Ainhoa Arteta fue la invitada de 'Mi casa es la tuya' en la noche del sábado 9 de abril. La cantante, concedió a Bertín Osborne una de sus entrevistas más sinceras, en la cual relató algunos de sus episodios más traumáticos. "A los seis años, cuando yo iba a jugar con mis cromos, un tío me pidió que le ayudase a bajar los paquetes de casa de su madre y yo le hice caso. Según subía las escaleras, esa persona iba haciendo algo que sabía que no estaba bien. Me salvé gracias a mis gritos porque las vecinas salieron. Imaginaros cuál fue mi trauma que cuando llegué a casa me había defecado", narró la artista.

Sin embargo, ese episodio no fue a más y solo quedó en un susto, algo completamente diferente a lo que le sucedió en Nueva York: "Cuando estudiaba en Nueva York, un hombre me siguió desde el metro y me violó justo antes de entrar en mi apartamento. Se coló entre las dos puertas que había en mi apartamento. No sé si estuve una o dos horas tirada en el suelo y no podía reaccionar, solo temblar", contaba Arteta.

"Estas cosas te dejan muy marcada y ahora no aguanto ni un susto. De hecho, me llamaban 'Lady Corcho' porque no me hunde nadie. Estoy convencida de que estos episodios de mi vida han hecho que sea más reticente a las relaciones", explicaba la cantante que ha visto cómo no cuajaban ninguno de sus cuatro matrimonios. De hecho, asegura que en el amor "siempre he sido más bien arisca y he dado más de un bufido y de cine. Soy siempre yo la que escojo y se me da fatal escoger. Las relaciones que he tenido siempre han sido longevas y nunca he sido infiel", expresaba Arteta abriendo su corazón.

Durante la entrevista, también hubo tiempo para hablar del duro golpe que supuso para ella contagiarse de coronavirus: "Casi me muero, aunque yo no me enteré prácticamente hasta después. Sufrí una sepsis provocada por un cólico nefrítico que se complicó y que me provocó un fallo multiorgánico. Me tuvieron que trasladar un helicóptero y casi no llego al hospital. Allí los médicos tuvieron que tomar una decisión complicada. Me indujeron al coma y estuve así seis días. Cuando salí del coma, me enteré de que me daban tres horas de vida porque no reaccionaba a ningún medicamento".

"Solo me quedaba la penicilina , a la que yo era alérgica desde pequeña. Los médicos decidieron probar porque no había más solución y la penicilina me dio una alergia cutánea, pero me salvó. Desde ese día yo celebro la vida, por muchas cosas que me pasen", decía la soprano esperanzada.

No obstante, la artista narró un último episodio que casi la deja sin voz: "Tuvieron que operarme y tengo varios injertos y amputaciones. A raíz de una de las intubaciones se me cerró un ganglio de la cuerda derecha y me quedé sin voz, sin poder hablar ni cantar. En noviembre me operaron a cuerda abierta y todo salió bien". A pesar de todas las duras vivencias que contó, Ainhoa asegura ser "una persona afortunada" y se siente agradecida con la vida porque "he podido dedicarme a lo que siempre me ha gustado, he tenido hijos y no me he dejado nada en el tintero".