodantes se ciñen a veces de forma magistral al tamaño de las furgonetas, customizadas de forma eficiente por sus propietarios. 2020 fue el año que cambió el concepto de experiencia para casi la mitad de los españoles, que se decantaron por probar el caramelo de disfrutar la vida en comunidad y al aire libre tras el impacto del confinamiento.

Las rutas en autocaravana se disparan desde 2020.

Las rutas más bonitas para hacer en autocaravana en Europa

El Algarve Portugués

Cuevas del Algarve.

Enrique Urquijo cantaba haber recorrido desde la ciudad onubense de Ayamonte hasta Faro para "beber viño amargo" y escuchar el fado sobre "María la portuguesa". La melancolía de la canción popular lusa contrasta con la alegría de sus calles, donde se palpa el bullicio y el carácter cercano heredado del pasado árabe de la región, también lo muestra la arquitectura de sus ciudades más emblemáticas: desde su capital, Faro a hasta la cosmopolita y hippie Lagos y la segunda meca portuguesa del surf (después de la icónica Nazaré) Sagres.

El paisaje paradisíaco de playas aguas turquesa y arena blanca se tuerce en grutas y acantilados fruto de la erosión del mar en la roca caliza, que dibuja tonos anaranjados de diferente intensidad. La ruta bien merece una semana y puede iniciarse en Albufeira o desde Faro, donde es recomendable disfrutar la ciudad durante varios días y sumergirse en la riqueza cultural de la ciudad, se puede viajar en barco hasta la Illa de Faro, a donde parten barcos cada 20 minutos por 4 euros. Allí el viajero se encontrará una hilera inmensa y ancha de arena blanca bañada por un agua tibia y cristalina. En el lugar donde se apean los turistas se encuentran varios bares y tabernas muy baratos en los que comer, también ofrece la posibilidad de llevar en ferry la autocaravana o quedarse a acampar por libre o dormir en un hostel.

Illa de Faro, un arenal cuyo final no abarca la vista. Raquel F. Novoa

Para una experiencia más exclusiva es preferible tomar el buque que lleva hacia a Illa Deserta, donde el acceso es más caro y exclusivo, es menos turística y hay un solo restaurante que sirve menús con estándares gastronómicos más altos que en las demás islas. Por último, la histórica Illa de Tavira merece un día de paseo y disfrute. El clásico pueblo pesquero es uno de los lugares con más encanto del Algarve.

En la capital es muy recomendable recorrer las callejuelas maltrechas y melancólicas con banda sonora propia, una pieza magistral compuesta por la algarabía de los lugareños -afables, cercanos y siempre dispuestos a ilustrar a los visitantes compartiendo con ellos anécdotas, narraciones, recomendaciones y leyendas de la región-, la efusividad de los turistas y el choque de notas de los músicos callejeros se desgarran la garganta durante el día y las cuerdas de sus guitarras durante la noche y forman parte de la variada oferta de conciertos en directo al aire libre.

En el litoral del sur de Portugal se esconden calas íntimas, infinitas, de furioso oleaje, tranquilas, agitadas, concurridas y desiertas. Hay casi tantos tipos de playas como estados de ánimo.

Si el tipo de turismo que se desea hacer es de playa, las playas más genuinas está la de Falésia, de reflectante arena blanca, considerada por los usuarios de TripAdvisor (mayor web de viajes del mundo) la 18º playa más bonita de Europa. Tiene 3 km y el mar suele estar en calma.

Playas del Algarve.

Ponta da Piedade tiene historia, desde su orilla los farallones anunciaban a los navíos portugueses su vuelta al hogar cuando Enrique El Navegante los enviaba a África. Esta playa ocupa el puesto 25 en el ranking europeo.

Otras chinchetas ineludibles en el mapa son: Olhos de Agua, Praia da Rocha, Doña Ana, Praia da Luz y Odeceixe, en Aljezur.

El lugar más pintoresco está cerca de una de las playas más turísticas, Carboeiro y Armação. En la villa pesquera de Benajil se perfila una maravilla geográfica cincelada por el mar, se trata de una cueva creada por la erosión de las olas en cuya piedra se aprecian diferentes tonos rojizos que contrastan con el azul del mar.

La manera más segura de acceder a la cueva es en barco para que los expertos acompañen al turista en un momento del día apropiado: las mareas tienen estar bajas para garantizar la seguridad del visitante. Zarpan embarcaciones desde el propio pueblo de Benajil, pero también desde las ciudades de Albufeira, Portimão, Vilamoura y Lagos.

La playa considerada más bonita del Algarve también está en Lagos, se trata de la Praia Dona Ana. La playa más bonita del Algarve, ideal para los exploradores deseosos de hacer snorkle o recorrer en kayak.

Croacia, la costa dálmata

Isla de Krk. IG

La costa dálmata es uno de los lugares que cobró más impulso turístico en la última década. Detenerse en Croacia es un acierto y visitar la Isla de Krk (se pronuncia "Kerk"), concretamente, casi una obligación, es la más grande del Mar Adriático. Lo mejor del lugar son sus playas de piedra, pero es ineludible la visita del pueblo que presume de la espectacular costa a sus pies, la isla amurallada, su casco histórico, su puerto y su Catedral. En Krk se sitúa la antigua ciudad romana de Curicum. Para terminar la jornada, nada más reparador que un baño en las en las piscinas naturales que se encuentran bajo las murallas de la ciudad.

