Es el producto estrella exportado desde Turquía. Las series conocidas como 'dizi' llegaron con fuerza al panorama televisivo ya que se agarran con fuerza a quienes se atreven a probarlas y no hay forma de soltarse. Así, cuentan con una audiencia global de 700 millones de personas repartidas en 150 países. En España no es un fenómeno nuevo, pero sí que estaban en la periferia de la parrilla hasta que el verano pasado se entrenó en el 'prime time' de Antena 3 con unas cifras espectaculares que aún mantiene.

Estos son algunos de los factores que explican su éxito.

¿Quién dijo melodrama?

Una joven viuda no puede pagar un trasplante de médula ósea para su niño de 5 años, y su suegro se niega a ayudarla porque la culpa del accidente de coche que lo dejó sin su hijo; desesperada, la pide un préstamo a su jefe, que acepta concedérselo a cambio de sexo.

Las innumerables desdichas provocadas por esa premisa componen el grueso narrativo de 'Las mil y una noches' (2006-2009), la serie que inició la expansión de la ficción turca a lo largo y ancho del mundo; la primera que triunfó en España, titulada 'Fatmagül' (2010-2012), cuenta la historia de una joven que es víctima de una violación grupal y posteriormente es obligada a casarse con uno de sus presuntos agresores; y la protagonista de 'Mi hija' (2018-2019), que actualmente triunfa en Antena3 en horario de máxima audiencia, es una niña abandonada aquejada de un trastorno genético que le provoca pérdidas de memoria.

Seguro que esos tres ejemplos dejan clara la tendencia de las 'dizi' a la hipérbole melodramática, pero por si acaso aquí van otros dos: en 'Yasak Elma' –en castellano 'Fruta prohibida'–, tres mujeres que estuvieron casadas consecutivamente con el mismo hombre adinerado que acaba de morir se alían con el fin de tomar el control de la compañía del fallecido; y Baraj –actualmente en antena en su país– cuenta la historia de un obrero con el rostro desfigurado que seduce a una joven haciéndose pasar por otra persona en una aplicación de citas y que, tras hacerse millonario y someterse a cirugía plástica, tiene un hijo secreto con esa joven después de haberse casado con la hermana de su marido. No, en serio.

Sin duda, esa capacidad para el contorsionismo argumental es lo que otorga a las series turcas buena parte de su poder adictivo.

Sus episodios están llenos de grandes revelaciones de secretos familiares y relaciones adúlteras lanzadas entre ataques de ira o silencios gélidos, de mentiras confesadas al volante de coches deportivos, riquezas que cambian de manos de la noche a la mañana y muertes sospechosas que se lloran y cinco minutos después se olvidan. Si cualquiera de nosotros estuviera en la piel de sus personajes, acabaríamos desahuciados. Ellos perseveran. 

La matemática del culebrón

Sí, su exceso folletinesco es excepcional, pero al margen de eso las 'dizi' no inventan nada. En la mayoría de los casos, sus planteamientos argumentales se basan en absolutos morales y arquetipos narrativos de eficacia probada.

Ahí están, por ejemplo, el soltero empedernido que sufrió males de amor en el pasado y por eso se cierra al amor, la madre abnegada que se desvive por sus hijos y sufre mil perrerías a causa de ello; el romance imposible entre dos jóvenes procedentes de clases distintas; el clásico e infalible triángulo amoroso. Y esos enredos sentimentales son abordados con el tipo sentido del decoro y respeto a los valores familiares que se adapta también a públicos de diferentes edades, estratos sociales y convicciones religiosas.

Una imagen de la serie 'Love is in the air'. Youtube

La carne es débil

Considerando que el romance y el salseo están entre sus ingredientes esenciales, hasta cierto punto se entiende que el éxito de las 'dizi' a menudo sea directamente proporcional al atractivo físico de sus intérpretes, y lo cierto es que la mayoría de ellas y ellos no desentonarían en una pasarela.

