Perderse parar descubrir los espectaculares rincones, playas, calas y pueblos que esconde la Comunidad Valenciana es todo un privilegio que solo algunos conocen. Aunque parezca curioso, la provincia de Alicante esconde diferentes rutas del agua que discurren a lo largo y ancho de su territorio te harán disfrutar de unos enclaves extraordinarios. Senderos llenos de saltos de aguapozasfuentes o trayectos que finalizan en maravillosas calas te harán deleitarte con estos preciosos parajes. Si te encanta disfrutar de un paseo tranquilo y de un maravilloso baño, no te puedes perder la ruta que te proponemos hoy.

La conocida como Rambla de Puça, también llamada Rambla dels Molins, es una de esas rutas alicantinas que enamoran al visitante, un recorrido por el municipio de Petrer que sigue el curso de la rambla para descubrir cascadas, piscinas naturales o molinos históricos. La zona es muy querida por los vecinos de la zona por ser un paraje muy hermoso y fácil para el paseo. Cuenta con numerosa vegetación y dos o tres saltos de agua, en función del caudal de la rambla, en los que refrescarse en plena naturaleza.

Empezaremos la ruta en L’Algoleja, nos metemos en la rambla, convertida en vereda por su degradación, donde veremos “las cuevas del río”, casi todas están habitadas y mantienen una temperatura constante. Casi al mismo tiempo aparece delante de nosotros el primero de los molinos, el de L’Assut (antigua vaquería). Continuamos adelante, tenemos algo que se parece a una especie de torre, es la Canal de Ferro, acueducto modernista, y acto seguido vemos el Molí de Mahoma. Un poco más arriba tenemos el Molí del Pinxe y, sin salirnos de la rambla y a mano derecha, tenemos La Calera, donde se hacía la cal. Hacemos un pequeño paréntesis para fijarnos en la acequia que nos acompañará durante gran parte del trayecto y que llevaba el agua desde un molino a otro.

Cruzando un camino asfaltado que irá a parar a El Figueralet, nos encontraremos con un ensanche y, de repente, otro molino, El Turco. A la izquierda del molino alzamos la mirada y encontramos cuevas y un gran arco natural creado por la erosión. Debajo del arco tenemos un manantial de agua fría y un charco donde podemos encontrar ranas o renacuajos, según la época del año, y donde os podéis remojar. De nuevo, otro molino: el de La Pólvora. Este molino no era para moler grano sino azufre, la prueba la encontramos un poco más adelante, donde aparecen restos de un polvorín justo debajo de un gran salto, una magnífica cascada de algo mas de 15 metros escondida entre esta frondosa vegetación, que le dará el nombre a otro molino: el de El Salt.

Continuamos hacia arriba y tenemos el Molí de Ponça, perfectamente integrado en el entorno como si formara parte de la vivienda. Después de atravesar una pequeña rambla muy diferente, llena de baladres, tropezamos con el último de los molinos, Molí Ganxo, más conocido como Molí la Reixa, hoy convertido en mesón-restaurante.

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Aunque se trata de un sencillo recorrido con alguna que otra zona de baño natural, desde el Ayuntamiento de Petrer recomiendan precaución, pues no se debe ir solo, no dejar a los niños entrar a las pozas sin vigilancia y, además, no tirar basura en este espacio natural. Esta ruta se puede realizar con perros (atados) y niños. El recorrido cuenta con unos 8 kilómetros contando teniendo en cuenta la ida y el regreso, aproximadamente poco más de una hora ida y otra hora vuelta.