Las playas más icónicas están en a Stara Baska, al sur de Punat. Después puedes poner rumbo a Vrbnik uno de los pueblecitos de costa con más encanto de la isla que se encuentra encima de un acantilado y goza del encanto de un cuento medieval. La ruta termina en el pueblo pesquero tradicional croata: Nijvive.

El segundo punto esencial es el parque Natural de los Lagos Plitjvice, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con 30.000 hectáreas de naturaleza dotada de una hilera de cascadas impecables. 

Por último, se sugiere una visita a los lagos turquesa de Croacia, y para quienes prefieran terminar el viaje con una ruta más urbanita, Zagreb, su capital, es el lugar idóneo.

Los fans de 'Juego de Tronos' deberán reservarse un día para ir a visitar Desembarco del Rey, ubicado en la ciudad vieja de Dubrovnik.

Las Dolomitas

Esta ruta merece una semana por la variedad de planes que ofrece. IG

Uno de los paisajes más bonitos de Europa que exige varios días de deleite en autocaravana son las Dolomitas italianas, región declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La zona acoge a turistas tanto en invierno como en verano con la multitud de dinámicas propuestas. En los meses de frío los deportes de invierno son el principal reclamo y, cuando se apean del esquí, los aventureros suelen disfrutar sus ratos de ocio recorriendo sus mercadillos medievales, sus calles empedradas y la contemplación de sus castillos.

El estío es perfecto para las actividades de montaña, desde trekking a escalada o tranquilas rutas en bicicleta. La ruta más impactante sólo es apta para hacer en verano: la de Tre Cime di Lavadero, una de las montañas más famosas del mundo, que ofrece opciones para pernoctar. Los otros dos puntos ineludibles son el Valle di Funes, verde y con una imponente iglesia tradicional y el Lago di Bries, muy masificado en verano a la vez que recomendable dado que sus aguas cristalinas son difíciles de encontrar entre los reclamos europeos de aguas dulces.

Noruega

Desde mediados de agosto pueden contemplarse las primeras auroras boreales. IG

Es la propuesta más extrema, el peaje por disfrutar de las carreteras congeladas, paisajes nevados, y sobre todo: las auroras boreales, que empiezan a esculpir el paisaje celeste a partir de la segunda semana de agosto.

La principal ventaja de viajar a la región en verano es que se disfruta una temperatura agradable que facilita el disfrute de la naturaleza y de las rutas de montaña al 100%. Se recomiendan especialmente el Preikestolen, en Kjerag o la Trollunga.

Noruega es tierra de Vikingos y fiordos pero hacer un alto en el camino para visitar ciudades como Oslo, Bergen o Tromso merece la pena. El norte ofrece paisajes como el Cabo Norte: el punto situado más al norte de Europa en el que se puede llegar por carretera.

Otras 2 recomendaciones indispensables son las Islas Lofoten, una serie de islas de antiguos pescadores, que presenta uno de los paisajes más bonitos de Noruega y los Fiordos del sur donde el viajero se topará con la estampa escandinava más reconocible.

El País Vasco Francés

La postal típica de San Juan de Luz. IG

La primera parada, San Juan de Luz, uno de los planes más recomendables es gratis: ver anochecer desde sus playas. Sobre el mar se proyecta la arquitectura típica de la región, que perfilada bajo los planos históricos vascos da forma a un pueblo pesquero centenario con una conservación del patrimonio exquisita más por el rédito turístico que por su funcionalidad actual. En invierno las lluvias intensas hacen posible el entorno verde de la zona y por las calles empedradas se distinguen motas amarillas que se mueven con la rapidez de estrellas diminutas: son los turistas con el atuendo típico de la región, el chubasquero marinero a la venta en los múltiples puestos de souvenirs que salpican sus calles principales. Se intercalan con rincones gourmet donde se sirven quesos regados en los vinos de la zona entre otras viandas de la gastronomía gala.

El segundo referente es Biarritz, histórica meca del lujo. Una pequeña ciudad donde anidaron los aristócratas europeos el siglo pasado que conserva su encanto palaciego y su histórico casino, pero que en la actualidad presenta un ambiente desenfadado y urbanita que se disfruta en los bistrós del casco histórico de la ciudad. Desde hace más de una década se erigió como destino surfero, por lo que las tiendas dedicadas al mar y a este deporte se multiplican. Por eso también se facilitaron zonas de aparcamiento de autocaravanas a pie de playa y se fomenta este tipo de turismo.

En San Pied de Port conviene aparcar la furgoneta para disfrutar de un paseo por su cuidadela fortificada a 70m de altura donde se encontraba antaño un castillo medieval. Las casas de piedra arenisca están teñidas por el rojo típico que muestra la piedra del lugar. Las primeras se construyeron en 1625 y, aunque fueron reformadas en el S. XVII, algunas todavía guardan las inscripciones de sus primeros moradores. La ruta por el País Vasco Francés puede hacerse en 4 días, pero merece una semana para disfrutar detenidamente cada punto de su geografía.