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Recuerdo y olvido

«Pensé ponerle a mi casa de campo un nombre: El Olvido. Luego pensé "Qué buen nombre para los que mal me quieren y se llaman mis amigos". Le puse por nombre "El recuerdo", y di el olvido al olvido».

R afael Alberti escribió este poema para su amigo Paco Rabal , y en forma de mosaico está incrustado en la fachada de la casa de Paco, en Alpedrete, en plena sierra madrileña. Siempre me hicieron reflexionar estos versos porque tanto recuerdo como olvido me parecen palabras muy interesantes, especialmente la primera. ¿Cúantas veces se hemos utilizado el verbo recordar, casi siempre como símbolo de algo placentero ¿Y cuántas utilizamos la palabra olvido como algo peyorativo y, por lo general, como símbolo de algo desagradable Discrepo de esto último, muy al contrario de la opinión generalizada creo que no hay que recurrir al olvido como tabla de salvación, sino ir incorporándolo al concepto de recuerdo aunque modificado, suavizado, para que no cree dolor. En resumen: el concepto de olvido debiera revisarse con frecuencia. Ana Belén (mi muy admirada y polifacética artista); me decía el oreo día: «No recuerdo haber sido tan feliz nunca como con esta "Fedra" (que está representado en Madrid y que veremos en breve en nuestro Teatro Principal);, es como si me hubiera tocado la lotería». Imagínense, una artista de tanta experiencia y que suele tocar todos los palos (y todos muy bien); es capaz de ilusionarse con el último trabajo, disfrutar de y con él sin renegar de trabajos anteriores. La primera vez que la vi (¡ay, los recuerdosÉ!); fue en la plaza del Ayuntamiento representando la «Numancia» de Cervantes (quince añitos tenía la moza y ya un papel de protagonista);. Más tarde llegaría «Sabor a miel», con Poncela y la inolvidable Laly Soldevilla , hasta que coincidimos en un curso de teatro con William Layton en el TEI de Madrid; por allí andaban también Julieta Serrano , Berta Riaza , Enriqueta Carballeira ... todas ellas actrices que escapaban a la tónica general de hacer del teatro simplemente un «modus vivendi» para profundizar en él y en ellas mismas. Ana me fascinó de inmediato, a pesar de no ser la clásica simpática, actitud que encubría una enorme timidez, y que todavía ejerce.

Podría pasar horas haciendo un repaso a mis recuerdos profesionales (buenos); y pocas pensando en los olvidos que probablemente favorecerían mi salud mental. No es necesario; en el primer caso casi todos los recuerdos son buenos y placenteros (excepción hecha de la «Viuda reposada» -de Rabal - y mi ex amiga de siempre, a la que seguiré sin nombrar);. Unidos a alguna que otra traición, desilusión y estafa o fraude emocional, por suerte pocos, y que intentaré reconvertir en lecciones de las que aprender para dejarlos más tarde instalados en mi mente, en mi alma: recuerdos y olvidos. Solo hay un personaje que me tiene descolocado, a quien quisiera olvidar de inmediato y también recordarle siempre como ejemplo de lo que no debe ser una actuación política. Como habrán adivinado me estoy refiriendo a nuestro alcalde, a quien considero culpable de muchas cosas negativas para la ciudad, culpable creo que más por omisión que por acción. Nunca entenderé que haya salido reelegido cuatro veces, mientras la mayoría de los ciudadanos se quejan de lo mismo que yo de la falta de entusiasmo, entrega y trabajo visible. Pero ahí lo tienen, a pesar de todo. Y porque también a pesar de todo el votante actual es acomodaticio y muy cobarde. Pero en fin, los designios del Señor son insondables...

Una semana en el pueblo de Sella M i familia me ha vuelto a secuestrar llevándome una semana al querido pueblo de Sella, donde he vuelto a recargar pilas rodeado por una vegetación verde y limpísima consecuencia de las últimas y fuertes lluvias. Allí me encontró Carlos Ballesteros , la cabeza más importante del teatro español de los últimos cuarenta años, inolvidables «Abelardo y Eloisa», «Julio César», «Otelo», «Anillos para una dama»... entre otras muchas. Vive desde hace diez años en Altea, absurdamente desperdiciado por las autoridades culturales de la ciudad. Acaba de publicar su tercer libro de humor teatral, que será presentado en breve en la Universidad de Alicante y que no dudo en recomendarles.

Es tarde. Y todavía debo cumplir con mi ritual de desmontaje de piezas porque sigo en estado de reparación. Mejor eso que el estado de derribo, ¿no creen Tranquilícense mi huevero, carniceros, Paco Tono . Vicente Leal ... que me animan a mantener mi contacto epistolar con ustedes. Así que hasta que se encuentre la pieza fundamental de mi carrocería y deba obligatoriamente ausentarme por lo menos por un mes, intentaré no fallarles.

* La perla. Huye de las tentaciones... despacio, para que puedan alcanzarte.

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