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En danza, pero menos

El espacio estará dirigido por el bailarín Antonio Najarro.

Concluyó Un país en danza sin dar respuesta a las expectativas que se depositaron en él. Con decir que solamente pudo cubrir ocho entregas de las trece habituales que contienen este tipo de espacios divulgativos está casi todo dicho. La serie dirigida por Antonio Najarro estuvo llena de lugares comunes. Y ese es el problema. Que apenas salió de ellos para profundizar en las diferentes disciplinas y aristas de este arte escénico tan complejo. Por supuesto que las imágenes eran bellas, porque el baile lo es. Pero en esta ocasión falló un buen guión vertebrador que lograse articular un trabajo fundacional sobre el tema, del que hasta ahora está carente la televisión pública.

Si comparamos Un país en danza con Un país para comérselo, Un país para cantarlo y Un país para reírlo, coincidentes solamente en el título, pero con autorías bien diferentes, comprobaremos que el de la danza es el que pierde en cualquiera de los baremos. Siendo el único cuyas entregas sólo duran 25 minutos en lugar de una hora, ni siquiera da pie a completar las trece que impone un trimestre.

La división temática (el cine, el teatro, las coreografías de la natación sincronizada) en principio, podría ser una buena idea de partida desde la cual emprender un viaje riguroso que atravesase los complicados meandros a los que conduce esta ingrata profesión. Pero, como decíamos al principio, todo se quedó en generalidades, en lugares comunes, en una especie de introducción general que deja el panorama llano para que venga otra productora que emprenda la serie definitiva sobre la danza en nuestro país. Esta vez inventariada por bailarines, por regiones, por estilos. Quién sabe. Afortunadamente, en la televisión cultural todavía hay mucho por hacer.

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