Sin Buenafuente, perdemos mucho. Y Manel Fuentes, anunciando que quiere volver con un late. Socorro. En serio, que Buenafuente abandone el buque insignia de #0, el único programa que se mantiene en su parrilla desde su primer día de emisión, por mucho que diga que no se desvincula a Movistar, es una noticia triste.
Dice que seguirá vinculado a la plataforma creando ficciones. Algo sin duda positivo para él, como responsable de una productora que da trabajo a muchos profesionales, pero desolador para los miles de espectadores que en el último lustro hemos esperado que fuesen las once de las noche para que su monólogo nos iluminase el alma.
Los de su quinta, los que somos algo mayores que él, y los que le pisan los talones constituimos, en bloque, el grupo que mejor le entendemos. La muchachada está con Broncano (La Resistencia, otra producción de El Terrat).
Bien hubiese hecho Andreu Buenafuente, siquiera como obra de caridad, en echar un cable a la televisión pública y pasar una temporada siquiera, compitiendo contra El hormiguero y El intermedio. No creo que sus amigos Jorge Salvador y Wyoming se lo fueran a echar en cara. ¡Pero es que La 1 está tan necesitada a esas horas de televisión de calidad!
Aunque si ustedes ven el palmarés de los Premios Iris, que conceden los Académicos de Televisión y se entregarán la semana que viene, comprobarán que han dado el premio al mejor programa de televisión a Viaje al centro de la tele. Y se han quedado tan anchos. Si Andreu me lee creo que me entenderá perfectamente.
A fin de cuentas TVE se ha portado muy bien con él y con Silvia Abril, que colabora en La hora D, tras presentar dos galas Goyescas. Qué pena.