El éxito de 'Love Is in the Air', que Tele5 emite desde principios de 2021, ha lanzado al estrellato mundial a su pareja protagonista: ella, Hande Erçel, fue Miss Turquía antes de experimentar la fama gracias a Hayat: amor sin palabras (2016-2017), y recientemente fue elegida como la más bella del mundo por una asociación de cirujanos plásticos de Hollywood; él, Kerem Bürsin, tiene un historial conyugal en el que figuran varias actrices –entre ellas Serenay Sarikaya y Demet Ozdemir– y va camino de convertirse en el galán más querido del formato.

Pero para ello, al menos en España, tendrá que destronar al inimitable Can Yaman, que se convirtió en ídolo de masas gracias a 'Luna llena' (2017) y 'Pájaro soñador' (2018-2019) y cuya visita a Madrid a finales de 2019 generó tal revuelo entre sus miles de fans que exigió escolta policial. Yaman acaba de reaparecer en España a bordo de 'Matrimonio por sorpresa', que emite Divinity.

Las producciones televisivas turcas tienen tanta audiencia y generan tantos ingresos en publicidad que a sus productores les sale a cuenta invertir lo que haga falta en ellas, y ya se sabe lo mucho que luce el dinero bien invertido. En ese sentido, resultan especialmente deslumbrantes las 'dizi' de época y, en concreto, las dedicadas a ensalzar las glorias del pasado otomano. 'Resurrección Ertugrul' (2014-2019), centrada en la vida del padre del fundador del Imperio y catalogada como la alternativa turca a 'Juego de Tronos', ofrece trajes imponentesdecorados opulentos y escenas de batalla francamente vistosas; y lo mismo puede decirse de 'El sultán' (2011-2014), que llegará a España en breve, tras haber sumado más de 500 millones de espectadores en todo el mundo. Cardi B es fan.  

Las primeras imágenes de Can Yaman en el servicio militar causan furor en las redes sociales

Viajar desde el sofá

Buena parte de las telenovelas turcas no solo ubican muchas escenas en escenarios reales de Estambul sino que, de hecho, convierten la ciudad en una protagonista más. Y de ese modo, ambientándose en mansiones increíblemente suntuosas en primera línea de mar y ofreciendo monumentales vistas, se han convertido en una herramienta de promoción turística de primer orden.

'Amor eterno' (2015-2017) transcurre entre los barrios de Yeniköy, situado en la orilla europea del Bósforos, y Üsküdar, rodeado de reservas naturales y cementerios; la acción de 'Pájaro soñador' se desarrolla en el distrito de Tuzla, popular gracias a sus restaurantes de pescado; y el principal escenario de fondo de 'El sultán' es el Palacio de Topkapi, que en el pasado fue centro administrativo del Imperio Otomano y se sitúa entre el Cuerno de Oro y el Mar de Mármara. Las 'dizi', en otras palabras, nos dan la oportunidad de conocer Estambul sin salir de casa. Quienes quieran conseguir un pelazo como el de Can Yaman, eso sí, tendrán que desplazarse físicamente a la ciudad. 

Las series turcas, un éxito entre muchas madres, por Judith Moreno

Debemos pararnos a pensar sobre un nuevo fenómeno. La nueva adicción de nuestras madres, sí, de todas, a unas series que están robando audiencia al resto de cadenas de la competencia y que han creado unos adeptos fieles e incansables. Son las series turcas. Da igual que empiece una a las tres de la tarde y acabe la última a las diez de la noche; se pasan toda la tarde frente al televisor viendo un capítulo tras otro de unas cuatro o cinco series turcas diferentes cada día.

Pero, ¿cuál es la receta del éxito? 'Fatmagül' fue el inicio de todo. Estrenada en enero del 2018 en la cadena Nova, desde el primer momento se convirtió en líder absoluta. Fue una apuesta arriesgada que resultó ser todo un éxito.

Las series turcas triunfan porque, cuando manejan los lugares comunes de los dramas románticos, también tratan temas más rompedores empaquetados en un envoltorio de alta calidad técnica. A todo esto, le sumas exotismo y, sobre todo, actores muy guapos y ya tienes la fórmula del éxito. 

Estos personajes consiguen que la audiencia empatice con ellos de una manera extraordinaria y se ganan al público desde el primer segundo. Y, por ello, han conseguido el ejército de adeptas más fiel que podían encontrar, las madres.