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Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal | Esperar un minuto en un Rolls Royce debe de ser muy duro

Visto por la tele, el desfile militar en Madrid ha producido algún momento de pintoresca iridiscencia. La más llamativa, la interpretación que ha hecho A-3 TV (‘Noticias’, 15 h., Sandra Golpe) acerca de ese minuto de retraso que ha protagonizado Pedro Sánchez, con los Reyes esperándole dentro del vehículo.

¡Ah! Para este noticiario ha sido algo intolerable. Nos decían: "¡Es inédito! ¡No había pasado nunca! ¡Una descortesía difícil de justificar! ¡Sánchez llega tarde y obliga a esperar a los Reyes en el coche!". Hombre, esperar un minutito dentro de un Rolls-Royce debe de ser muy duro, no lo pongo en duda. No obstante la interpretación de este noticiario fue más allá. Nos decían que eso de llegar un minuto tarde en realidad ha sido una estrategia de Sánchez calculada de antemano. "Ha intentado evitar los abucheos haciendo coincidir su llegada con la llegada de los Reyes. ¡Pero ha apurado tanto que los Reyes han tenido que esperar!". Curiosa interpretación. De ella se desprende que el gran problema del presidente del Gobierno es que va sin reloj por el mundo. Naturalmente este insoportable minuto de espera en el interior de un Rolls-Royce ha dejado la ausencia de Carlos Lesmes y de toda la cúpula del poder judicial en segundo término informativo. Viva el periodismo.

La genuflexión intermitente de Ayuso

De todas las criaturas que en esta jornada rimbombante, bélica y festiva se han sometido al besamanos regio, solo he visto genuflexar a una: a Isabel Díaz-Ayuso. Genuflexó ante los Reyes de manera intermitente. Antes del desfile militar, en la parada del Paseo de la Castellana, sí; pero luego, en la recepción del Palacio Real, no. ¡Ah! Como los pimientos de Padrón: unas veces pican y otras ‘non’. Respecto a la ingente masa de selectas criaturas invitadas al besamanos del Palacio Real, me ha parecido oportuna la retranca del profesor Antón Losada en ‘Hablando claro’ (TVE-1). Dijo: "Tener a 2.500 personas en fila, y saludarlas una a una, eso sí es una tortura para los Reyes. Fijaos que hasta les han programado cuatro pausas para que vayan a hidratarse". Sí señor, para hidratarse y supongo también para aliviarse. Como ya dijo hace muchos años aquel estupendo, irónico y monárquico ‘nostrat’, Antoni de Senillosa: "Para ser un buen Rey, o una buena Reina, lo más difícil es aprender a aguantarse el pipí".

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